SOBRE EL ESPECULADOR EN JEFE
sTomado de El Nuevo Herald
Sobre el especulador en jefe
Por Nicol'as P'erez
Por lo pronto, con un corte ligero a la carne de la trama, lo más alejado posible del hueso, podemos chocar de nariz con el primer axioma: esta crisis es obra de Fidel Castro, no hay nadie en el gobierno de La Habana que tenga las suficientes agallas de dirigir la orquesta en una sinfonía de esta envergadura con una batuta que sólo pertenece al tirano.
Bien rápido, para no cansarlos con lo insustancial, tampoco esta crisis existe como tal. No ha habido varias batallas entre Washington y La Habana, sino una sola guerra que se ha desarrollado ininterrumpidamente de 1959 a la fecha, y calmada o agravada no por las razones endógenas del conflicto diplomático en sí, sino por los motivos del lobo, objetivos directos de Fidel Castro para mantener ocupado el cerebro del pueblo de Cuba, y sobre todo el cerebro de los miembros de su bunker, no con lo que está sucediendo, sino con lo que el creador de especulaciones en jefe está interesado que se piense, ya que su máxima aspiración no es controlar física sino mentalmente todo lo que lo rodea.
La mayor virtud de Fidel Castro es que ha descontrolado el circuito eléctrico cerebral del pueblo de Cuba, a un punto tal que él oprime un switch en Pinar del Río y se enciende el bombillo más inesperado en Cienfuegos, oprime el botón del microwave y se calienta el horno de la cocina, enchufa el refrigerador y comienza a rugir la batidora. En Cuba lo que pasa nunca es lo que pasa, y el mundo real donde hay que ir a buscarlo, como decía Platón, es en el mundo de las ideas de Fidel Castro.
¿Qué está sucediendo de hecho con esta burda violación de las más elementales normas diplomáticas como el corte de la electricidad y agua a la Sección de Intereses de Washington en La Habana?
Me atrevería a decir que hay que prestar atención a que para Castro lo cierto, efectivo e innegable no son los hechos aislados; él contempla el mundo en su mente torcida como un todo en que la muerte de un colibrí en China puede desatar un ciclón en el Caribe o una serie de asesinatos en serie en Sri Lanka. Recuerdo que en la cárcel de Isla de Pinos, cuando el ejército norteamericano le propinaba pateaduras contundentes al Vietcong, nos reprimían a los presos políticos con golpizas brutales como si fuésemos directamente responsables de lo que estaba sucediendo en las selvas de Vietnam. Al día siguiente de la Guerra de los Siete días, en que los israelíes derrotaron de un modo patético a los árabes, con una proporción de fuerzas de 10 a 1 en contra, durante una requisa en la prisión de Agüica sin razón alguna ni previo aviso abrieron fuego de ametralladora contra nosotros, cayendo a mi lado con una rodilla destrozada Ramiro Lorenzo de La Vega.
Creo que la derrota de Ollanta Humala en Perú no ha sido evaluada en toda su magnitud ni por la prensa ni por los expertos. Creo es la más costosa que han sufrido Castro y Chávez desde que iniciaron sus tropelías a lo largo y ancho de América. Se dividen los humalistas. Quién sabe si este affair marque el comienzo del retroceso de una corriente nefasta para Latinoamérica. Y lo más grave, el eje Habana-Caracas no ha perdido un peón en el tablero de ajedrez; mucho peor, ha hecho el ridículo. Y esta confrontación directa con el imperialismo quién sabe está montada por Castro para que el pueblo de Cuba no piense ni en Alan García, ni en el Machu Pichu, ni en el vuelo del cóndor, porque cuando Cuba piensa, él pierde.
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