LA PELICULA DEL EXILIO: THE LOST CITY DE ANDY GARCIA
Nota del Blogguista.
En Cuba también es muy raro oir o leer los aportes del Diretorio Revolucionario Estudiantil salvo una vez al año, los 13 de marzo; los aportes de la Organización Auténtica, salvo para señalar los asesinatos del Cuartel Goicuría y el de los expedicionarios del yate Corynthia; los aportes del Segundo Frente Del Escambray, los de la Resistencia Cívica (RC), los de la Iglesia Católica como Institución, etc.; todo esto para resaltar el papel de la Lucha en la Sierra Maestra que consistieron fundamentalmente, salvo excepciones, en escaramuzas de escopeteros que luchaban contra fuerzas de un Ejército desmoralizado, también salvo excepciones.
Han sido muchas las fábulas sobre la lucha en contra de la dictadura de Batista, una de ellas como ya hemos adelantado es el papel desarrollado por el Movimiento 26 de Julio de " La Montaña ", liderado por Fidel Castro, para sobredimensionar el papel del líder del 26 de Julio de la Montaña; otra fábula es la de hablar de una oposición masiva del pueblo cubano contra Batista. Esta última fábula hubiera hecho exclamar nuevamente, de estar vivo, a Máximo Gómez, que con esa cantidad de simpatizantes, le hubieran ganado la guerra a España a sombrerazos. Esa expresión de Gómez fue dicha durante su recibimiento en La Habana al concluir la guerra comenzada en 1895.
Una tercera fábula es creer que el Movimento 26 de Julio de la Montaña tenía subordinado al Movimiento 26 de Julio del Llano, salvo el señalamiento ya hecho. Es necesario rescatar y resaltar que el asalto al Cuartel Moncada no tuvo UN jefe, la expedición del Granma no tuvo UN jefe poque era una dirección colectiva de varios miembros; Es bueno puntualizar bien claro que Frank País ni tampoco Ramos Latour estaban subordinados como jefes del Llano a Fidel. Ramos Latour solamente estuvo subordinado a Fidel cuando se incorporó a la Sierra Maestra y fue humillado a estar a las órdenes de personas que no tenían los méritos que él había alcanzado en la lucha clandestina del Llano enfrentándose al cuerpo más eficiente y represivo de la dictadura: la Policía Nacional; por cierto, ya Ramos Latour " Daniel" había tenido sus roces con el Che Guevara tanto en lo ideológico como en lo militar, los cuales aparecen en su intercambio epistolar
Hasta ahora nada se había filmado más fiel a la realidad de La Habana antes del comunismo o del proceso de los primeros tiempos vivividos por la primera ola de exiliados llegados a Estados Unidos. Lo sé porque estuve en ambas situaciones. La película describe con gran fidelidad el estilo de vida y la dinámica de una familia cubana antes de la llegada del tirano, así como el adoctrinamiento de muchos y la división familiar de los primeros tiempos. También muestra la llegada al exilio del protagonista, con sus ansias de superación y sus ''dos trabajos'', tan típicos de la época.
Por su dirección, actuación, música, escenografía y guión The Lost City es, en mi opinión, una verdadera obra de arte. ¿Mis credenciales? Conozco la materia: viví 20 años en la Cuba de ayer, allí sufrí las experiencias de los dos primeros años de tiranía, y llegué al exilio en la época que la película describe, además de ser una asidua de la lectura, del cine, del teatro y de la música. Ah, y haber tomado mi curso básico de Humanities 101, que quizás es más que la experiencia de muchos críticos.
Es un placer para los viejos y una educación para los jóvenes del exilio cubano (intransigentes o no) el dar apoyo a este proyecto que muestra quiénes somos y de dónde venimos. ¡No se la pierdan!
Rosa del Castillo Noriega
Davie
'The Lost City': Una visión adulterada de los años que antecedieron y continuaron el triunfo de Fidel Castro.
Alejandro Armengol, Miami
The Lost City es la película del exilio cubano. Dirigida por el actor cubanoamericano Andy García y con guión de Guillermo Cabrera Infante, la cinta acumula clichés, estereotipos y tergiversaciones a un ritmo mayor que los veinticuatro fotogramas por minuto. Pero esto carece de importancia. Tampoco importa la débil trama, la pobreza dramática y un reparto de actuaciones inadecuadas, del que sólo se salva Dustin Hoffman.
Avanza por un mundo perdido quien intente comparar el filme con cualquier realidad vivida o con un pasado más o menos lejano. Carece de significado contemplar las imágenes y descubrir aquí y allá referencias a The Godfather y escenas más cercanas a las representaciones de hogares de inmigrantes —principalmente italianos— propias del cine norteamericano. No vale la pena detenerse en la realidad histórica, cuando lo único real que tenemos ante la pantalla no se ve sino se oye y es la música cubana.
¿Acaso hay que decir que la gran ausente en todo momento es la ciudad, que supuestamente da origen al título? Ni siquiera estamos ante una metáfora. Lo que vemos durante casi dos horas y media es la visión de un exilio —específicamente del llamado "exilio histórico"— de un mundo que nunca existió, pero que vive ahora en la mente de muchos residentes de Miami y otras partes del mundo. Ese es el mérito de The Lost City, lo que la convierte en un producto singular dentro de cualquier cinematografía que en algún sentido esté asociada con Cuba. Por eso vale la pena verla. Esa es la razón principal para verla en un futuro.
Hay que destacar que The Lost City es una película de amor. No precisamente sobre el amor de los protagonistas —uno de sus aspectos más endebles—, más bien sobre el trabajo de amor perseguido por su director para hacerla realidad, luchando contra toda clase de impedimentos y la limitación principal de no poderla filmar en la Isla.
Un empeño así desafía el cinismo inherente a cualquier crítica de cine. No salva, sin embargo, el producto final. Ninguna obra de arte se convierte en un logro artístico a partir de las buenas intenciones. Pero esta tenacidad para expresar una realidad imaginada —y esa capacidad de reunir todos los arquetipos visuales con los que se identifica una población que por demasiados años ha vivido alejada de la patria— convierte a la cinta en una referencia necesaria.
Cuando mañana algunos estudiosos traten de comprender lo que significó ser un exiliado en Miami, tendrán que ver The Lost City. No porque esta ciudad aparezca en la pantalla —ni siquiera se menciona y el protagonista parte hacia Nueva York en busca de nuevas rumbas y no hacia un destino más tropical y cercano—, sino porque resulta imposible encontrar un mejor ejemplo de una visión adulterada de los años que antecedieron y continuaron el triunfo de Fidel Castro el primero de enero de 1959.
La verdadera protagonista
Hablar de adulteración y tergiversación no implica necesariamente —al menos no en este caso— un juicio de valor. La película no es un documental y no pretende reflejar los hechos "tal y como ocurrieron". Lo que quiero destacar es que se presenta una visión de lo ocurrido bajo la óptica de los que se fueron. No es la única aproximación posible a los hechos, tampoco es la más válida. Pero nada de esto le resta razón de existir.
Este punto de vista —la familia patriarcal cubana, la división entre hermanos producto de los acontecimientos políticos, el desencanto y la frustración, el inmigrante que trabaja duro en labores humildes para forjarse su futuro, la salvación por la cultura— tiene igual derecho a ser mostrado que un enfoque épico de los acontecimientos.
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