jueves, julio 13, 2006

OTROS "ACCIDENTES" COMO EL DEL REMOLCADOR " 13 DE MARZO " O LA AMNESIA DEL COMANDANTE

OTROS "ACCIDENTES" O LA AMNESIA DEL COMANDANTE


"La tiranía ahuyenta a los pueblos, la libertad los atrae".
José Martí

Nota del Blogguista:


Estos horrendos crímenes, lamentablemente, son solamente un botón de muestra de algunos de los "accidentes" que han ocurrido con salidas del país por vía marítima.

La primera de estas masacres y asesinatos que expondré en este blog, es la masacre que se llevó a cabo cuando jóvenes cubanos armados del Servicio Militar Obligatorio (SMO), se apoderaron del barco de turismo "XX Aniversario", en el cual habían pasajeros y empleados civiles, con el objetivo de irse del país. Las fuerzas militares cubanas persiguieron y tirotearon ( con liviano y grueso calibre) al barco pero no lograron detenerlo. Finalmente se decidió embestir y hundir a dicho barco.


Algunas personas culpan al entonces Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Matanzas, el señor Julián Rizo Alvarez, de haber consultado y transmitido la orden de embestir al "XX Aniversario". Los secuestradores sobrevivientes fueron llevados a juicio. Esta masacre fue poco conocida fuera de la ciudad de Matanzas ya que no existía todavía el periodismo independiente y como dijo Valladares en su libro: "Nadie escuchaba".

La narración donde he encontrado una exposición más detalladas de los hechos es en el sitio del esctitor cubano Norberto Fuentes, la cual coincide, hasta donde me permite la memoria, con la narración de los hechos que le oí en los primeros años de Radio Martí, al padre de uno de los secuestradores . Dada la cercanía de Norberto Fuentes a altas figuras del gobierno y del MININT y de haber caido en desgracia simultaneamente con el entonces General de Brigada Amado "Amadito" Valdés de las Tropas Guarda Fronteras (TGF) , cuando el Caso Ochoa-de la Guardia, su relato en el ciberlibro "Los hijos del enemigo" ha de tenerse muy en cuenta para esta masacre y para las otras en la que situo el link:
http://www.norbertofuentes.com/hijos.asp .

Los crímenes de Cojimar los conocí de primera mano por el relato que hizo Bárbara Manzini, y que fue transmitido por la emisora "La Voz del CID. Años después lo oí personalmente de su boca. Bárbara Manzini obligó al padre del hijo asesinado, el cual era padre un militar del régimen que no le habia dado la autorización para que ella se lo llevara a vivir a los E.U., a que vistierra el cádaver de su hijo asesinado.

Esa fue la primera vez que "Las Avispas Negras" (determinadas fuerzas élites del régimen cubano) salieron públicamente a reprimir a la población cubana. Recuerdo que Raúl Castro Ruz explicó por televisión en esos días, que dado el ambiente de tensión en el país, muchachitos jóvenes del SMO se pusieron nerviosos cuando vieron la lancha y comenzaron a disparar. En la Isla sabemos que lo que estaba "de moda", y continúa estando, en los veranos cubanos son la salidas ilegales de personas pacíficas que lo quieren, es irse de ese país.

Desde hace mucho, pero muchos años, en Cuba no se producen ataques de lanchas contra instalaciones militares del régimen y otros objetivos, como los que sucedieron en "Boca de Samá", Cayo Palo Quemado y Bolondrón en el que murieron y fueron heridos civiles. Los ataques e infiltración de las lanchas V-20 y otro tipos de embarcaciones que abundaron en la década de los sesentas, fueron disminuyendo hasta casi desaparecer en la primera mitad de los setentas producto del cambio de la estrategía de lucha contra el régimen cubano por parte del gobierno norteamericano ( como fue el desmantelamiento de la Estación CIA J.M. Waves, dada la prioridad que el gobierno de Lyndon Baines Johnson le dio a Vietnam sobre Cuba ) y la tesis de "La Lucha Por los Caminos del Mundo" llevada a cabo en esos años por las organizaciones cubanas más beligerantes contra el Gobierno Cubano. La Tesis Doctoral de José Luis Méndez, uno de los acádémicos del Centro de Estudios Históricos de la Seguridad del Estado, cuyo contenido fue básicamente expuesto en la Mesas Redondas por la Televisión Cubana, así lo demuestra numericamente.

