miércoles, diciembre 20, 2006

EL SURREALISMO DE LA "SUCESIÓN" CUBANA

EL SURREALISMO DE LA "SUCESIÓN" CUBANA



Por Gerardo E. Martínez-Solanas *
Columnista
E.U.
La Nueva Cuba
Diciembre 18, 2006



Es difícil clasificar los hechos que suceden en la Cuba de hoy. Sucesos que son propios de una trama muy enredada de ficción fantástica. ¿Son acaso surrealistas estos meses difusos de "sucesión"? Quizás debiéramos hablar más bien de un realismo mágico con mote "revolucionario". O de una leyenda marxista con su mito leninista y elementos sospechosos de nazifascismo. Al final, nos encontramos con que cualquier análisis crítico no da para más que una visión neofeudalista con métodos mafiosos. Una visión distorsionada y absurda como la de algunos cuadros de Picasso o Dalí. Ese borroso galimatías es la herencia real que deja el dictador cubano a la hora de su muerte, mientras su fantasma alucinado se aferra a los últimos vestigios espectrales de su poder vitalicio.


La "sucesión" -inevitable por el imperativo biológico- es, al fin de cuentas, una trágica parodia que avergüenza a todo cubano que aún conserva un ápice de decoro. Se produce al cabo de 48 años de gobierno enquistado en una revolución que tuvo su dinámica a mitad del siglo pasado, pero que la mantiene momificada en una gerontocracia de dirigentes y generales empeñados en proclamar un contrasentido: la "revolución permanente".

Es un gobierno surrealista en su pretensión de que no pueden ni han podido existir durante este medio siglo nuevas iniciativas, mejores soluciones ni mentes más preclaras que las encargadas de perpetuar la leyenda, el mito y la realidad opresora del fracaso "irrevocable" de esa gestión social, económica y política que ha dejado congelada a la Cuba de hoy en un pasado lleno de nostalgias y glorias olvidadas.

En esta historia de 48 años de locuras y caprichos, muchos cubanos han mantenido viva la llama de la democracia y la libertad en una lucha que ha ensayado numerosas estrategias y tácticas. La lucha armada, el sacrificio de miles de mártires, las huellas imborrables de la tortura, el abuso y la humillación, han llegado a tener la grandeza de transformarse en una legítima aspiración a una transición pacífica a la democracia y la flexibilidad ejemplar de proponer un diálogo y una reconciliación nacional.

Empero, ese fantasma que todavía reclama el mando absoluto, acaba de presidir desde las brumas de su conciencia el repugnante espectáculo escenificado en un lugar céntrico de La Habana el Día de los Derechos Humanos. Este 10 de diciembre, quince cubanos dignos intentaron con coraje y con decoro manifestarse públicamente en conmemoración de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Las brigadas de respuesta rápida, esa fuerza paramilitar (hombres y mujeres) que es producto de la iniquidad del tirano y sus testaferros, los interceptaron para insultarlos, escupirlos, golpearlos, lanzarlos al pavimento y patearlos con saña a los gritos de "Viva Fidel" y "Viva la revolución".

La fuerza pública contempló el espectáculo con beneplácito sin hacer nada por detener el abuso, para luego arrestar a las víctimas por "alteración del orden" y acusarlos de "propaganda enemiga" porque portaban copias de la Declaración Universal.

Pretender razonar, negociar o dialogar ahora con el vetusto heredero que intenta una sucesión neofeudal es una actitud ingenua, en el mejor de los casos, o mezquina en la alternativa que obedece a conveniencias, intereses y sombrías maquinaciones que apañan los eufemismos del "modelo chino", de la "transición gradual" o de la "apertura condicionada", que no son otra cosa que la legitimación y la perpetuación del heredero en su feudo.

Perdemos el tiempo con paños tibios mientras Cuba se nos muere de gangrena. La única alternativa feliz sería el apoyo coherente, decidido y amplio a los cubanos dispuestos a organizar y mantener actividades crecientes de resistencia cívica, destinadas a abrir espacios en la sociedad cubana con capacidad de convocatoria, asociación y firme toma de posiciones en una franca lucha por el poder.

Este sábado 16 de diciembre un grupo de valientes intentan reunir a los cubanos dignos en las afueras de La Habana en otra manifestación pacífica y decorosa. Apoyémoslos todos para que con el aliento de la solidaridad y la militancia se multipliquen estas actividades destinadas a despertar y a organizar la sociedad civil en Cuba en su marcha hacia la libertad.

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* Gerardo E. Martínez-Solanas, Economista y Politólogo (CUNY). Ex Funcionario de las Naciones Unidas. Autor de “Gobierno del Pueblo: Opción para un nuevo siglo, ”Ediciones Universal, 1997. En proyecto (en inglés): "Democracy: The Right to Dissent".