viernes, febrero 10, 2006

A GUILLERMO FARIÑAS DE SUS HERMANOS DE LUCHA

Carta abierta a Guillermo Fariñas

Por Idolidia Darias

Bitácora Cubana, 9 de febrero de 2006, Santa Clara ,Cuba

LLAMADO URGENTE POR LA VIDA DE GUILLERMO FARIÑAS periodista cubano en huelga de hambre.

Hermano, amigo, la indignación me cubre cuando leo las noticias de lo que está sufriendo la oposición y la prensa independiente en el centro de la isla querida. Tu, el líder natural de la ciudad de Santa Clara a quien acudí siempre en busca de apoyo, de consejo, de guía estás ahora en un estado de gravedad sin retrocesos porque una vez más has decidido enfrentar la podrida maquinaria castrista con el método pacífico de hacer huelga de hambre y de sed para que los respeten a ellos y para que se te respete a ti y a todos los periodistas independientes que en Cuba son reprimidos y privados de la libertad de expresión.

Yo no puedo hacer menos que declarar públicamente que me siento orgullosa de tenerte entre mis amigos y de hacerte llegar por todas las vías públicas que el desarrollo permite estas palabras de aliento y solidaridad a ti y a todos los hermanos que en la tierra de Marta Abreu te secundan y apoyan.

Esa es tu Santa Clara que quiere libertad y contigo al frente se lo está gritando al tirano que ordena reprimirlos y sofocarlos.

Sé que pronto ya no podrás hablar porque tu estado de gravedad te lo va a impedir. Aquí esta mi voz y mi modesta escritura para decirle al mundo todo lo que sé de tu lucha y la de los otros villaclareños que se te suman convencidos de que tienen la verdad. Prometo Guillermo que no cejaré, las bestialidades del castrismo rebasan los límites.

Puedes morir en ese empeño porque todos sabemos bien que no hay piedad en los tiranos, por eso hago pública mi carta para que todo el que acceda a los espacios de Internet o la radio preste atención a lo que contigo sucede y colabore sin medida a la noble causa que defiendes. Este es mi grito de rabia pidiendo a todos que me escuchen y que te apoyen.

Esta es mi voz, la tuya, que ya no puedes hablar.
“Periodistas, reporteros, escritores, artistas, hombres todos de buena voluntad sépanlo, divúlguenlo :UN PERIODISTA, DIRECTOR DE LA AGENCIA CUBANACAN PRESS en SANTA CLARA, CUBA, ESTA A PUNTO DE MORIR EN UNA HUELGA DE HAMBRE Y SED PORQUE PIDE QUE EN CUBA SE RESPETE LA LIBERTAD DE EXPRESION Y SE LES DE ACCESO A LOS PERIODISTAS INDEPENDIENTES A LA INTERNET Y EL RÉGIMEN DE CASTRO NO LE PRESTA ATENCIÓN NI LE DA RESPUESTA ALGUNA.

Periodista independiente

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Tomado de Cuba, Democracia y Vida
GUILLERMO FARIÑAS: LIBERTAD DE EXPRESIÓN O MUERTE.
Por: Iliana Curra.
09-02-2006
Ileana Curra. Escritora cubana y colaboradora de Cuba Democracia y Vida.
GUILLERMO FARIÑAS: LIBERTAD DE EXPRESIÓN O MUERTE.Por: Iliana Curra
No es la muerte, justamente, lo peor de todo. Es la vida que queda después de casi perderla. Cuando los órganos y el cuerpo quedan tan débiles que parecieran desechos humanos, y su recuperación, lenta y prolongada, pudieran detenerse un día, precisamente cuando es más necesaria la vida.
No me gustan las huelgas de hambre. No me gusta ver morir a gente buena que, para exigir sus demandas, tiene que sacrificar su propio cuerpo hasta dejarlo inerte y frío. Comprendo que es su única forma. La que hace que el mundo, indiferente al dolor de los cubanos, al menos, voltee su rostro para ver lo que sucede. Que alguien está muriendo reclamando ser tratado como lo que es: un ser humano. Que cesen las torturas y los castigos. Que cese la brutalidad de un sistema enajenante y absurdo. Que cesen las prohibiciones a los derechos naturales de la especie humana.
Guillermo Fariñas, un periodista independiente en Santa Clara ha decidido morir si no ceden a sus exigencias de la libertad de expresión que le corresponde como un hombre libre que es. No importa que padezca una tiranía. Él, es libre.
He estado en contacto con él. Le pedí que reconsiderara su drástica decisión, a pesar de comprender sus razones. Me dijo que iría hasta el final, y mi respeto fue mayor, aún sabiendo que cumpliría lo prometido. Muchas otras veces ha estado al borde de la muerte. Sus fotos al salir de la prisión no se diferencian en nada con los que salieron de los campos de exterminio nazi en la segunda guerra mundial, o de los gulags soviéticos. La muerte ha llegado a ser su sombra desde hace mucho. Cuando decidió que sus derechos no podían ser pisoteados.
Pero me preocupa su estado de salud. Las secuelas de esas huelgas de hambre son eternas. Quedan los padecimientos para siempre en sus cuerpos maltratados debido a la inanición permanente.
Hacer una huelga de hambre en la Cuba de hoy es una inmolación segura. Son cuerpos que apenas se han alimentado en años. Carecen de la reserva necesaria para resistir el tiempo, y es entonces cuando llega la agonía. Lenta. Espantosamente lenta para soportarla. Los órganos se paralizan y la sed te destruye hasta dejarte vencido. Sin fuerzas para regresar de una muerte que llega como un calmante en medio del dolor más horrendo.
Sigo diciendo que no me gustan las huelgas de hambre. Que nuestra gente muera a merced de esbirros sin escrúpulos en las celdas de cualquier prisión o en sus casas, aferrados a una demanda razonable por la exigencia del respeto a sus derechos. Y aunque también estoy convencida de que es la única forma que tienen de llamar la atención ante un mundo insensible por la realidad cubana, no quiero que mueran. Ya son demasiado los mártires en esta agónica lucha de casi cinco décadas. Los necesitamos vivos para la reconstrucción de una nación que ha sido literalmente demolida. Los necesitamos en una Cuba libre para levantar a esa patria que tanto los requiere.
Sigo opinando que las huelgas de hambre no me gustan. Siento pesar ante la posible muerte de alguien que debe vivir, porque hay mucho todavía por hacer. Pero también siento respeto por la decisión, radical pero valerosa, de quien se determina ante la vida y antepone su existencia, a tener que perder su propia libertad.
El régimen castrista cargará con la responsabilidad de otra muerte si no accede a los derechos que le exigen. Dios sabrá que hacer en este caso. A Él dejaremos la solución.
Iliana Curra