A QUIEN PUEDA INTERESAR: LOS HECHOS
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A QUIEN PUEDA INTERESAR: LOS HECHOS
Por Wilfredo Vallín Almeida
22 de octubre de 2006
La Habana – www.PayoLibre.com – Es viernes 6 de octubre del año en curso. Son alrededor de las nueve de la noche. Estoy sentado y leo a Maynard Keynes. Suena el timbre y mi esposa abre. La siento conversar con alguien en la puerta. Se acerca con cara de preocupación.
-La contra-inteligencia quiere hablar contigo – me dice.
-Que pase – respondo.
Estoy en short. Me visto y salgo. Ya están sentados en la sala. Saludo y pregunto en que puedo servirles. Uno de ellos, el único que va a hablar durante el resto del encuentro, vuelve a repetir que son de la contra- inteligencia, que han venido a verme para conversar conmigo y me preguntan si necesitan identificarse. Digo que si. Me enseña un carné que pido ver en propia mano. Mi esposa está a mi lado. Miramos la tarjeta por una de sus caras: tres letras de muy diferente significación y recordación para miles, quizás millones, de cubanos: DSE.
Doy vuelta al documento para verlo por el reverso. Apenas tengo tiempo pues el agente se levanta presuroso y nos lo sustrae de las manos.
-No necesita leer el carné. Si quieren mi nombre completo y mi dirección, yo puedo dárselos – Hay irritación en sus palabras.
-Sólo me dio tiempo a leer el nombre y uno de sus apellidos. No obstante conociendo como se maneja la ley penal en Cuba, no voy a llamarlo por su nombre, no vaya a ser que se me acuse de “revelar secretos de la seguridad del Estado” . Lo voy a llamar entonces... “ Justino” para todo lo que sigue.
A pesar de lo dicho, inquiero si estoy en un interrogatorio.
“ Justino me dice que no, que es una simple conversación.... y agrega acto seguido que no han venido a discutir conmigo de derecho, que ellos saben que esa es mi especialidad y que no van a propiciar que yo aproveche la oportunidad para darles una clase sobre jurisprudencia o legalidad, que ese no es el objetivo de su presencia en mi casa y que el tema del derecho queda excluido de la conversación que seguirá. Lo anterior es dicho, además, de forma categórica: cualquier cita, reclamo, etc. que toquen siquiera de lejos la Constitución penal socialista, el Código penal socialista, la Ley de procedimiento penal socialista o cualquiera de ese tenor, queda fuera de esta “conversación” que, siempre según “Justino”, no es sino “amistosa”. Nada más.
- Es inconcebible – alego – que Ud. venga a verme, supuestamente en nombre de las leyes de la República y que me diga que no puedo aludir a ellas. Eso es un absurdo insólito.
Pero “Justino” no está dispuesto a ceder en su posición. A continuación pretende demostrarme que sabe muchas cosas sobre mi, pero su información resulta precaria. Me señala como miembro actual y activo del Partido Liberal de Cuba, lo que no es cierto. Me vincula después a la membresía del Partido Solidaridad Democrática, en lo que también yerra. Me involucra en las filas del Movimiento Liberal Cubano, con lo que vuelve a equivocarse.
“Justino” muestra asombro cuando le hablo de una carta personal entregada en Villa Maristas el 31 de marzo de 2003 y donde señalaba toda una serie de violaciones increíbles de la Ley de procedimiento penal durante los arrestos de los 75, que nunca me fue respondida y, evidentemente, se molesta más aún cuando le digo que hace más de un año tres personas entregamos a la Fiscalía General de la República una carta pidiendo justicia por los sucesos del remolcador 13 de Marzo..... que aún aguarda por la respuesta de esa entidad garantizadora de la legalidad socialista.
“ Justino” me habla entonces, acalorado, del crimen de Barbados, de los bombardeos de Viet-Nam, de Hiroshima y Nagasaki.... pero no parecen gustarle mis respuestas de que todos los actos terroristas deben ser juzgados..... pero TODOS, pues el problema no puede ser quien lo hace lo que se hace que, en efecto, Viet-Nam puede haber sido un crimen, pero que también lo fue la invasión soviética a Afganistán, que no puede hablarse de esas dos pobres ciudades niponas sin recordar que el camino que condujo a eso se llamó pearl Harbour.
El agente me reitera que han venido a conversar “de forma amistosa” y que yo estoy respondiendo como si los considerara enemigos, pero lo que a mi me llega es su malestar ante mi reticencia da aceptar fácilmente sus puntos de vista..... que no era lo que él esperaba. No obstante y para demostrarme lo sincero de su diálogo “amistoso” me expresa que han venido desarmados “... pues a veces, la discusión puede alterar a las personas y hasta hacerse uso de las armas”.
Me insiste luego en mi vinculación con personas opositoras al sistema socialista y le respondo que, como abogado, asesoré, asesoro y asesoraré, como ha ocurrido en incontables ocasiones anteriores, a cuanto cubano o cubana se me acerque a consultarme lo mismo sobre disposiciones de la vivienda, una acusación por hurto, la doble ciudadanía en la ley cubana, los derechos otorgados por la Constitución socialista, etc. Cuando le pregunté que disposición legal yo violaba con tal conducta, se mostró evasivo, respondiéndome que “aunque él era abogado también, hacía tiempo que estaba fuera de los libros y necesitaba consultarlos”.
Agregó que si yo estaba dispuesto a asesorarlo a él también al igual que a todas esas personas antes mencionadas, a lo que le respondí que tendría muchísimo gusto en asesorarle en cuanto a las leyes de este país... pues (y esto no se lo dije pero si lo pensé), él resultaba un abogado muy sui géneris que necesitaba asesoramiento y para el cual las leyes del país parecían no existir.