Es muy imp
ortante puntualizar que desde marzo-abril de 1959, el gobierno de Fidel Castro con su invasión a República Dominicana ( El Consejo de Estado cubano tiene un documental sobre Camilo, donde se ve a este filmando la salida de los expedicionarios) inició una desestabilización en el continente americano que se extendió rapidamente a otros continentes como Africa y Asia. Por otra parte, casi inmediatamente después del triunfo de 1959, Cuba pasó a ser un factor muy activo en la Guerra Fría . Hubo una relación simbiótica: Los soviéticos utilizaron al régimen de Fidel Castro como factor importante en parte de su estrategia de expansión del comunismo y Fidel Castro los usó a ellos en su estrategia personal.

Retomemos el tema fundamental de los "accidentes".

Los crímenes y las manifestaciones de protestas en la localidad de Regla, las oí por Radio Martí en boca de la madre del asesinado Luis Quevedo, y los hechos, narrados por Norberto Fuentes, coinciden con los expuestos por la desconsolada madre a la prensa independiente y a la prensa extranjera en esos trágicos días; también coinciden con lo que me comentó a los pocos días, una persona residente en Regla.

Sobre los crímenes alrededor de la Base de Guantánamo que aparecen en este Blog, diré que fueron difundidos internacionalmente en esos días; me imagino, que por ser la Base de Guantánamo una base militar norteamericana en suelo de un país mandado por un régimen con el que ha existido, más que un diferendo, un conflicto, exista documentación clasificada sobre esos crímenes. Por otra parte, y en lo relativo a las muertes durante el Exodo del Mariel, la prensa oficialista cubana ha admitido el naufragio de embarcaciones durante ese éxodo.

Los cubanos que han perecido en el Golfo de Méjico huyendo de la tiranía de Fidel Castro han sido centenares pero en los testimonios mostrados se ve la doble responsabilidad del régimen cubano: Hacer que los cubanos tengan que irse de su país y matarlos en su intento de escapar.

Desde mediados de los años noventas la actitud del gobierno cubano, con relación a los que huyen y escapan del país, ha cambiado un tanto externamente pues: la prensa independiente denuncia, la comunidad internacional es más receptiva a la situación del pueblo cubano, la necesidad de dólares es urgente y la emigración es una buena fuente de divisas; pero no olvidemos, que en el fondo, la naturaleza del régimen no ha cambiado.
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ALGUNOS CRIMENES Y MASACRES



MASACRE DEL "RIO CANIMAR"
6 de julio de 1980, Matanzas, Cuba


Lista parcial de las victimas:






http://www.lanuevacuba.com/canimar.html

Juan J. Dominguez Alfonso
Vicente Fleitas Cabrera
Onelia Quintana Cremales
Delio B. Gomez Gonzalez
Mirta de Armas Naranjo
Osmani Rosales Valdes
Marisel San Juan Aragones
Marisol Martinez Aragones
Jose R. San Juan Luis
Sergio Aguila Yanes
Luis Espinosa Elias
Lilian de la C. Gonzalez Lopez


http://canf.org/2005/1es/ensayos/


"Julio 6-- La masacre de Canímar pasa desapercibida. Nadie escuchaba."
"Julio 6-- Masacre de Canímar. El bote de turismo «XX Aniversario» es hundido a cañonazos con uso de barcos de guerra y aviación. Se emplea por primera vez el eufemismo del choque de embarcaciones, al informarse que es el resultado de una colisión con otra nave --la «23 de Mayo». No menos de 45 víctimas fatales, niños y mujeres incluidos."

Pero es en el siguiente link es donde se encuentra una descripci'on m'as detallada de los hechos:

http://www.norbertofuentes.com/hijos.asp




APORTES AL GENOCIDIO

" El 6 de julio de 1980, el barco de río «XX Aniversario» salió del centro turístico Canímar Abajo, situado en las márgenes del río Canímar, en Matanzas, con más de 60 pasajeros. Sergio Aguila Yanes, de 19 años, sargento en el ejército cubano, reclutó a su hermano menor Silvio y a sus amigos Roberto y Humberto, y juntos habían planeado la fuga. Cuando el barco se alejó de los muelles, sacaron sus armas e intentaron tomar por sorpresa a los guardias. No pudieron y cuando uno de los guardias sacó la pistola, Sergio disparó primero y lo hirió. Pronto el barco estuvo bajo control de los muchachos, que ordenaron a su capitán que se desviara hacia hacia los Estados Unidos.

