BRETES, CHISMES Y ESPIAS
Luis Cino
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - No por tantas veces repetido, en chistes o como metáfora, deja de ser una realidad: Miami es la segunda ciudad cubana más poblada.
Como una especie de Taiwán criollo, continental y bajo el pabellón de las barras y las estrellas, incurablemente enfermo de nostalgias por Cuba, Miami no ha logrado independizarse de Fidel Castro.
No sólo sus remesas ayudan a apuntalar a la maltrecha economía cubana. La Habana vigila a Miami y le tiende zancadillas. De espiar, confundir y dividir al exilio se ocupa la Contrainteligencia cubana. Con similares métodos y tesón que contra los disidentes de Párraga, Lawton, Ciego de Ávila o Villa Clara.
El caso del matrimonio de académicos espías, infiltrados en la Universidad Internacional de la Florida, ha vuelto a remover polémicas y paranoias.
Como en los días del descubrimiento de la Red Avispa, algunos creen avistar segurosos montados en motos Suzuki por la Calle 8.
Se calcula que el gobierno cubano mantiene alrededor de 400 agentes de todo tipo en los Estados Unidos. Amén de los menos obvios.
Los apologistas de la Revolución de Fidel Castro no están sólo en el Granma o la Mesa Redonda. Ni todos los intelectuales orgánicos del régimen están en los rediles de la UNEAC. Andan salteados y saltarines, por toda la diáspora, Miami incluido.
Los agentes del Departamento 14 también. A veces no espían, en el sentido estricto de la palabra. Se limitan a crear bretes, intrigas y chismes. Los cubanos, de aquí y de allá, desmesurados como somos, hacemos el resto.
No tiene por qué extrañarse cierto sector del exilio con los desencuentros de la oposición cubana. Por allá, también cuecen habas. Los instigadores de intolerancias y querellas, en La Habana o Miami, son los mismos. Todo está detallado en un mismo guión perverso.
De algunos rincones del exilio llueven dardos contra la oposición cubana. Contra Oswaldo Payá y el Proyecto Varela. Contra Marta Beatriz Roque y la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba.
También contra los periodistas independientes. Vapuleados por enemigos y amigos, plagiados, ninguneados y mal pagados.
Detrás de todos, ven agazapado a un colaborador. Como si el defender la democracia desde Cuba sin caer presos los convirtiera automáticamente en sospechosos.
Con dolor, nos hemos tenido que resignar a todo eso. A ignorar a suspicaces, intolerantes y paranoicos. A no hacer demasiado caso de los bravucones que gritan en llamadas de larga distancia. A esquivar a provocadores y malintencionados. A conocer a las personas por sus hechos.
Ha sido duro pero útil aprender que los enfrentamientos estériles sólo benefician a la Seguridad del Estado.
De guiarnos por los cazadores de infiltrados, pudiéramos llegar a la conclusión de que la disidencia interna fue una invención de Fidel Castro. Que la creó, a su imagen y semejanza, para entretenerse y poner a prueba la capacidad de sus servicios de inteligencia.
Las exageraciones nunca son buenas. El exceso, tanto de ingenuidad como de cautela, son caros pecados. La lucha por la libertad y la democracia no puede limitarse a un safari contra espías y chivatos.
En la construcción de la patria mejor que soñamos, todo se complementa. La Asamblea para Promover la Sociedad Civil, el Proyecto Varela, Todos Unidos, la prensa independiente, las Damas de Blanco…Los represores no hacen exclusiones. Nosotros tampoco debemos hacerlas.
Toda la disidencia interna necesita el apoyo del exilio. Le es vital. Pero también respeto y comprensión.
No nos andemos por las ramas. Si no aprendemos a vivir en democracia ya, no lo aprenderemos nunca.
El más triste colofón de la dictadura pudiera ser el de un pueblo peleando contra su propia sombra.
Cuando llegue el momento de la verdad y la reconciliación nacional, necesaria e ineludible, algunos represores, los menos manchados, tendrán una justificación: obedecían órdenes. Para los errores de los que luchaban por la democracia, no habrá coartadas.
CAMPAÑA CUBANA POR LA LIBERTAD DE LOS PRISIONEROS POLÍTICOS
"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras".
Hebreos 13-3
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