martes, octubre 03, 2006

SOBRE LA POLEMICA DEL MIAMI HERALD

Sobre la polémica del Miami Herald y Radio Martí



Por Jorge Luis Romeus


Syracuse -- Quiero añadir mis ''cinco centavos'' a la polémica de si los periodistas pueden, sin mancharse, trabajar para varias publicaciones. Pues el que esto escribe, al igual que los diez periodistas censurados por The Miami Herald (TMH) por contribuir con Radio Martí (RM), también ha contribuido para ambas publicaciones. Durante más de 15 años he escrito, pro bono, para las páginas de opinión de El Nuevo Herald (ENH) y he participado en innumerables mesas redondas de RM, así como en otros programas del mismo.

Además, tuve durante años y hasta que la emisora desapareció en 1998, mi propio programa en la Voz del CID. Pero nunca, ni ENH, ni Radio Martí, ni la Voz del CID, ni la CIA ni nadie me ha remunerado por mis contribuciones a los mismos, ni mucho menos pudo influenciar lo que yo decía ni escribía.

Hasta cierto punto coincido con que puede existir algún conflicto de interés al escribir en distintos medios, cuando este nexo es desconocido o cuando el periodista es inmoral. Pero ninguna de estas dos razones son válidas en este caso. Es inverosímil que TMH ignorara, por ejemplo, que Pablo Alfonso durante años haya participado activamente en los programas de RM o en los congresos anuales de ASCE como experto en asuntos cubanos. Es inverosímil que TMH desconociera la participación en RM de Ernesto Betancourt, su primer director. Y es totalmente injusto censurarlos ahora por esta doble afiliación e incluso llegar a separar algunos de ellos del periódico, en forma deshonrosa, aduciendo que el haber sido remunerados por su trabajo periodístico en RM constituye un conflicto de intereses. En una sociedad libre toda persona es inocente hasta que se prueba lo contrario, cosa que no se ha tratado siquiera de hacer aquí.

Implícitamente TMH los ha condenado, sin pruebas de que por trabajar en un medio de difusión del gobierno se han dejando manipular. ¿Acaso TMH, o cualquier otro periódico que publica (y cobra bien por ello) anuncios del gobierno y de las grandes corporaciones del país se deja influenciar por ellos? ¡La misma regla debe ser aplicada!

Esta acción me recuerda aquella famosa escena de Casablanca en la que Claude Rains, jefe de la policía francesa en esa ciudad, es requerido por el jefe alemán de las SS para que cerrara el café de Rick porque éste no se avenía con los deseos del oficial nazi. Entonces Rains recoge sus ''ganancias'' del salón de juego y manda clausurar el local porque, horror, ¡allí se practica el juego ilícito!

Por otra parte, comparar la participación de estos periodistas cubanos con la del señor Williams el año pasado es inválida. Williams engañó a la opinión pública, porque su vinculación era oculta, mientras que los colegas periodistas cubanos censurados son anticastristas convencidos y bien conocidos como tales por los lectores de ENH.

El que escribe estas líneas no comparte muchas de las opiniones de estos colegas, como por ejemplo la eficacia y legalidad del embargo, o la forma a veces descompuesta y poco elegante en que es a veces expresada. Y pública y libremente me he manifestado en ENH y RM en tal sentido. Sin embargo, esto no me libra de pensar que es una injusticia lo que les han hecho. Y me cuestiono las razones que han llevado a TMH a tal actuación.

A mi entender, lo que está ocurriendo aquí es similar a un iceberg. La parte visible es mínima y la que está cubierta (por agua) no se puede ver todavía. Tal vez, como han insinuado algunos ya, TMH está tratando de obtener una plaza para su corresponsalía en La Habana, dada la próxima desaparición física del presidente Castro. Porque, claro está, esto significa un incremento de lectores y más dinero en anuncios para la compañía que recientemente adquirió y dirige TMH.

Resumiendo, me parece que la administración de TMH sale mucho peor parada que los colegas que han sido separados o censurados. Si TMH no estuvo consciente de la dualidad de afiliaciones de sus periodistas, sólo muestra su incompetencia administrativa. Si por el contrario, lo sabía como todos los que sabemos de Cuba, pero se lo callaban porque al público de Miami le encanta leer sobre Castro y Cuba, y ahora lo utilizan en su contra, también porque les conviene, entonces TMH demuestra una gran debilidad moral.

jromeu@ecs.syr.edu