El informe del tiroteo no tardó en llegar a Julián Rizo Alvarez, primer secretario del Partido en Matanzas, que inmediatamente convirtió un restaurante local en puesto de mando con teléfonos directos a la oficina central del Partido y a Fidel Castro, que le dio órdenes explícitas de que no se podía permitir que el barco se escapara. Fidel Castro subrayó a Rizo Alvarez «que pase lo que pase». Rizo despachó enseguida varias lanchas torpederas para que detuvieran el «XX Aniversario». Los barcos de guerra, más pequeños y más rápidos, se acercaron al barco e insistieron en que pararan y regresaran a Cuba. Los muchachos decidieron no obedecer las demandas del gobierno y siguieron hacia el norte. Después de que le notificaron por radio que las torpederas no podrían detener al «XX Aniversario», Rizo tomó una decisión. «Las órdenes fueron no permitir que el barco saliera de Cuba, aunque eso significara hundirlo». Como si supieran lo que iba a ocurrir, algunos de los pasajeros levantaron a sus hijos rogando a los barcos del gobierno que no dispararan. Rizo dio la orden de disparar y comenzó la masacre de los hombres, mujeres y niños que estaban a bordo del «XX Aniversario».

A pesar de que había dos barcos completamente armados atacando al «XX Aniversario» y a sus pasajeros, Rizo despachó otro patrullero más fuertemente armado y a un avión que empezó a circular encima. Los pilotos del avión empezaron el ataque justo antes de que el barco de río saliera de las aguas cubanas. Después que el avión hizo dos pases mortales, el barco estaba aún milagrosamente a flote, aunque sólo capaz de navegar en círculo. Para entonces, casi la mitad de sus sesenta pasajeros estaban ya muertos o heridos. Cuando se dio cuenta de las repercusiones internacionales que habría si el «XX Aniversario» se escapaba, Rizo tomó el mando del enorme «23 de Mayo» y le ordenó que interceptara y hundiera el barco de río, mucho más pequeño. La tripulación del «23 de Mayo» llevaron a cabo las órdenes de hundir el barco, embistiéndolo por el medio. Buscando su seguridad, Sergio había llevado a todas las mujeres y niños a la bodega para que estuvieran fuera del alcance de las balas. Aunque el primer golpe no hizo mucho daño al barco, las mujeres y los niños, ahora atrapados abajo, empezaron a gritar histéricamente. Segundos más tarde, el «23 de Mayo» embistió por segunda vez al barco y casi lo partió en dos. Al empezar a llenarse de agua el «XX Aniversario», Sergio le dijo a Roberto, el amigo de dieciséis años: «Perdóname, Papito» y fue a la cabina. Entre los frenéticos gritos de las mujeres y los niños de la bodega, Sergio sacó la pistola y le gritó a Roberto: «Los comunistas no me cogerán vivo nunca». Dirigió la pistola a la sien y se mató.

Roberto Calveiro aún recuerda que las aguas se enrojecieron alrededor de los cuerpos de los hombres, mujeres y niños balaceados. También fue testigo del ahogamiento de los que sobrevivieron la matanza inicial pero que no pudieron soportar la fuerza del mar y se hundieron sin volver a salir más. El propio Calveiro saltó al agua y empezó a nadar, pero cuando los patrulleros lo vieron le empezaron a disparar. Más tarde, cuando fue recogido en el mar por el cabello y golpeado en un patrullero, los guardafronteras que le dispararon le confesaron: «Chico, no sé cómo pudiste sobrevivir con todas las balas que te disparé». Cuando llegaron al fin a la costa, los guardias le dijeron a Roberto que se echara a correr. Roberto se negó, sabiendo bien que le dispararían. Aunque había salvado la vida, le esperaban muchas otras experiencias al muchacho de 16 años en los próximos doce años, que pasó en una cárcel cubana.

El régimen rescató sólo 11 de los cadáveres de los casi cuatro docenas de hombres, mujeres y niños masacrados ese día. El gobierno no le dio ninguna explicación a las familias de los desaparecidos, solo que habían muerto en el mar durante el «secuestro» de un barco. El gobierno no permitió entierros comunes. Antes de permitir a los diez sobrevivientes que regresaran a casa, les ordenaron no hablar con nadie sobre el incidente y no reunirse en grupos en que hubiera más de dos de ellos presentes. Durante los próximos dos años, tuvieron agentes del gobierno estacionados para monitorear sus actividades, mientras intentaban sobornar a los familiares de las víctimas, así como a los sobrevivientes, dándoles televisores, refrigeradores y otros equipos usualmente reservados para altos funcionarios del gobierno. "

LOS CRIMENES DE COJIMAR

http://www.norbertofuentes.com/hijos.asp

" El 1 de julio de 1993, un ciudadano americano y un residente cubano-americano recibieron disparos de las autoridades cubanas cuando intentaban recoger familiares y traerlos a los Estados Unidos. También mataron a tiros a tres cubanos cuando nadaban hacia el barco que esperaba. Rick Hoddinott y Hugo Portilla, que había escapado en una balsa en 1992, pensaba que no tenía otra opción sino regresar a buscar a su esposa, Lourdes, y a su hija de cuatro años, Monica. La embarcación, de 32 pies, fue vista fácilmente por los cubanos que esperaban en la costa. Hoddinott testificó más tarde que «lo próximo que vi fueron unas cuarenta personas que nadaban hacia el barco».

