Dagoberto Valdés Hernández: EL MITO DE LAS MASAS. LA OPINIÓN PÚBLICA
Tomado de https://centroconvivencia.org/
EL MITO DE LAS MASAS
Por Dagoberto Valdés Hernández
Mayo 5, 2025
He escuchado en estos días, después del primero de mayo, a personas que expresan su decepción por aquello de que “van muchas personas a marchar estando la situación tan crítica, sin tener que comer, ni agua, ni corriente, ni medicamentos…”. Visto así puede ser desalentador, yo prefiero mirar a la profundidad del hecho para que no nos penetre un mensaje ilusorio.
Comencemos diciendo que en los países donde se ha impuesto un régimen totalitario, es decir, que controla todas las instituciones, los centros de trabajo, las escuelas, y hasta la vida misma de los ciudadanos, hay creados unos mecanismos de presión, de chantaje, que no solo coaccionan a una gran parte de la población, sino que las amenaza con perder el trabajo y con perder la carrera universitaria o posiciones ventajosas en la sociedad. Es verdad que lo ideal sería no ceder al chantaje, no doblegarse ante las presiones, pero no todo el mundo tiene vocación de mártir civil o incruento.
Sin embargo, también es verdad que, para el nivel de control total sobre los centros de trabajo, estudio, instituciones burocráticas, barrios y personas, el porciento de los que van a desfilar es mucho menor que la población activa y consciente. Solo se necesitaría, para darnos cuenta de la proporción mínima, calcular el total de la población cubana y la cantidad de personas que desfilan, incluso teniendo en cuenta las abultadas cifras oficiales.
Solo un ejemplo: la población de La Habana oficialmente es de dos millones, 156 mil, 350 habitantes, según estimado de 2024, y según cifras oficiales desfilaron unos 600 mil habaneros, lo que significaría solo el 27,8% de la población de la capital, siempre considerando que los cálculos de participantes son los del régimen. No llega ni a un tercio de los habitantes de La Habana. Si eso fuera un referendo libre, evidentemente se podría considerar que ni la mitad de la población, ni siquiera la tercera parte, apoya al sistema. Pero estos son solo cálculos aritméticos aproximados y difusos. Otra cosa sería medir la opinión del pueblo cubano en cada cola, en cada esquina, en cada apagón, en cada hospital de Cuba. Todos sabemos cuál sería el resultado.
El mito de las masas
Profundizando en el análisis, podríamos considerar otra forma de abordar este fenómeno de los desfiles que tanto desánimo y frustración produce. Se trata de uno de los mitos más alimentados por el régimen: el mito de las masas.
Comencemos por recordar lo que significa la palabra “mito”. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE), mito es una: “Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Historia ficticia que encarna algún aspecto universal de la condición humana”. Y la RAE fija como sinónimos de mito: “fábula, leyenda, ficción, quimera, invención, cuento”. El Diccionario digital de Conceptos define que “Un mito es un relato tradicional, sagrado, dotado de carácter simbólico, que narra como si fueran reales, acontecimientos extraordinarios y trascendentes”.
En este sentido podemos afirmar que las revoluciones, en todos los tiempos y geografías, han construidos sus propios mitos. Uno de ellos es “el mito de las masas” que es el relato ficticio y fuera del tiempo histórico, que narra como si fuera real que las masas tienen pensamiento y voluntad propios, y son las que protagonizan acontecimientos extraordinarios y heroicos.
La historia y la experiencia de muchos pueblos demuestran que esto no es más que un mito, un relato construido para apoyar el protagonismo y el poder de un pequeño grupo. Podemos poner algunos ejemplos:
Las masas enardecidas que recibieron a Jesucristo en su entrada en Jerusalén aquel primer Domingo de Ramos fueron las mismas que al viernes siguiente vociferaban: crucifícalo, crucifícalo. Mientras que la verdadera trama la tejían las autoridades civiles y religiosas usando a las masas como presión y apoyo. Las masas sin criterio y sin voluntad propia son las mismas que un día apoyan a Cristo y otro día apoyan a Pilato. El mismo Jesús lamenta la vaciedad y lo variable de su pueblo cuando dice: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como junta la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! ¡Miren cuán desolada queda la casa de ustedes!” (Mateo 23, 37-38).
