LAS EXTRAÑAS CONSULTAS DEL DR. CANO. || KILO 5 , UNA BARBACOA DEL INFIERNO || EL GLOBO Y LA LLAMA
Las extrañas consultas del Dr. Cano
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Raúl Rivero, Madrid
martes 14 de febrero de 2006
Su gabinete profesional era una celda sucia, asediada por alimañas, donde el médico podía dar sólo seis pasos. Su bata, un camisón gris de lienzo basto que traía de fábrica unos lamparones de sudor. Lo aislaba del resto de la humanidad un enigmático candado chino, producto de la solidaridad del capitalismo de Estado con la dictadura del proletariado
Cano estaba en las celdas de castigo de la prisión de Canaleta. Allí estuvo seis meses hasta que una madrugada le avisaron que se iba de traslado para la prisión de Ariza, en la zona sur y central de Cuba, lo que es hoy la provincia de Cienfuegos.
( Marcelo Cano, condenado a 18 años de prisión en la primavera de 2003.) -->
Esas consultas sonoras se las daba a los otros condenados de las celdas que, desde luego, confiaban más en un doctor que sufriera su misma suerte que en los jóvenes galenos que venían a regañadientes al siempre despreciado y temido mundo carcelario.
El joven médico hacía sus indicaciones medio en broma y medio en serio y su efectividad le creó una pequeña leyenda entre la población penal y los guardias. Los que se quedaron en aquellas galerías emponzoñadas lamentaban que el médico se fuera a cumplir lejos sus 18 años de cárcel.
La semana pasada se supo que en su nuevo destino, cerca del mar del sur, un gorila de uniforme lo lanzó al piso con una llave inmovilizadora y le produjo contusiones por todo el cuerpo.
Cano fue condenado porque se pasó años atendiendo el Colegio Médico Independiente y recorrió el país de una punta a la otra en la organización de consultorios y el suministro de medicinas.
Está minado de parásitos y no tiene las vitaminas que debe tomar para controlar una parálisis facial que le produjo una conmoción cerebral. Tiene muy poco peso corporal y padece de una infección en la piel.
Después de casi tres años de martirio en las prisiones que diseña para los disidentes el ídolo de la alegre izquierda de caviar y de congresos, el doctor Marcelo Cano está enfermo y en peligro.
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El opositor Piña Borrego dice que la prisión donde cumple condena es 'incompatible con la vida, se trata de un almacén de personas'.
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Raúl Rivero, Madrid
lunes 6 de febrero de 2006
Me ha llegado como llegan siempre los documentos de las prisiones cubanas. Vías retorcidas y peligrosas. Con riesgo y tensión de los mensajeros, pero me ha llegado.
Piña, un joven activista de Derechos Humanos, cumple una condena de 20 años desde la Primavera Negra de 2003. Estuvo en la prisión de Canaleta hasta el verano de 2004. En esa fecha lo acercaron a su zona de residencia y lo encerraron en Kilo 5, la Prisión Provincial de la región más occidental del país. El documento, escrito por Piña y firmado por otros prisioneros, ofrece un panorama de las condiciones de vida en esa cárcel. El centro tiene dos áreas para reclusos mayores de edad y una para menores. Viven allí dos mil hombres. Dice Piña que el entorno es "incompatible con la vida, se trata de un almacén de personas". Explica que en un cubículo de 10 metros de largo por seis de ancho, están hacinadas entre 48 y 50 personas. Sólo existen 42 camas. El resto duerme en el piso, acompañado por las fidelidades de ratas, cucarachas y enjambres de moscas. El agua potable llega desde una presa cercana en camiones-pipa. Casi siempre sin cloro y en ocasiones con crías enteras de guajacones. Siempre es insuficiente. "Nos hemos pasado hasta cuatro y cinco días sin poder limpiar, con agua sólo para bañarnos y beber". Dicen Piña y sus amigos de cautiverio que la cercanía de los baños sanitarios y la falta de ventilación de los cubículos, crea una atmósfera infernal y muy perjudicial para la salud. No se entregan a los reclusos medios de limpieza. No hay escobas, frazadas de piso, desinfectantes, nada. Los utensilios de la cocina y las bandejas donde se sirven los alimentos se friegan con detergente una vez cada 15 días. Para el aseo personal de los reclusos, el Ministerio del Interior facilita a cada preso un jabón de baño de 90 gramos y otro de lavar de 130 gramos. Los jabones se entregan una vez al mes. Sin embargo, un tubo de pasta dental de 120 gramos se le da a un condenado cada tres meses. La intolerancia y la burocracia El informe desde dentro de la cárcel