lunes, enero 08, 2007

CHAVEZ TENDRÁ UN GOBIERNO CON UNA LÍNEA MÁS DURA Y RADICAL // POR QUÉ CAYÓ RANGEL

Tomado de
http://www.analitica.com/va/sintesis/internacionales/6814854.asp
Chávez tendrá un gobierno con una línea más dura y radical

El Nuevo Herald
Lunes, 8 de enero de 2007
Cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez, inaugure un nuevo período presidencial este próximo miércoles, estará entrando en la álgida escena política del país sudamericano la línea más dura y radical del chavismo, que busca aplicar una rígida receta para construir el llamado socialismo del siglo XXI.
Con una creciente e ilimitada concentración de poder en sus manos, Chávez planea erigirse en el líder único prácticamente sin cortapisas, desplazando a los últimos dirigentes del proceso que mantenían un peso específico, una voz propia y un talante negociador, como el ex vicepresidente José Vicente Rangel.

A imagen y semejanza de Cuba, la responsabilidad de ser el segundo hombre más poderoso del régimen recaerá en Adán Chávez, hermano mayor del presidente considerado un hombre de la nomenklatura y figura clave en la organización del nuevo partido socialista único, que sustituirá el sistema multipartidista que integraba la coalición oficialista.
Adán, ex embajador en La Habana y secretario privado de Chávez, fue nombrado este fin de semana en la posición clave de ministro de Educación, donde se espera que modifique radicalmente el sistema de enseñanza venezolano con un proyecto para estatizar escuelas y, según críticos, ideologizar la formación, un paso clave para instaurar el socialismo en el país petrolero.
De hecho, los tres temas claves en la agenda de Chávez serán el socialismo, la conformación de un partido único y una reforma constitucional que podría incluir la reelección indefinida del presidente, dejó en claro Francisco Ameliach, ex presidente de la Asamblea Nacional y ex militar afecto a Chávez.
''La concentración de poder en Chávez va a ser absoluta'', anticipó el analista político Alberto Garrido, que ha escrito más de una decena de libros sobre el proceso bolivariano.
''Tenemos tres elementos que predominan en la nueva etapa: el líder único, el partido único que se va a ir conformando, y la ideología única'', dijo Garrido.
En la nueva etapa del llamado proyecto Simón Bolívar, mediante el cual Chávez aspira a consolidarse hasta el 2031, el mandatario ejercerá el poder de manera absoluta y delegará en un equipo de personas ''leales'' y ``radicales''.
''El concepto que estoy viendo es de equipo que le responda sólo a Chávez. Porque hasta ahora se decía que ha habido una fragmentación de poderes, pero eso no va a seguir ocurriendo'', opinó Garrido.
En esta línea están los nombramientos de Jorge Rodríguez, ex presidente del Consejo Nacional Electoral, como sustituto de José Vicente Rangel en la vicepresidencia, y Pedro Carreño, un ex militar con vínculos históricos con Chávez y ex parlamentario, en la cartera de Interior y Justicia.
''Los nuevos nombramientos son de gente más cercana a Chávez, más clones de él'', dijo Orlando Ochoa, un analista político basado en Nueva York.
''Chávez no necesita a nadie que le haga ningún tipo de sombra y peso'', sostiene Vilma Petrash, una internacionalista y profesora del Miami Dade College.
''Ha sido relegitimado, se cree el ungido por el proceso revolucionario para hacer dentro y fuera del país lo que quiere, y necesita gente profundamente leal a su persona. Al mismo tiempo está cortando la cabeza de posibles rivales en el poder'', estimó Petrash.
''Es la nueva etapa de la revolución que en la práctica implica un endurecimiento'', dijo el analista político Manuel Felipe Sierra.
''Chávez entra en una fase de radicalizar su revolución. Entonces, los espacios democráticos, todo eso tiende a desaparecer'', apuntó Sierra, que es columnista del diario El Nacional de Caracas.
Los medios de comunicación serán un blanco preferencial en esta nueva etapa del proyecto chavista, estimaron analistas.
El caso más sonado es el de Radio Caracas Televisión (RCTV), el canal de televisión más antiguo del país, cuya concesión se vence en mayo próximo y no le será renovada, anunció el propio presidente Chávez.
El gobierno no ha escuchado peticiones de suspender la medida de la Iglesia Católica, líderes de la oposición y del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
Gloria Cuenca, una periodista y académica de la Universidad Central de Venezuela, afirmó recientemente que ''el registro de las agresiones contra periodistas y medios suman más de 1,000'', con ``toda clase de atropellos y violaciones a la Constitución''.
''Leyes, códigos, reglamentos han sido creados, manipulados, distorsionados y reformados para amedrentar a periodistas y medios'', indicó Cuenca, destacando que, como consecuencia de estas presiones, muchos comunicadores y medios ''suavizaron el tono crítico'' y ``ocultan y maquillan noticias''.
miami.com
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Tomado de http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8329633.asp
Por qué cayó Rangel