Una de las enseñanzas de este pasaje para Cuba hoy es que: con las masas no se construye la unidad de los pueblos. Es educando sus conciencias, enseñándoles a pensar y construyendo consensos de mínimos en la pluralidad, cómo se puede alcanzar la unidad respetando la diversidad de roles de la sociedad civil.
Otro ejemplo, más reciente: En los últimos momentos antes de la caída del régimen de Nicolae Ceausescu en Rumanía, todos recordamos las imágenes de aquella plaza en la que la masa, veleidosa y tornadiza, se congregaba para aplaudirlo. Dios quiera que en Cuba no suceda ni como en Jerusalén ni como en Rumanía, porque la actitud de las masas ha sido históricamente voluble. Masa no es pueblo. Masa no es comunidad. La nación es la comunidad de personas libres y responsables. Eso queremos que sea Cuba: una nación libre y soberana, unida en la diversidad.
La opinión pública
Por mucho que la propaganda repita hasta la saciedad que la situación es otra, todos los que vivimos en Cuba sabemos cuál es la realidad. Por mucho que organicen desfiles y actos de masas, todos los cubanos, incluidos los que van al desfile y los que lo organizan, sabemos perfectamente cómo está la situación en Cuba y en qué etapa terminal está la crisis sistémica en que vivimos o sobrevivimos. La masa es a la propaganda lo que la opinión pública es a la realidad. Masa y propaganda son volubles y cambian en un día. La opinión pública y la realidad son tozudas y llevan tiempo y trabajo perseverante para cambiarlas.
No en vano respondió el Padre Félix Varela a esa pregunta que desanima y paraliza: “…a los que siempre andan diciendo: ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Es preciso ponérselo? …Fórmese la opinión y basta… y perciba todo el mundo que los ánimos están de acuerdo y entonces… ¡Gato escaldado, del agua fría huye!” (Varela, F. “El Habanero” II, 239).
En Cuba hoy, todo el mundo percibe la realidad que estamos viviendo. Los ánimos de los cubanos de hoy no están para creer en mitos sino para transformar las realidades.
Los mitos caen cuando la realidad se impone. Y cuando los mitos caen, los ánimos se levantan.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
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Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2007.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.
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Nota del Bloguista del Bloh Baracutey Cubano
Recientemente Dagoberto obtuvo el grado de Doctor por una universidad en España.
Tomado de https://centroconvivencia.org/
Palabras del Director de Tesis Doctoral de Dagoberto Valdés Hernández. Madrid, 21 de enero de 2025
Por Dr. José Ángel Agejas
Con la venia del tribunal
Agradezco al presidente la oportunidad que me brinda de tomar la palabra en primer lugar para comentar, como director de la tesis que el doctorando Don Dagoberto Valdés Hernández acaba de exponernos, con el título: “Fundamentos antropológicos y filosóficos en la obra de José Martí: un proyecto humanista para la sanación del daño antropológico y la reconstrucción de Cuba”. Estimo oportuno destacar algunas cuestiones relativas a su trabajo que, a mi juicio, ayudan a comprender algo mejor el marco teórico y vital del que surge esta investigación, el alcance de sus logros y las posibles limitaciones que hayan podido descubrir en ella.
Ha sido un honor para mí dirigir y acompañar a don Dagoberto en su minucioso, exigente y riguroso trabajo de lectura y análisis de la obra de José Martí. Cuando don Dagoberto se dirigió a mí para solicitar mi acompañamiento en estos años de trabajo, he de reconocer que me sorprendieron dos cosas que veo muy oportuno destacar aquí: la primera relacionada con su capacidad de trabajo y formación, era su humildad, una virtud esencial en el genuino trabajo intelectual que se disponía a emprender. No hacía alarde ni de su elevada preparación ni de su dilatada experiencia. Y la segunda, más directamente vinculada con el tema de la tesis, era su amplia experiencia en el conocimiento de las cuestiones sociopolíticas muy especialmente en su amada Cuba natal.
Además, creo que es de justicia mencionar el especial esfuerzo que para don Dagoberto ha supuesto mantener la disciplina de trabajo científico y académico en las particulares condiciones que atraviesa la sociedad cubana y que, si bien todos conocemos en abstracto, se convierten en un auténtico y sorprendente viacrucis cuando uno concierta una reunión online y le cortan o bien el suministro eléctrico, o bien el acceso a Internet… O cuando es llamado una y otra vez por las autoridades policiales para que dé minuciosa cuenta de sus encuentros con estudiosos o activistas de la diáspora cubanadurante los viajes de estudios a España o a otros países del entorno norteamericano.