agrega que la asistencia médica primaria es casi nula porque tienen ocho médicos para toda la población penal. Luego, las consultas especializadas consiguen atender sólo al 60 por ciento de quienes las necesitan. Los médicos permanecen muy pocas horas en el centro y nunca alcanza el tiempo para examinar a los enfermos. Es muy difícil llevar a los reclusos a centros hospitalarios o especializados porque falta el transporte, no aparecen guardias y el Departamento de Control Penal le niega a muchos la autorización para salir del centro. "La falta de medicamentos y de instrumental es alarmante —dice el documento— y va desde antibióticos, analgésicos, bombas para asmáticos, aspirinas, hasta agujas para inyectar, hay algunas tan gastadas por el uso que ya no tienen punta". Sobre la alimentación, dicen los presos que es inhumana y sin higiene. "La cantidad es poca y de pésima calidad, el menú es a base de arroz y harina de maíz y chícharos sin cuajar (ácidos casi siempre). También ponen coditos. Las pocas veces que dan pescado está a punto de descomposición". El informe denuncia además los riesgos que corren los reclusos que trabajan porque no disponen de medios de protección para las tareas que realizan. Da cuenta también de las vicisitudes para recibir asistencia religiosa, la practica de deportes y actividades culturales. El documento no describe los actos de violencia, maltrato y agresiones de los carceleros y oficiales de la policía. Se limita a las condiciones de vida y reconoce que cualquier gestión para cambiar ese estado de cosas se estrella contra la intolerancia y la burocracia estatal que diseña así la vida cotidiana de los presos en Cuba. Junto a Horacio Piña Borrego firman otros 20 prisioneros de Kilo 5.
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El globo y la llama
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¿De cuál Cuba son amantes Joaquín Sabina y la 'izquierda caviar'? ¿Del pobre país avasallado o del poder totalitario que lo avasalla?
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José Hugo Fernández, Ciudad de La Habana
viernes 17 de febrero de 2006
* Días de feria 17/02/2006
Son los mismos de siempre, los que, según Joaquín Sabina, de novios pasaron a convertirse en amantes aburridos, incluido el que lo dice, quien también regresó a nuestros predios para declararse amante apasionado de Cuba, pero sin dejar claro de cuál de las dos: si de este pobre país avasallado o del poder totalitario que lo avasalla, el cual también se hace llamar "Cuba".
<-- ( Joaquín Sabina ) El caso es que vinieron de nuevo a exorcizarse, esta vez a propósito de la XV Feria Internacional del Libro. Así que hemos vuelto a disfrutar sus letanías, tan diversas y diáfanas como gotas de azufre. Nuestra isla parece ser el sitio (el único quizá) en que todas las izquierdas coinciden, a cien por cien. Es el Delfos de la nueva revolución mundial, con pitonisas y sibilas a la carta, para comer y hasta para llevar. De modo que han pasado otra vez los paganos. Desde los más rancios, por viejos y por rancios, como Miguel Bonasso, aún empeñado en vendernos su perfil como enemigo de las dictaduras, nada menos que aquí y ante nosotros, hasta los cachorros de la última cosecha, como el español Pascual Serrano, quien dijo haber venido a mostrarnos la dura situación que hoy atraviesan los medios informativos en el capitalismo. Siá cará. El chasco de estos iluminados —ya que no son profetas en su tierra, juegan a serlo en la nuestra— es que ninguno de los globos que inflan está capacitado para resistir el más leve acercamiento a la llama de la realidad. Y mucho menos aquí. El caos español, según Serrano No habría que llover sobre mojado con los de la izquierda histórica, que ya tuvieron tiempo más que suficiente para demostrar cuán graciosamente flotan en su ingravidez. Basta ilustrar con el caso de Serrano, presentado como un joven periodista, integrante del staff directivo de la revista digital Rebelión y del canal Telesur. Su libro Juego sucio. Una mirada a la prensa española de hoy, que, naturalmente, fue editado en Cuba y presentado en la Feria, se propone develar ante nosotros, según el autor, las "patrañas, mentiras y disparates de los medios y políticos españoles". Dijo aquí Serrano que para él "parecía importante que se editara en Cuba porque probablemente muchos ciudadanos de este país piensen que en España y Europa en general, existe pluralidad informativa en la televisión o los periódicos", pues "la mentira forma parte de la política editorial de estas naciones".