Entre los nadadores estaban el esposo y el hijo de Barbara Manzini. Barbara, una ciudadana americana que estaba de visita con sus familiares en Cuba, se quedó en tierra y vio desarrollarse los acontecimientos. El simple rescate de dos personas se haría caótico. No pasaría mucho tiempo antes de que atrajera la atención de los guardacostas cubanos estacionados a sólo tresciendas yardas. Hoddinott recuerda haber visto seis o siete guardias en la playa y luego a un barco del gobierno cubano. Los oficiales cubanos, que dijeron después que el barco encallado no estaba «cooperando con la demanda de detenerse», abrieron fuego de epente, aunque el esposo de Barbara Manzini, Rigoberto Hernández, gritaba desde el barco: «¡No disparen! ¡No disparen! El barco no se puede mover -está varado». Hoddinott fue alcanzado dos veces en la rodilla y una vez en el pie por las balas de los guardias que ahora disparaban desde la playa y desde el barco del gobierno.

Varios cubanos que nadaban hacia el barco de rescate, indefensos y vulnerables, recibieron también disparos. Hoddinott recuerda haber escuchado los gritos de los niños y haber visto aguas ensangrentadas batir los blancos paneles del barco. Cuando terminaron las ráfagas del guardia, diez nadadores cubanos estaban seriamente heridos y tres de ellos, todos jóvenes, muertos.

El más joven de las tres víctimas era Loamis González Manzini, de 16 años. Su madre Barbara, cuyo padre murió en 1961 también cuando intentaba escapar de la isla, fue arrestada después por protestar por la muerte de su hijo. Fue encarcelada como una supuesta «organizadora» de la fuga. Los guardias dispararon también contra el esposo de Barbara durante el desastre.


Una segunda víctima, Mario Horta Jr., tenía sólo 19 años. Su padre, que vive en Miami, ha dicho: «Nunca pensé que perdería a mi hijo a manos del mismo régimen criminal que mató a mi padre. Mi padre fue ejecutado por el gobierno por 'actividades contrarrevolucionarias'. Sólo quería un poco de justicia y libertad, igual que mi hijo».


La tercera víctima, Alfredo Evelio Marin, murió a los 26 años. En ese momento su madre, sin sospechar nada, estaba visitando familiares en Miami. El tiroteo fue tan intenso que despertó a todo Cojímar. Varias casas cercanas a la playa recibieron disparos. Cientos de personas se reunieron en la playa y observaron la masacre.

Cuando llegó la policía, el pueblo ya estaba indignado con lo que había visto. «Algunos empezaron a tirarle piedras a los carros de la policía y a gritar consignas contra el gobierno, y otros tiraban botellas», testificó Barbara Manzini. El régimen de Castro respondió enviando tres camiones llenos de tropas del Ministerio del Interior especialmente entrenadas alrededor de medianoche. Hoddinott describe lo que vio después que ayudó a una muchacha y a su madre en tierra: «Cuando llegué al fin a tierra, había cientos de manifestantes, quizás mil, que gritaban y me aplaudían como si yo fuera un héroe». Como Hoddinott estaba perdiendo mucha sangre, dos mujeres lo pusieron en un taxi y lo enviaron a un doctor, donde fue localizado después por las autoridades cubanas y trasladado a un hospital. Aunque en el hospital comía arroz y frijoles, pescado y carne diariamente, enseguida se dio cuenta de que otros pacientes no eran tratados igual: «Creo que estaban tratando de impresionarme, para que cuando regresara (a EU), parecieran buena gente», dijo Hoddinott."





