LO QUE EL GOLPE UNIO LO DESUNIRA LA MUERTE
Lo que el golpe unió lo desunirá la muerte
CARLOS ALBERTO MONTANER
Ignacio Ramonet, el director del periódico mensual francés Le Monde diplomatique, ha publicado una falsa-verdadera entrevista a Fidel Castro. Falsa, porque es un trabajo de goma y tijera, como demostró el escritor Arcadi Espada en España. Verdadera, porque se trata, realmente, de opiniones y frases del dictador pronunciadas en distintas oportunidades, ahora convenientemente unidas y oficialmente editadas con una evidente intención propagandística.
¿Qué dice la entrevista que vale la pena retener? Dice que Fidel Castro salvó a Chávez durante el golpe militar que lo sacó del poder durante 24 horas el 11 de abril del 2002. Según el comandante, gracias a su esfuerzo personal, a sus constantes llamadas a los golpistas, a los oficiales chavistas y a los jefes de gobierno de medio mundo, logró mantener a Chávez con vida hasta que los militares le devolvieron la autoridad al asustado presidente, quien, a la sazón, ya había renunciado a su cargo, como en su momento revelara el general Lucas Rincón, jefe del ejército venezolano.
Pero más notable que esa afirmación, fundamentalmente cierta, es la razón por la que ahora se divulga: Castro quiere demostrarles a los chavistas que si continúan mandando y enriqueciéndose sin límite en Venezuela es debido a su oportuna intervención en aquellos momentos dramáticos. No deben, pues, quejarse sotto voce del astronómico subsidio económico con que Chávez remunera a La Habana por los servicios prestados (más de $2 mil millones hasta la fecha), ni de los cien mil barriles de petróleo que llegan a las costas cubanas todos los días (más de la mitad de lo que consume la isla), ni de los cuantiosos créditos a fondo perdido graciosamente concedidos para adquirir en Venezuela muchos de los productos que necesita la desastrosa economía cubana.
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Por la otra punta de esas inmensas dádivas, que ya casi alcanzan al monto de las proporcionadas por los soviéticos en los años noventa, está la labor intensa de más de veinte mil médicos, enfermeros y dentistas cubanos en los barrios pobres de Venezuela; la reorganización de los servicios de inteligencia venezolanos por cuenta de los infatigables espías cubanos; la asesoría en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Caracas, donde los agentes de Castro hasta redactan las comunicaciones oficiales; y la coordinación de la imagen internacional de Chávez y del chavismo a cargo de las laboriosas redes del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, un brazo siniestro y eficiente de la inteligencia cubana adiestrado por el KGB en los años sesenta.
La ironía de esta creciente simbiosis entre Cuba y Venezuela es que realmente se intensificó a partir del fracaso del golpe de abril de 2002. Fue entonces cuando Chávez descubrió que necesitaba el consejo y el auxilio del dictador más viejo y experimentado del mundo para mantenerse en la presidencia, mientras Castro vio en los enormes recursos de Venezuela una fuente inagotable de riqueza para poder sostener su improductivo sistema económico sin necesidad de hacer cambios a la China o a la Vietnam, como deseaban ciertos reformistas dentro de su propio régimen.
Pero hay más: como consecuencia de los íntimos lazos surgidos entre Castro y Chávez tras el episodio del golpe de 2002, maestro y discípulo llegaron a la peregrina conclusión de que lo conveniente para que no se rompieran esos vínculos tras la previsible muerte de Fidel, dado que el comandante está muy enfermo y cumplirá ochenta años en agosto del 2006, era federar los dos países dentro de una misma entidad política. Decisión que confirma la reciente declaración en Caracas de Carlos Lage, vicepresidente del Consejo de Estado, en la que afirmó que Cuba tenía dos presidentes, Castro y Chávez, y el posterior discurso del canciller cubano Felipe Pérez Roque en el mismo sentido, designado por Castro como virrey dentro de ese Estado bicéfalo que subrepticiamente intentan poner en marcha de manera inconsulta, tanto en Cuba como en Venezuela.