Probablemente el tal Serrano ignora —¿o prefiere ignorar?— que los ciudadanos de esta isla no pueden pensar lo más mínimo acerca de la prensa europea, por la simple razón de que no la conocen, no tienen acceso más que a muy reducidos fragmentos que reproducen los periódicos, la radio y la televisión locales, luego de haber sido escogidos, expurgados y manipulados con minuciosidad por los censores.
¿Desconoce Serrano que los televidentes de aquí no pueden redondear siquiera una opinión sobre la propia Telesur, a la cual no tienen acceso directo y completo, no obstante haber sido diseñada (como producto para la exportación) por los ideólogos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba?
¿No se ha enterado todavía que nuestra isla ocupa uno de los primeros lugares, a nivel planetario, en cuanto a cantidad de periodistas encarcelados por el peculiar delito de escribir lo que sienten, lo que ven, o lo que razonan con (y a costa de) su propia cabeza?
¿Ignora o pretende ignorar este flamante luchador por la libertad en los medios informativos, que ahora mismo uno de nosotros se está muriendo, ingresado a la fuerza en un hospital de Santa Clara, como resultado de una huelga de hambre con la que exige al régimen (inútilmente) que permita a los cubanos el acceso al libre intercambio de información por Internet, nada más?
El paraíso cubano
Y no es que nos mueva el menor interés por discutirle a Serrano la parte de verdad que pueda contener su libro sobre el estado de la libertad de expresión en los medios de España. Lo que sucede es que mucho más preocupa la escandalosa falta de libertad que sufren los nuestros, desde hace casi medio siglo.
Eso por no hablar de la imposibilidad de que una editorial de aquí publique a un nacional, ni en sueños, un libro sobre el tema, ni de lo que podría sucederle al autor si, luego de ocurrido el milagro imposible de la publicación, viajara a otro país para presentar su obra echando flores por la boca.
En fin, sabido es que el primer mandamiento de esa pintoresca religión que es la izquierda caviar (la de allá y la de acá, pues ya contamos con la nuestra) dispone señalar cuanta paja nubla el ojo ajeno, haciendo caso omiso a la viga que ciega el propio.
Desde hace rato estamos acostumbrados a la lata de las comparaciones sin derecho a réplica. Todo lo malo del capitalismo es malo, no nos cabe duda, puesto ya nos lo enseñaron. Ahora sólo falta que empiecen a mostrarnos, pero en la concreta, en qué consiste lo bueno de todo lo bueno que se nos anuncia y por qué no es malo todo lo malo que nos rodea a diario hasta asfixiarnos.
Pero no hay que perder las esperanzas, porque el mismo Pascual Serrano ha declarado aquí: "Somos muchos los que luchamos por preservar la verdad de la Isla".
Es un indicio saludable. Significa quizá que tanto él como esos muchos de su congregación van a dedicar las próximas letanías a la divulgación de nuestra falta total de libertades, bien sea para hablar, escribir, pensar, disponer, opinar, elegir, actuar, viajar, disentir, trabajar, tener iniciativas, soñar o, cuando menos, para dormir tranquilos luego de haber soñado.
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