LOS HECHOS DE REGLA


http://www.norbertofuentes.com/hijos.asp


" En la noche del 13 de octubre de 1993, Luis Quevedo Remolina, de 23 años, y siete amigos, lanzaron su rudimentaria balsa al mar. A las 7:00 p.m., los ocho jóvenes se subieron a un camión y se dirigieron a la costa. En algún sitio de la carretera entre Bacuranao y Tarará, los guardias vieron el camión y le dispararon. Mientras el camión se detenía, los jóvenes saltaron y corrieron en todas direcciones. Los guardias capturaron enseguida a todos menos a uno, que siguió eludiéndolos hasta que fue atrapado entre ellos y el océano. Luis Quevedo Remolina, gritó «No disparen» y se rindió. Los guardias no dispararon. En cambio, comenzaron a golpear a Luis Quevedo repetidamente con la culata de los rifles. Cuando se cansaron de golpearlo, su víctima estaba cubierta de sangre y apenas agarrado a la vida. El resto también fue golpeado y luego llevado a Villa Marista.

Luis Quevedo fue llevado a un hospital donde murió. Su familia, después de buscar frenéticamente en las estaciones de policía, hospitales y morgues, fue informada al fin de su muerte 15 horas después. El gobierno cubano le dijo primero a Esther Remolina que su hijo había muerto instantáneamente, al recibir un disparo cuando intentaba escapar. Cuando fue a vestirlo para el funeral, sin embargo, se desmayó: no había disparos, sino contusiones y huesos partidos. En un conmovedor testimonio grabado por el activista pro derechos humanos Ladislao Velázquez (que fue arrestado poco después), la madre de Luis describió las condiciones del cuerpo de su hijo: «Le aplastaron los testículos. Le rompieron la mandíbula, le rompieron toda la boca. Lo golpearon con las ametralladoras en el estómago. Dijeron después que había muerto de un disparo pero cuando fuimos a vestirlo en la funeraria vimos que no tenía ninguna herida de bala. Lo despedazaron. Son asesinos. Son fascistas. Son criminales.» La noticia se regó rápidamente por el pueblo natal de Luis Quevedo, Regla. Cuando se supieron los detalles, la intranquilidad pública se convirtió enseguida en indignación, aunque la prensa gubernamental ....ni si quiera informó la versión gubernamental del caso.

Mientras tanto, no se le permitía a amigos y familiares de los siete jóvenes detenidos en Villa Marista que los visitaran. Uno de ellos, Luis Abel Rodríguez Aguilera, estaba herido de gravedad por haber sido golpeado repetidamente con la culata de una ametralladora en la cabeza. Para evitar que su madre viera las heridas, los guardias de seguridad le dijeron que su hijo no quería recibir visitas. En la tarde del 15 de octubre, unos 300 dolientes caminaban detrás del carruaje que llevaba el cuerpo de Luis Quevedo. Muchos más se unieron espontáneamente al atravesar el pueblo el cortejo.

De repente se encontraron que la policía había puesto barricadas en la calle principal para desviar a la creciente multitud. Gritos pidiendo justicia y el fin de la dictadura de Castro empezaron a llenar las calles de Regla. «Asesinos, comunistas», gritaba la multitud. Lo que había empezado como una solemne marcha fúnebre se había convertido en toda una protesta pública contra la represión. El chofer del carro fúnebre se negó a pasar por la estación de policía. Los dolientes, sin embargo, estaban decididos a expresar su dolor. Eide Regosa Pérez rompió las ventanillas traseras del carro (por lo cual fue condenado a un año en prisión). Abrieron la puerta y sacaron el ataúd. Los dolientes corrieron, queriendo todos cargar la caja, y el ataúd fue levantado. La multitud lo colocó frente a la estación de policía. Los gritos de «Abajo Fidel! ¡Abajo la dictadura!» se hacían más fuertes mientras la policía amenazaba a los manifestantes: «Sigan, sigan, cuando esto se termine los vamos a golpear a todos».


Más tarde cumplieron sus amenazas y muchos fueron heridos y llevados a clínicas. En el cementerio, una multitud que esperaba se unió al cortejo fúnebre. Aunque la policía, que llegó alrededor del mediodía, trató de dispersar la multitud con amenazas y diciendo que no se permitiría ningún entierro ese día, la gente se negó a abandonar el lugar. A las 2:00 p.m. la policía llamó a las Brigadas de Respuesta Rápida y le dio instrucciones para que dispersaran por la fuerza a la multitud. Identificados con pañuelos amarrados en el brazo, empezaron a atacar a los manifestantes con palos y cadenas.

Uno de los golpeados y arrestados fue Daniel Santana Quevedo, hermano del muerto. Daniel, cuya herida en la cara necesitó después quince puntos, fue llevado al Departamento Técnico de Investigaciones. También llevaron a ese lugar a los hermanos Héctor y Eduardo Quevedo y a los hermanos Eduardo y Manuel Paz Quevedo, todos familiares del muerto. Aproximadamente unos 30 cubanos fueron arrestados en conexión con los acontecimientos de ese día.