Lo que estamos viendo, pues, es una vigorosa campaña de persuasión, dirigida tanto a cubanos como a venezolanos, para que ambos pueblos, y las clases dirigentes de los dos países, admitan la conveniencia de unir las dos naciones. Lo probable, sin embargo, es que eso no suceda nunca o que fracase el intento. Dentro de Cuba, Chávez y el chavismo se perciben como un deprimente espectáculo de payasos ineptos y corruptos. Mientras tanto, para la inmensa mayoría de los venezolanos, preocupados por su propia pobreza, que abarca a la mitad de la población, Cuba es un país del cuarto mundo al que no tienen intención de subsidiar indefinidamente, y mucho menos aceptar como fuente de liderazgo político. Cuando muera Castro, pues, lo predecible es que ese matrimonio se disuelvarápidamente.
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por Pablo Alfonso
El Nuevo Herald
Domingo 23 de Abril de 2006
El capítulo de Holanda de la organización internacional Pax Christi, ha publicado en días pasados un interesante informe sobre Cuba, en el que cita la existencia de una lucha por el poder político entre los probables ''herederos'' del castrismo.
''Parece que cierta cantidad de militares que están dispuestos a implementar cambios, fueron destituidos de sus funciones. Para los cubanos, no está en absoluto claro en qué medida dichas tensiones incidirían en la política en un futuro próximo'', asegura el informe, el cual recoge las impresiones de una discreta delegación que visitó la isla recientemente, encabezada por el eurodiputado Max van den Berg, del Partido Social Demócrata de Holanda.
''El objetivo de la pequeña delegación, que además del señor Van den Berg estaba compuesta por una de las funcionarias de Pax Christi Holanda y una intérprete, fue expresar su solidaridad para con los cubanos que luchan por la democratización de su país y para con los familiares de los presos políticos'', explica la introducción del informe de 14 páginas.
Durante los seis días que estuvieron en Cuba los miembros de Pax Christi Holanda se entrevistaron con más de una veintena de opositores políticos, diplomáticos y representantes de la prensa extranjera acreditada en la isla.
El informe en cuestión titulado ''Visita de Trabajo a Cuba'' resume entre otras cosas la situación de los derechos humanos, el ambiente político y en particular las perspectivas sobre una probable sucesión política en la cúpula de la dictadura cubana.
Sin hacer referencia a ninguna fuente específica Pax Christi asegura que el discurso televisivo que pronunció en canciller Felipe Pérez Roque a finales del 2005, donde habló en términos generales sobre el futuro poscastrista de Cuba es interpretado ''por muchos'' dentro de Cuba ``como una señal de que hay una lucha de poder en la cumbre del Partido Comunista''.
El informe cita algunos ejemplos de lo que interpreta como ''señales'' de esa lucha por el poder político y subraya que ``la intervención televisiva de Roque puso en marcha una corriente de especulaciones sobre la época pos Castro''.
''La mayoría de la población espera con impaciencia un cambio en el sistema. Sobre todo, la libertad económica, educativa y religiosa y, también, la libertad de movimiento son aspiraciones importantes. Lo mismo valdría para los comunistas. Sin embargo, existen pocas ideas claras sobre cómo debería plasmarse dicha transformación y el sistema político que debería seguirse. Predomina el miedo al futuro desconocido'', asegura el documento.
Esa incertidumbre se alimenta de la certeza de que la isla no puede aspirar en el futuro próximo a elevados niveles de vida, pues los cubanos saben ''que el nivel de vida de EEUU y Canadá no es viable para la nueva Cuba''. Al mismo tiempo las alternativas que representan la mayoría de las sociedades latinoamericanas ''que se conocen -a través de la propaganda del gobierno o no- tampoco agradan mucho'', según Pax Christi.
''Además, parte del pueblo cubano tiene miedo a una intervención de EEUU'', subrayó.
A este contexto de incertidumbre, miedo y desesperanza se añade un hecho social de profundas repercusiones políticas ya que ``la generación más adulta que despliega iniciativas sociales y políticas ve cierto desinterés y apatía en los jóvenes cubanos''.
''Parece que la mayoría de los jóvenes tiene sólo la idea fija de emigrar hacia el exterior. Por supuesto que tienen miedo de que su eventual compromiso social y/o político les cause problemas. Su situación sin perspectiva se expresa en el uso de drogas, alcoholismo, crecimiento de los casos de violencia doméstica y tentativas de suicidio'', agrega el informe.
No es un panorama muy prometedor el que revela Pax Christi Holanda en este informe, producto de sus impresiones recogidas en la isla, sin embargo, como asegura el mismo documento: ``A pesar de la situación, existen intentos valiosos de ampliar el horizonte de los jóvenes e involucrarlos en la democratización de su país''.
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