Antes de concluir me habló de los disidentes que lo eran porque lo que querían en realidad era marcharse de Cuba, de personas que vendían avales con finalidad de lucro, que le insistiera a la Fiscalía para que me respondiera, que yo no había entendido la finalidad de su visita (y en eso también se equivocó porque si entendí perfectamente) y aconsejó a mi esposa para que me hiciera desistir de mis ideas.
Es posible que en esta exposición, que he tratado de reducir lo más posible, se me haya quedado algo dicho y no reflejado aquí, pero creo que lo esencial, si está. Hasta aquí, pues, LOS HECHOS.
Lo que sigue a continuación es algo que quiero poner en conocimiento, en primer lugar, del actual gobierno de la nación, de la Dirección del Ministerio del Interior, de los órganos de justicia y de cuanta institución, grupo, gobierno, organismo o tribunal de justicia internacional se interese de buena fe por la vida de los cubanos y las condiciones de su existencia.
En Cuba existe un grupo cada vez más numeroso de personas que piensan que el profundo y extendido diferendo existente entre los cubanos debe ser resuelto de una vez por todas y que para eso es menester llegar a un entendimiento entre TODOS los cubanos con voluntad para ello y que quieran para Cuba un final del estado actual de las cosas que no puede ser más sombrío, pero no el final de la antigua Yugoslavia o de Rumania. Que todos debemos trabajar por semejante consenso pues la virtud de la futura república debe tener sus bases en la sincera reconciliación de la familia cubana.
Los que así pensamos, estamos tomando la decisión de mantenernos dentro de los más estrictos límites de la legalidad, sin apartarnos de ella un milímetro, pero, y al mismo tiempo, exigiendo de las autoridades esa misma conducta, es decir, el riguroso cumplimiento por parte de las autoridades de su propia legalidad, pues resulta un total absurdo kafkiano que el Ministerio del Interior, los Tribunales de la República o la Fiscalía General exijan de los ciudadanos una conducta determinada en nombre de una ley que esos mismos organismos violentan y desconocen olímpicamente.
Hay multitud de ejemplos en ese sentido y uno de ellos se ha narrado aquí en los LOS HECHOS. Creo oportuno traer ahora aquí las palabras del general de Ejército Raúl Castro: “... y condición determinante para ello es que las masas conozcan y dominen todo lo relativo a las estructuras y mecanismos del Estado. Que dominen el contenido de la Constitución y de las leyes. Que conozcan perfectamente cuales son sus derechos y cuales las vías para ejercerlos.”
Dados los ejemplos anteriores, estamos por pensar que, en el estado actual de cosas en el país, les resulta más difícil a las autoridades cumplir con su propia legalidad que a nosotros observarla y de aquí la paradoja de que ahora sean nada más y nada menos los opositores los que devenguen reclamadores del cumplimiento de la legalidad y que aquellos que la instauraron y que debieran ser sus más fieles defensores, se tornen en sus más flagrantes violadores y nos quieran negar y de hecho nos nieguen, el elementalísimo derecho de tenerla presente en nuestros encontronazos. Nada. “son cosas de la dialéctica”, diría Marx.
No obstante, sabemos que en el gobierno hay personas que piensan y que consideran que los demás deben ser oídos. Sabemos que no todos se manejan en términos de reprimir, sin más ni más. Señores miren a su alrededor y vean hasta donde han llegado las cosas por una intransigencia que paranoicamente ve traidores, enemigos y pasadores de cuenta en la más mínima manifestación de inconformidad o discrepancia. Si la posición de los supuestos “agentes de la ley” y su mensaje a los ciudadanos es que no hay ninguna ley o que, de haberla, esta no es tenida en cuenta en lo absoluto por ellos y que, por ende, todo el ordenamiento jurídico socialista no es sino una ficción, ¿que queda para los simples ciudadanos?.
En lo personal no me merecen el más mínimo respeto quienes, en nombre del Estado socialista me dicen que para ello las leyes socialistas no significan nada. Después de esto, ¿con que moral se puede llamar a los ciudadanos a que respeten el orden jurídico del país?
Si las cosas son así, entonces estamos solamente en presencia del derecho de la fuerza y no de la fuerza del derecho y se gobierna con la intimidación y la ignorancia absoluta de los principios jurídicos elementales que informan la verdadera legalidad de los países civilizados desde la Revolución Francesa a la fecha.
Es totalmente inconcebible que un Estado que dice respetarse y que cuenta con personal preparado en muchas profesiones y a todos los niveles tenga que acudir a semejantes procedimientos para llamar ¿al orden? A sus ciudadanos. ¡CUIDADO!, ESTO ESTÁ OCURRIENDO. Tales procederes sólo pueden complicar aún más las cosas en las que todos estamos envueltos. Por tanto, RESPETO ABSOLUTO PARA LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA NACIÓN por parte nuestra pero, y fundamentalmente, de Uds. que, se supone, deben dar el ejemplo.
A mi personalmente, no me cuesta ningún trabajo ni observar, ni reclamar la presencia de la Ley, pero a Justino... a Justino parece que le cuesta trabajo, y mucho. Por eso se molesta cuando le menciono el derecho positivo y trata de impedírmelo. Y, por esa razón, quizás la próxima vez venga armado para una conversación “amistosa”. Tal vez así yo comprenda de una vez que cuando se tiene una pistola, la invocación de la Ley, aún de la propia... no tiene la menor importancia.
Wilfredo Vallín Almeida
Licenciado en Derecho.
CAMPAÑA CUBANA POR LA LIBERTAD DE LOS PRISIONEROS POLÍTICOS
"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras".
Hebreos 13-3
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