El siguiente testimonio de la madre de Luis Quevedo Remolina, Esther, ilustra cómo la familia seguía siendo perseguida casi diez meses después del asesinato de su hijo.


Esther habla de su encuentro con Jorge Rojas, periodista del gobierno, que intentó obligarla a decir que las acciones del gobierno estaban justificadas. Accedió a hablar porque Rojas le garantizó que la entrevista aparecería en la televisión cubana. Ante las cámaras y micrófonos, Rojas me preguntó qué pensaba de la muerte de mi hijo. Le respondí que no era lo que yo pensaba, sino que lo que había ocurrido realmente, era que mi hijo había sido asesinado. Le expliqué cómo abrí el ataúd, revisé a mi hijo, le saqué el algodón de la boca y vi sus dientes rotos, sus pómulos rotos. Lo vi brutalmente golpeado. Entonces el periodista dijo que Luis había muerte de una herida de bala. ¿Qué bala? Yo no vi ninguna bala, y aunque eso fuera cierto, es un asesinato, porque las balas no caen del cielo. Yo vi los golpes y deformaciones que tenía mi hijo. Entonces, Rojas dijo que si yo no cooperaba, mi otro hijo, Daniel Santana Quevedo, que ahora está encarcelado en el Combinado del Este, sería condenado a más años de prisión. Y que si yo decía otra cosa, Daniel recibiría una sentencia menor. Yo respondí que no importaba si la sentencia era de seis meses o de por vida, era injusta porque Daniel era culpable sólo de protestar por la muerte de suhermano. Nunca pasaron mi testimonio por televisión. Esa no era la verdad tras la cual estaban».

Daniel, el hermano de Luis Quevedo, fue sometido a abusos físicos por lo menos en tres ocasiones. Durante la manifestación, agentes de Seguridad del Estados vestidos de civil lo golpearon hasta dejarlo inconciente con bolas de hierro metidas en el puño. Mientras era arrestado por «desafío», la policía cubana golpeó a Daniel de nuevo, pero esta vez en su propio hogar, en presencia de sus hijos, entre ellos su hija de siete años. Fue entonces trasladado al Combinado del Este, donde los guardias intentaron obligarlo a gritar «Viva Fidel». Cuando se negó, Daniel fue golpeado brutalmente hasta que perdió el conocimiento. La represión está lejos de haber terminado: los Quevedo están bajo vigilancia constante, los activistas que han luchado por informar al mundo lo que ocurrió esa noche de octubre en que fue asesinado el joven Luis han sido silenciados sistemáticamente por la policía política de Cuba. Aquí en Cuba, se violan los derechos humanos. Yo misma estoy pasando algo inenarrable. Soy una muerta en vida. Asesinaron a mi hijo, un pelotón de fusilamiento asesinó a mi hermano en 1974, y tienen en prisión a mi hijo Daniel por protestar por el asesinato de su hermano. Quiero que el mundo entero escuche mi ruego. Quiero justicia para mi hijo Daniel que está encarcelado injustamente. Quiero que todo el mundo sepa que donde quiera que vaya, seguiré diciendo que ellos asesinaron a mi Luis. Y pido justicia, no sólo para mi hijo Daniel, sino para todos los jóvenes de Cuba. "

ASESINATOS CERCANOS A LA BASE NAVAL DE GUANTANAMO

" El 19 de junio de 1994, a las 2:00 p.m., oficiales de la Base Naval de EU vieron a un grupo de cubanos que nadaban hacia la base, seguidos por un barco patrullero cubano. Los guardias cubanos se acercaron a los nadadores y empezaron a lanzar granadas a su paso. Aunque los oficiales de EU vieron más tarde cómo recogían los cuerpos del agua, no pudieron determinar la condición precisa de los nadadores.

Al día siguiente, 20 de junio, a la 1:30 p.m., barcos patrulleros cubanos fueron vistos de nuevo lanzando granadas a cubanos que nadaban hacia la base. Como si jugaran con la vida de los nadadores, los soldados disparaban al agua con ametralladoras. Los sobrevivientes fueron después sacados del agua y llevados a prisiones en Cuba.

Una semana más tarde, el 26 de junio, a las 11 a.m., oficiales de la Base Naval de EU observaron cuando barcos patrulleros cubanos rodeaban a un grupo de nadadores, disparaban contra ellos con ametralladooras y lanzaban granadas a su paso. Después que varios nadadores aparentemente ilesos fueron llevados al barco, tres cadáveres fueron recogidos con ganchos de pescar.