Por Manuel Malaver
Puede parecer una ironía, pero después del 3 de diciembre pasado, José Vicente Rangel, era el funcionario del alto gobierno menos dispuesto a secundar a Chávez en su delirio de reformar la constitución para hacerse elegir presidente vitalicio a través de la reelección indefinida.
( José Vicente Rangel Vale a la izquierda)
Y Chávez el menos condicionado para coexistir con un padre adoptivo y mentor que podía permitirle todo, menos que usara el capital político que había acumulado durante los 8 años en que fue la segunda figura del régimen, para financiar la operación de cirugía que en el curso del 2007 convertirá al teniente coronel en un injerto de Gómez, Trujillo, Somoza, Duvalier, Franco y Fidel Castro.
De modo que el choque entre las dos figuras emblemáticas de la administración, no solo era previsible sino monitoreable, dependiendo de la prisa que Chávez se tomara en darle curso a un plan que no había asomado ni aún en los momentos más eufóricos de su aventura autoritaria y militarista.
Y que barre con las aspiraciones presidenciales de hombres como José Vicente Rangel y Diosdado Cabello, situados en los extremos generacionales de los que tenían méritos propios para acceder a la sucesión, y objetos, por tanto, de sendos pistoletazos políticos en la frente que los ponía en el dilema de protestar o callar para siempre.
Y Rangel sí protestó, según el tema de la reforma constitucional y la presidencia vitalicia se puso en el tapete poco antes de iniciarse la pasada campaña electoral, marcando un ostensible y crudo distanciamiento entre el presidente y el vicepresidente, al extremo de que el nombre del segundo al mando fue quirúrgicamente extirpado del llamado Comando Miranda, y mantenido a raya en temas básicos referentes a los medios, la propaganda y el mensaje del candidato a la reelección.
Fue un poco menos el caso de Diosdado Cabello y Jesse Chacón, igualmente anulados, desechados y ninguneados en la agenda de las urgencias electorales, pero que por cuestiones de disciplina militar estaban mejor preparados para recibir la extremaunción de una muerte política que los irá haciendo polvo, desintegrando e innominando más temprano que tarde.
Vienen al efecto los referendos revocatorios para gobernadores y alcaldes y así se verá que Cabello, como incómodos de la clase de Juan Barreto, José Vicente Rangel Ávalos, Freddy Bernal, Florencio Porras, Didalco Bolívar, Eduardo Manuitt, Ramón Martínez y otros, terminarán de recibir “lo suyo” Rangel, por el contrario, sintió en la misma campaña electoral cómo la estructura del gobierno procedió rápidamente a separarlo, a marginarlo, a rebotarlo, dándose el caso -único durante los 8 años cuando fue la otra gran figura de la administración- en que, si el Comando de Campaña de Manuel Rosales pedía su intervención para que desenredara algunos de los nudos que se presentaban en las relaciones con el gobierno, Rangel les respondía con un sorpresivo: “Yo no puedo hacer nada. Hablen con fulano, o con mengano, pero yo no puedo hacer nada”.
Confesión que, es verdad, no impidió que participara en algunos mitines, caravanas, marchas y reuniones de la campaña, pero nunca en plan de coprotagonista, sino de un actor de reparto menor que se destaca en apenas dos o tres escenas de la trama.
Pero lo peor vino sin duda cuando Chávez elevó a los primeros cargos del Comando Miranda al grupo de militares y civiles que había adversado a Rangel, Cabello y Chacón en el escándalo del exmagistrado, Luís Velásquez Alvaray (gente del tipo Francisco Ameliach, Pedro Carreño, Darío Vivas, Rodolfo Sanguino y Raúl Gil Barrios), poniendo en entredicho, no solo las acusaciones de Rangel y Chacón contra el presidente de la DEM y vicepresidente del TSJ, sino también sus alegatos de que no tenían nada que ver con la extrema corrupción que campeaba en los tribunales penales y con la siniestra banda de Los Enanos.
Flameaban en el Comando Miranda, Francisco Ameliach y Pedro Carreño -para solo hablar de dos históricos-, separados desde hacía dos años de los altos cargos de la administración, pero que habían tomado las banderas de la lucha contra la corrupción que gangrenaba el MVR y el gobierno, y que sorpresivamente habían hecho causa con un acusado de corrupción como Luís Velásquez Alvaray.
Y enfrentados a un grupo cívico y militar que en su opinión encabezaban Rangel, Diosdado Cabello y Jesse Chacón, capitostes, no solo de magistrados, jueces, jefes policiales, ministros, gobernadores, alcaldes y militares de alta, media y baja graduación, sino también de una copiosa falange empresarial donde brillaban tráders petroleros, banqueros, aduaneros, corredores de bolsa y aseguradores.
Si recordamos aquí a Wilmer Rupertti, Danilo Díaz Granados, Rafael Sarría, Arturo Sarmiento, los Carruyo (padre e hijo), Carlos Kaufman, Tobías Nóbrega y Alejandro Dopazo, sabemos de qué y de quiénes estamos hablando.
O sea, todo un contra poder, o poder alternativo, que si se cruzaba con la renuencia de los disidentes a comulgar con la presidencia vitalicia, era cuestión tiempo para que se enfilara a torcer el rumbo y destino manifiesto de la “revolución”.
Por eso el nombramiento de Francisco Ameliach en la presidencia del Comando Miranda podía tomarse también como un ajuste de cuentas, y la confirmación de que la sentencia del Poder Moral contra Velásquez Alvaray y su aceptación por la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional, -menos por Ameliach y Carreño- estaba siendo políticamente reconsideradas y que ya por ahí podía entreverse que una suerte de revancha podía venirse contra los promotores del escándalo.
Pero contra Rangel también se movía el rumor de que desde hacía mucho tiempo era el dueño y señor de la administración de justicia, acusación que presuntamente podía demostrarse si se giraba la vista de los tribunales penales y se recorría el propio TSJ, donde magistrados como Omar Mora Díaz, Fernando Vegas Torrealba, Juan José Nuñez, Carlos Oberto Vélez y Luís Martínez, no era solo que habían sido nombrados por influencia de Rangel, sino que no firmaban una sola sentencia sin consultarle.
Decisiones que no siempre tomaban en cuenta los intereses del gobierno y del presidente Chávez, sino que no pocas veces favorecían los activos de la oposición y del propio vicepresidente Rangel.

