Arrogancia sin límites
2006-2-19
Por Lic. Oscar Espinosa Chepe
Un nuevo ataque contra los corresponsales de prensa extranjeros en La Habana se ha producido. En esta ocasión, el objetivo ha sido la periodista Vanesa Arrington, de la agencia de noticias Associated Press por un artículo sobre la corrupción en Cuba.
La persona que realizó la descalificación es el Sr. Orlando Oramas León, mediante un trabajo aparecido en el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, el 13 de febrero pasado.Su crítica, desconsiderada, no toma en cuenta la objetividad e imparcialidad de la Srta. Arrington, quien en su despacho a la vez que expone cuestiones que todo el mundo conoce en Cuba, también puntualiza su positiva apreciación por rasgos de los cubanos, subrayando sus características solidarias y su disposición a compartir, a pesar de sus carencias, con pueblos necesitados incluso bien distantes geográfica y culturalmente.
En el artículo de Oramas León, si algo se destaca, además de sus injustas imputaciones, es su desconocimiento de la realidad nacional, increíble en un periodista como él quien además de escribir en Granma, participa con frecuencia en las famosas Mesas Redondas de la televisión cubana.
Llama la atención su ataque, sin mencionar el nombre, a quien le señaló a la Srta. Arrington que "prácticamente nadie puede vivir en Cuba trabajando honestamente", lo que aparece recogido en el trabajo de la periodista norteamericana. En realidad, el criterio sobre la situación del salario en Cuba no es original, puede oírse en esquinas, plazas, transportes, colas, y cualquier lugar. Un consenso que esta hoy por encima de las ideologías políticas, porque es lo que viven diariamente los cubanos.
Incluso, altos dirigentes gubernamentales en muchas ocasiones han reconocido que el salario ha dejado de ser un elemento movilizador de la productividad, incapaz de motivarla y de sostener la vida de una persona en las actuales condiciones. Ese elemento también está presente en las insignificantes pensiones, en una economía que, aunque se niegue, sigue de forma encubierta bajo el signo de la dolarización.
Arrogancia...2
Según datos brindados en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuada en diciembre pasado, los ingresos medios mensuales de los trabajadores cubanos ascendieron a 398 pesos corrientes en el 2005. Eso significa un equivalente a 15.92 pesos convertibles (CUC), o sea 17.82 US dólares, al cambio oficial, sin la aplicación del gravamen.Pero no todos en Cuba tienen ese nivel de ingreso. El salario mínimo es de 225 pesos corrientes al mes (9 CUC). La situación de los pensionados, por supuesto, es mucho peor, cuando más del 50,0% recibe 164 pesos corrientes (6.56 CUC), y el promedio de las pensiones podría estar alrededor de los 200 pesos corrientes mensuales ( 8 CUC), luego de los ajustes recientes.
Podría pensarse que en Cuba, con la venta por el racionamiento y sus precios subvencionados, la situación de los cubanos mejora. En realidad, hasta 1990, ese sistema permitía subsistir aunque fuera muy austeramente. No obstante, con la pérdida de las subvenciones del bloque soviético, la situación ha cambiado desfavorablemente, reduciéndose radicalmente la cantidad y calidad de los productos vendidos mediante la llamada "libreta de abastecimiento", al punto que se reconoce oficialmente que la "distribución racionada de alimentos para toda la población a precios subsidiados,...garantiza aproximadamente la mitad del consumo de calorías per capita diarias de los cubanos y cubanas" (Segundo Informe del Gobierno Cubano sobre el Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Julio, 2005). Muchos especialistas consideran ese criterio extremadamente optimista; sin entrar a analizar el nivel de suministro racionado de proteínas y grasas comestibles, todavía en un estado más catastrófico.
En estas condiciones, la población cada día más se ve obligada a comprar sus alimentos y otros productos básicos (desde hace tiempo terminó la venta de ropa, calzado y otros productos por la vía racionada) a los precios de oferta y demanda. Así, los consumidores tienen que pagar un litro de aceite a 2.15 CUC, un kilogramo de leche de vaca en polvo de producción nacional a 5.75 CUC, un kilogramo de muslo y encuentro de pollo a 2.75 CUC, entre otros productos esenciales para la vida humana,- sin mencionar la carne de res y otros alimentos vedados para la inmensa mayoría del pueblo - vendidos en tiendas del Estado, cuando a los trabajadores abrumadoramente no se les paga en pesos convertibles.