El 27 de junio, fue observado el Guardacostas cubano reprimiendo violentamente otros dos intentos de llegar a la Base. A las 11:30 a.m., se vio a los guardias del patrullero lanzar dos granadas cerca de un grupo de nadadores. Más tarde ese mismo día, se vio a los guardias abrir fuego contra otro grupo de nadadores. No se sabe si hubo sobrevivientes. El Subsecretario Asistente de Estado para América Latina, Robert Gelbart, describió los incidentes anteriores como «el tipo más salvaje de comportamiento del que he oído nunca -incluso peor de que lo que ocurría en el Muro de Berlín», mientras que la Casa Blanca emitió una protesta oficial contra el gobierno de FC pidiendo una detención inmediata de esas «bárbaras prácticas»."

Veamos el testimonio de la madre de Iskander Maleras Pedraza, uno de los asesinados por las tropas cubanas al tratar de llegar a la Base Naval de Guantánamo el 19 de enero de 1994:

UN CRIMEN A SANGRE FRIA: EL ASESINATO DE ISKANDER MALERAS PEDRAZA Y LUIS ANGEL VALVERDE LINFERNAL ( Por Eulalia N. Pedraza *, La Nueva Cuba, Enero 12, 2006 )

" ... Pero a principio de ese año (1994) cuatro jóvenes -como centenares otros- se disponían a escapar de Cuba y encontrar la libertad a través de la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo, en el oriente de Cuba.

Iskander Maleras Pedraza --->

Era el 19 enero de 1994. Entre aquellos cuatro jóvenes se encontraban Iskander Maleras Pedraza, Luis Angel Valverde Linfernal, Luis Gustavo Matos y Eduardo Serante Gonzalez. Eran jóvenes con sueños de libertades. Asfixiados bajo la atmósfera tenebrosa y gris de la dictadura impuesta a Cuba por décadas, buscaban la libertad que nunca conocieron, pero que imaginaban con la certeza absoluta de que era posible alcanzarla.

Dos de los jóvenes mientras nadaban, arrastraban una rústica y diminuta balsa y sobre ella (no sabia nadar) iban Iskander Maleras Pedraza y Luis Angel Valverde Linfernal, que a su lado en la balsa, cuidaba de que el fuerte oleaje no volcara la balsa mientras los otros dos se turnaban para remolcarlo. Era plena tarde, de un día claro y de sol. Cuando ya se encontraban a 50 metros de la orilla de la base, llenos de alegría por lo que consideraban era un triunfo extraordinario, y sin previo aviso, el silencio de la tarde, se rompió con las ráfagas de los fusiles automáticos AKM que disparaban los soldados guardafronteras del régimen José A. Barceló Escalona e Iván Ricardo Fuentes Ramírez, residentes de la finca Majural Valdés, Manatí, Las Tunas.

Los jóvenes en el agua intentaron sumergirse a toda prisa para protegerse de una verdadera lluvia de proyectiles. Alguno de ellos gritó pidiendo inutilmente clemencia. Sobre la balsa yacían inmóvil los cadáveres ametrallados en la flor de la vida de Iskander Maleras Pedraza y Luis Angel Valverde Linfernal. Sus cadáveres no fueron entregados a sus familiares para darle cristiana sepultura, ni fue permitido sepultarlos en las respectivas bóvedas familiares sino en fosas previamente abiertas en un patio del cementerio San Rafael de Gtmo. destinado a las victimas de los guardafronteras o de los campos minados que separan la linea fronteriza de la Base Naval. Son las tumbas sin nombres, sin marcas, de las que están sembrados los cementerios de toda Cuba desde los inicios de la dictadura.

En el juicio efectuado al único capturado, Eduardo Serante ya que a Luis Gustavo Matos lo dieron por desaparecido, pero logró alcanzar su objetivo, no fueron presentados los mencionados asesinos, porque para su proteccion fueron trasladados no sin antes recibir una condecoracion por "cumplimiento del deber" de manos de Roberto Robaina, que fungía como Primer Secretario de la UJC y del Gral. de Ejercitos Ulises Rosales del Toro. Seguidamente en el diario controlado por la tiranía, "Granma", publicaron declaraciones de Raul Castro calificando a los "Baseros" (no balseros) de traidores a la Patria, contrarrevolucionarios, antisociales, etc.