Y aquí también se hablaba de la estructura que en el anterior TSJ había dejado armada el ex ministro del Interior, Luís Miquilena, y que representada por los magistrados Blanca Rosa Mármol de León y Pedro Rondón Haaz, seguía ahora las instrucciones del segundo hombre al mando.
No hablemos de los casos del Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, del Contralor, Clodosvaldo Russián, y del Defensor, Germán Mundaraím, desde los orígenes más remotos de sus nombramientos identificados con el vicepresidente y Luís Miquilena, y por tanto, obligados a consultarlos y pedirles autorización hasta para tomar sus más inofensivas decisiones.
Pero igualmente se vigilaban las relaciones de Rangel con gobernadores como Didalco Bolívar de Aragua, Ramón Martínez de Sucre, Yelitza Santaella de Delta Amacuro, Liborio Guarulla de Amazonas, Gilmer Viloria de Trujillo y Florencio Porras de Mérida, los cuales, aunque diciéndose, unos de Podemos, otros del PPT y otros del MVR, devocionaban al vicepresidente que, no solo suplía las ausencias del presidente Chávez en las relaciones oficiales, sino que era su portavoz y defensor en el alto gobierno.
Una defensoría que alegaba siempre a favor de la diversidad e independencia de los grupos, partidos, sectores e individualidades que, sintiéndose parte de la revolución y seguidores del presidente Chávez, no tenían porque integrarse a la estructura del MVR que los haría desaparecer para siempre.
Y por ahí podía deducirse que Rangel iba a oponerse al partido único, que defendería los derechos de los que querían ser diferentes sin dejar de ser chavistas y representar ese matiz plural que, según el vicepresidente, era lo que hacía única la “revolución bolivariana”.
Pero tampoco compartía la visión chavista del Socialismo del Siglo XX, que al combinarse con la presidencia vitalicia y el partido único, no podía sino restaurar con casi 50 años de atraso el error que los cubanos estaban dejando atrás y Chávez se empeñaba en repetir.
Y fueron estas ideas dichas en privado y conversadas con militantes y dirigentes del proceso de todos los signos y colores, pero algunos de los cuales corrieron a llevarle a Chávez informes de inteligencia, copias de cintas, y grabaciones en videos y celulares, las que precipitaron la ruptura entre el primero y el segundo hombre de la “revolución” y cuyo primer adelanto en público fue el atropello que sin justificación ni miramientos se llevaron Rangel y Chacón en el Panteón Nacional el 17 de diciembre pasado Un choque del que es temprano evaluar los daños, cuyo estrépito se sentirá durante mucho tiempo en el ambiente, y que por las personas, poderes y contrapoderes que están involucrados podría contribuir a colocar en otras coordenadas al cuero sueco de la política venezolana.
manumalm912@cantv.net