Arrogancia...3
Podría preguntarse: ¿Cómo viven los cubanos? En primer término mediante las remesas, fundamentalmente enviadas por personas que viven "en territorio enemigo..."; de las propinas, pero para trabajar en lugares de acceso al turismo hay que ser "idóneo", ser o parecer obediente al régimen; acceder a trabajos con extranjeros también con el mismo condicionamiento político, para lo cual muchos compatriotas tienen que adoptar formas de vida que muchas veces sus conciencias les reprochan... La muy mentada y famosa "doble moral", con la subsiguiente pérdida de valores éticos en el ser humano.
En este contexto, donde la mayoría no puede vivir honestamente de su trabajo, surge la corrupción y el delito a los niveles que el propio Estado ha reconocido. Si el Sr. Oramas tiene dudas de que eso existe, pudiera leer intervenciones recientes de altos dignatarios cubanos publicados en el periódico Granma, de los que se derivan hechos tan elocuentes como que en la segunda ciudad del país se ha estado "desviando..." el 80,0% del combustible comercializado. Un verdadero récord mundial en materia de corrupción que desvela una situación de incapacidad y degradación impresionante.
El salario en Cuba no es el único problema. Paralelamente existe una situación de descontrol de los recursos del Estado debido, fundamentalmente, a un sistema que en su afán de querer controlarlo todo, no controla nada. Así, hemos llegado a una nueva categoría de contabilidad, "la contabilidad no confiable...", con almacenes donde existen millones de dólares, en ocasiones sin controles adecuados, o sea un paraíso para el robo y la especulación, en un país donde todo escasea.Por otra parte, los trabajadores que en su inmensa mayoría por muchos años creyeron que en realidad estaban construyendo el socialismo y en la existencia de un clima de la justicia social, hoy están conscientes de que todo ha sido una gran falsedad. Se sienten convertidos en meras piezas de un mecanismo estatal que no los tiene en cuenta, si no es para exigirles y explotarlos sin poder defenderse al no estar permitida la vigencia de verdaderos sindicatos. Han comprendido la falacia de la supuesta propiedad social sobre los medios de producción y la real creación de un capitalismo de estado regido por un grupo de poder con intereses distantes de las aspiraciones de los trabajadores.
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Este estado de cosas, por supuesto, contribuye también al robo y el delito; opinión que incluso es compartida por conocidos pensadores marxistas como el Sr. Heinz Dieterich, filósofo alemán, quien recientemente en su trabajo "Cuba: Tres Premisas para Salvar la Revolución a la Muerte de Fidel Castro", publicado en la página web Rebelión, apunta: "La propiedad productiva en Cuba se encuentra, esencialmente, en manos del Estado, no en manos de las mayorías. Si fiíera de las mayorías, las mayorías las protegerían, porque es de sentido común que nadie se roba a sí mismo. El hecho de que se la roba y maltrata tiene una lectura irrefutable: la propiedad estatal es percibida por muchos como una propiedad ajena o anónima, que se puede privatizar a través del robo...".
Como se puede apreciar, las causas de la creciente corrupción en Cuba tienen sólidas bases en el sistema, y mientras que esto no se reconozca y se actúe consecuentemente, todo lo que se haga contra esa lacra lejos de eliminarla, podría contribuir a su crecimiento.
Lamentablemente, el Sr. Oramas también se deja llevar por los conocidos manejos de la Policía Política cubana, para la cual todo el que exprese sus opiniones sobre aspectos inaceptables presentes en el país o realice propuestas pacíficas para poner fin a la crisis, en un marco de reconciliación nacional, se le califica de agente de Estados Unidos. Esa es una vieja estratagema del totalitarismo, en todas las épocas, para justificar su atropello interno. Se equivoca el Sr. Oramas al querer imputar a otras personas sólo ver las manchas en el sol, cuando en realidad mayoritariamente existen tinieblas.
La Habana, 16 de Febrero de 2006
Lic. Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente
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