Mi hijo Iskander Maleras Pedraza, había nacido en Guantánamo, el 15 de Septiembre de 1967 y sus padres, nosotros, Antonio R. Maleras y Eulalia N. Pedraza. Iskander era el menor de tres hermanos: Nilda. V. y Antonio M. Iskander creció siendo muy mimado dentro de su seno familiar con cuidados especiales debido a su nacimiento prematuro que le dejo secuelas y tratamiento Neurologico-vascular de por vida. Completo sus estudios de Secundaria Basica. Poseia una gracia natural que atraia simpatías hasta en sus travesuras infantiles. Su caracter era afable y bondadoso sobre todo con las personas mayores y desvalidos con las que compartia desde un cigarro hasta la comida, ropas y zapatos.

Tenia muchos amigos blancos y negros, mayores y menores. No era capaz de delatar a nadie aun a costa de su propia libertad. Su entretenimiento favorito eran su bicicleta y pequeña motocicleta. Pasaba horas dándole mantemiento y lustrandolas. Fue un joven trabajador, pero se manisfetaba en publico en contra de la figura de Fidel Castro. Fue investigado, acosado y perseguido por agentes de la policía polítical, la temible Seguridad del Estado, por el Departamento Tecnico de Investigaciones y sus informantes en la cuadra: San Gregorio et/ E. Giro y B. Maso.

Entre los esbirros que lo acosaron, intimidaron y persiguieron con saña están el Capitán Moreira, el Teniente Caraballo, el agente policial Moso, el Jefe de Sector de turno en el area, Fructuoso Moreira, Dulce Taquechel y Antonio Ortega. Fue objeto de innumerables citaciones oficiales, detenciones arbitrarias, registros domiciliarios, tres meses bajo arresto en el combinado de Gtmo. involucrado a proposito en un caso de delito común a fin de poder encarcelarlo, pero siendo absuelto en el juicio al declarar uno de los implicados que ni siquiera lo conocian y que los habían instado a implicar a Iskander el agente policial Moso. Así consta en la Resolucion emitida por el Tribunal Mcpal. de Gtmo. Moso le había amenazado al no lograr su cooperación (así le llaman a "delatar") durante una de las tantas veces que fue conducido al DTI, y que no descansaría jamás hasta verlo preso y lo cumplio sin importarle el daño moral y psicológico que le ocasionó a él y también a sus padres y hermanos. "

* Eulalia Nilda Pedraza es la madre del joven Iskander Maleras Pedraza.



OTROS MUERTOS A LA CUENTA DEL REGIMEN DE FIDEL CASTRO

http://www.lanuevacuba.com/archivo

masacre-713-1994.htm


"Yo no había enfrentado la muerte anteriormente, ni la había observado en las caras de otras personas. Nunca me olvidaré de los niños. O las miradas en las caras de sus madres," dijo Eduardo Serrera en el libro de Helga silva "The Children of Mariel."

Serrera recuerda el evento traumatizante que el pasó mientras se iba por el puerto de Mariel, Cuba, en 1980. Él fue hacinado dentro de un bote camaronero de 24 pies junto a 36 hombres, mujeres y niños. El venía con su madre, pero los guardias de Castro los forzaron a que viajaran separados. El la perdió de vista.

"En el tercer día, el bote se empezó a llenar de agua. Nosotros usamos todo a nuestro alcanze -- cubos, contenedores -- para sacar el agua." Afortunadamente, alrededor del mediodía los guardacostas de E.U. vieron el barco. Recuerda Serrera, "Los marineros tuvieron que hacer una cadena humana para físicamente poder levantarnos de nuestro barco que se hundía."

A bordo del buque del guardacosta en camino hacia los E.U., ellos se encontraron otros Cubanos en peligro en los Estrechos de la Florida. Pero no todos pudieron ser salvados porque las olas impidieron que el buque de los guardacostas se pudieran acercar para rescatarlos. Un barco se lo llevaba la corriente y se deshacía, y Serrara no puede olvidar los gritos de ayuda.

"Era terrible." Cuando las mujeres a bordo se dieron cuenta que ellas no podían ser rescatadas, ellas "recogieron a sus hijos y los tiraban sobre las barandillas para nuestro lado. Ocho o nueve niños fueron tirados en el aire. Yo agarré uno, un nené -- de nueve meses de edad -- tan frío que su piel estaba azul. Y sus ojos estaban abiertos de terror.

"Las mujeres en el barco se miraban desesperadas cuando su bote se lo comenzó a llevar la corriente. Ellas gritaban con dolor. Yo pude escuchar sus voces alejándose en la oscuridad suplicándonos que cuidáramos de sus hijos."