LOS PEONES DEL ODIO
Cubanet/ Noticuba Internacional
Los Peones del odio
Por Luís Cino
La Habana, 6 de septiembre de 2006
*****************
"...Acechando al prójimo, convertido por los jefes en subversivos, enemigos de clase, antisociales o mercenarios. Da lo mismo como se llamen. Son sólo enemigos. Con ellos no puede haber compasión..."
****************
Siempre han estado en la foto. Peones del odio, prestos a ser azuzados. Descendientes directos de rancheadores
y guerrilleros, como plagas sobre esta tierra que se suponía sin alimañas.
El primero que sin proponérselo los captó con su lente fue Walker Evans, en 1932. Durante tres semanas, el fotógrafo norteamericano transformó su obsesión habanera en una de las más impresionantes colecciones de fotos de la capital cubana.
En muchas de ellas hay una presencia constante, fantasmagórica e inquietante. Un negro de mediana edad, vestido de traje blanco, corbata negra y blanca y sombrero de pajilla. Está parado en una céntrica esquina de la ciudad, "viendo pasar a medio mundo". Sus ojos parecen seguirnos desde la fotografía. Evans lo bautizó "El ciudadano de La Habana". Se equivocaba el fotógrafo. Un chivato no es cualquier ciudadano, ni siquiera en La Habana.
Guillermo Cabrera Infante, siempre mal pensado y sagaz, opinaba que el negro vestido de blanco pudo ser un esbirro de los que tenía Machado. Según él, "se ve peligroso tal vez porque está tan bien vestido".
Es posible que la mayor oportunidad que tuvo en su vida el negro de blanco, que no era "iyabó", fue integrarse a los porristas de la Liga Patriótica para servir al General. Tal vez terminó despedazado en agosto de 1933. O, sencillamente, lo heredó Batista, que todavía no era general y le era racialmente más próximo.
No importa. Hombres como él se multiplicaron en las fotos. De todas las razas, tallas y atuendos. Con bigotes, sombreros o gorras rojas. Camisas de cuadros, zapatos de dos tonos, abrigos negros, botas rusas, pantalón verde olivo o camiseta con consigna impresa en el pecho y en la espalda.
Acechando al prójimo, convertido por los jefes en subversivos, enemigos de clase, antisociales o mercenarios. Da lo mismo como se llamen. Son sólo enemigos. Con ellos no puede haber compasión.
En 1958, se retrataban sonrientes, con sus víctimas ensangrentadas, con las Thompson como cómplices, testigos de cargo y fiscales.
En los años 60 gritaban paredón, y apedreando las iglesias, decidieron que fuéramos ateos.
Los vi en 1980, arreando a golpes a una familia por la Víbora, empujando y golpeando a una mujer en plena Rampa. Eran simplemente la escoria que expulsaban del paraíso.
Volvieron a aparecer en las fotos. Ahora son en colores. Con los rostros desfigurados por el odio, en coreografía policial, y con merienda garantizada por el Partido. Es un mitin de repudio contra la decencia y la dignidad. Gritan consignas orientadas desde una bocina y un amplificador ruso.
Un día serán sólo fotos detenidas en el tiempo, como las del fantasmal negro vestido de blanco que retrató Walker Evans mientras vigilaba una céntrica esquina habanera.
Fonte: NotiCubaInternacional
http:www.noticubainternacional.com
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home