Como el tribunal ya conoce por la documentación que aportó el doctorando para la defensa de su tesis, junto a su amplia formación intelectual que comprende su ingeniería, master en ciencias sociales, es de justicia señalar los diversos premios internacionales por su trabajo en pro de la justicia, la paz y la convivencia. Al mismo tiempo, destacan en este sentido su más de 20 años en el think tank actualmente denominado Centro de Estudios Convivencia (CEC) heredero y continuador del extinto Centro de Formación Cívica y Religiosa.
Su investigación ha supuesto, además, un claro desarrollo de la labor científica en el marco del espíritu y misión de la Universidad Francisco de Vitoria donde el diálogo entre fe y razón permite el desarrollo de una ciencia abierta en la que las relaciones efectivas entre los marcos teóricos y hermenéuticos de las distintas ciencias superan el bloqueo y reduccionismo ideológicos para acercarse al conocimiento tanto de la obra de José Martí como de la realidad social cubana, con la narrativa propia de quien busca comprender para promover la dignidad de la persona y el bien común.
La recuperación de la obra del padre de la patria cubana y la fecundidad real y nada ideológica de su pensamiento es uno de los méritos que me gustaría destacar de este trabajo a la luz de estas claves epistemológicas.
Otro de los méritos de esta tesis es la coherencia, unidad y sistematicidad con los que la madurez intelectual del doctorando ha elaborado un itinerario de lectura de la obra de José Martí rico en proyección y matices al tiempo que plenamente coherente con el autor, su formación, su biografía y sus intenciones, lejos de manipulaciones sectarias o ideológicas.
Me permito destacar, por último, el esfuerzo de síntesis clarificadora que en la tesis ha llevado a cabo de un pensamiento que puede dar lugar a prolijos desarrollos y ensayos que, estoy convencido, serán uno de los frutos en la prospectiva de ese trabajo, pero que por rigor debían quedar en este momento, precisamente, esbozados como líneas o prospectivas de investigación y difusión para el futuro.
Lejos de la comodidad por lo ya alcanzado, su espíritu de trabajo destaca en las incontables actividades del mencionado Centro de Estudios y, particularmente, en los análisis semanales que publica acercando ese diálogo entre ciencia, razón y fe, para comprender mejor el día a día de su país. Baste apuntar aquí, por ejemplo, su columna de este pasado lunes (20 de enero) acerca de las excarcelaciones de presos políticos y las claves que ofrece para comprenderlas y valorarlas adecuadamente. El daño antropológico, la propuesta humanista y el vínculo con el día a día a los que alude el título de la tesis, tienen en estas columnas semanales un claro ejemplo de fecundidad y desarrollo.
Y en esta línea no puedo dejar de señalar algo nada casual. Precisamente hoy, hace 27 años, iniciaba Juan Pablo II la primera visita de un Papa a Cuba. En las palabras de despedida, en el aeropuerto de La Habana, el Pontífice señaló: “Antes de abandonar esta capital, quiero decir un emocionado adiós a todos los hijos de este País: (…), confiando en que continuarán conservando y promoviendo los valores más genuinos del alma cubana que, fiel a la herencia de sus mayores, ha de saber mostrar, aun en medio de las dificultades, su confianza en Dios, su fe cristiana, su vinculación a la Iglesia, su amor a la cultura y las tradiciones patrias, su vocación de justicia y de libertad. En ese proceso, todos los cubanos están llamados a contribuir al bien común, en un clima de respeto mutuo y con profundo sentido de la solidaridad”. Como puede fácilmente comprobarse, el trabajo de esta tesis engarza perfectamente con aquella invitación del Papa Magno de mantener la fidelidad a la herencia recibida y promover los valores más genuinos del alma cubana y alentar el trabajo en pro del bien común.
A este tribunal compete valorar realmente los méritos y logros del trabajo del doctorando. Las limitaciones y fallos del mismo son consecuencia no buscada de la poca pericia de este director. Aprovecho la oportunidad para agradecer, una vez más, a este tribunal su trabajo y atención, y al doctorando la confianza depositada en mí.
Muchas gracias.
Etiquetas: 1 de Mato, acto, antropológico, asistencia, cálculos, cuba, Dagoberto Valdés, daño, desfile, La Habana, manifestación, masas, mito, opinión, pública
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