EL DEBATE SOBRE LAS ARMAS DE FUEGO
EL DEBATE SOBRE LAS ARMAS DE FUEGO
Por Hugo J. Byrne, con la colaboración trasatlántica de Carlos Wotzkow
“Nuestro principio es que el Partido sea la única entidad en posesión de la pistola,…”
(Mao Zedong, “Problemas de Guerra y Estrategia”, noviembre 1938, Trabajos Selectos, vol. II, p. 224).
Entre los mejores ensayistas al presente en Estados Unidos está en mi criterio Walter E. Williams, autor sindicado quien usa el idioma inglés como Ramón Fonst esgrimía su arma blanca; de forma incisiva, directa y concisa, de manera que lo pueda entender todo el mundo y “su primo lejano”. Williams domina un estilo tradicional y costumbrista, capaz de cubrir sin merma, tres temas complejos en cuartilla y media. Eso justamente acaba de hacer el pasado 17 de mayo.
Williams es también Profesor de Economía en la Universidad de George Mason y uno de los norteamericanos negros, junto a Thomas Sowell y otros, por quienes a diferencia de Barak Obama (¿o es Usama Obama, Senador Kennedy?), daría mi voto para presidente sobre todos los candidatos o candidatas posibles de ambos partidos. Desgraciadamente Williams no aspira a nada, excepto excelencia en comunicación escrita.
En su artículo Williams analiza a grandes pero ilustrativos rasgos, los cambios atmosféricos terrestres, el “control” de armas de fuego y el eterno debate de los impuestos. En el tercer tema el profesor narra los orígenes del “Alternative Minimum Tax” de U.S.A. y cómo todos los impuestos “temporales”, tienen la obstinada tendencia a volverse permanentes. En el primero nos recuerda los cambios atmosféricos que ha sufrido la Tierra en los últimos 65 millones de años, cuando los océanos alcanzaban temperaturas 20 grados Farenheit más altas que las de hoy, cuando el planeta carecía de capas de hielo en los polos y la presencia humana no afectaba el ámbito terrestre, pues esperaba su advenimiento en un futuro bien distante. Todo en un lenguaje al alcance de intelectos vírgenes, como Al Gore, los editorialistas de Los Angeles Times y los plumíferos de la super obtusa izquierda latinoamericana.
Este trabajo procura expandir los argumentos pertinentes al segundo tema analizado por Walter Williams: El archinotorio “control” de armas de fuego. Para esto logré reclutar la docta cooperación del amigo ambientalista Carlos Wotzkow, autor del clásico “Natumaleza cubana”, quien desde hace años reside en Bienne, Suiza. Aunque la historia académica de Wotzkow lo sitúa mejor para el tema de los cambios atmosféricos, el joven escritor ambientalista tiene el mismo interés y afición por el tiro de rifle y pistola que un servidor de los lectores. Por eso me facilita valiosa información reciente sobre las leyes de Suiza, país con similar posesión per cápita de armas de fuego que Estados Unidos.
Al analizar la frase “control” de armas de fuego, debemos empezar por entender que su real significado social es restringir acciones y derechos humanos. El pastor cría ovejas y el jardinero cultiva plantas tal como el estado presume controlar civilizadamente la vida en sociedad. Si le impusiéramos al pastor criar aves de corral en vez de ovejas y al jardinero le prohibiéramos sembrar semillas de melón, no estaríamos controlando ovejas y melones, sino pastores y jardineros. Por lo tanto y siguiendo este proceso lógico irrefutable, “controlar las armas de fuego” es un código, que significa controlar a las personas que pudieran adquirirlas y usarlas: se trata de restringir o negar posesión y usos legítimos, utilizando un disfraz semántico.
El lector interesado puede verificar en la Red electrónica que en los Estados de la Unión Norteamericana en que se permite a ciudadanos obedientes de la ley y en posesión de sus facultades portar discretamente armas de fuego, el crimen violento armado ha declinado dramáticamente. Pero donde no se ejerce ese derecho, cómo en Washington D.C., la matanza tiene niveles obcenos y las víctimas rivalizan en número la violencia en Irak.
Suiza es ejemplo luminoso de lo que los antiguos romanos afirmaran con la frase “Si bis pacem, para bellum” (“si buscas paz, prepárate a pelear”). El crimen violento en Suiza es insignificante y cuando ocurre, es cometido por extranjeros, en el 53% de asesinatos, 55% de asaltos a mano armada y 84% de violaciones (2005). Los nativos pueden adquirir armas de fuego al cumplir 18 años de edad. El requisito legal es un certificado de antecedentes penales. Cada certificado sirve para adquirir tres armas durante un término de tiempo. Los extranjeros no las pueden adquirir, pero los nativos pueden poseer armas semiautomáticas, incluyendo rifles, que en Norteamérica tienen el sambenito de “assault wapons”.
Suiza practica régimen militar obligatorio. Cada recluta de la milicia recibe una pistola semiautomática y un rifle al iniciar su servicio, que es de un mínimo de 21 semanas para todo suizo entre 18 y 30. Si el llamado a servir está empleado, su empleador paga su sueldo por ese período (empresa privada o servicio civil). Al cumplir 30 años termina la obligación militar del suizo. Entonces puede retener las armas que le dieron al iniciarlo (una Sig Sauer 228 y un rifle Sig 551), cortesía del estado, o devolverlas. También puede venderlas o regalarlas (menos a extranjeros). No hace falta factura de venta, solo un certificado que firma el comprador o beneficiario, que expira después de diez años.
Un 34% de los suizos posee armas de fuego (hay 3 millones de armas de fuego en una población de algo más de 7 millones de habitantes) y en el 2006 se usaron legalmente 80 millones de balas y cartuchos en tiro y caza (o aplicando la ley), sin un sólo accidente. Eso avergüenza al resto de Europa, donde pretensas democracias ignoran básicos derechos individuales, ilegalizando la habilidad de autodefenderse. Quien lo dude debe preguntarle a miles de franceses, quienes recientemente vieron impotentes sus autos convertidos en hogueras, o a los súbditos británicos, los que sufrieron un aumento de 40% en crímenes violentos desde que Blair desarmara a la población del Reino Unido. Los Socialistas y Verdes y la desacreditada Unión Europea, abogan por imponer en Suiza el mismo caos criminal del resto del Continente con la firma del tratado de Schengen, poniendo fin a la posesión individual de armas de fuego.
Para su suerte, en Suiza existe una organización defensora de derechos ciudadanos, contrapartida de la “National Rifle Association” de Estados Unidos. Se trata de “Pro-Tell”, organismo fundado con los mismos libertarios propósitos de la asociación norteamericana y que en la actualidad es presidida por Willy Pfund, antiguo Consejero Nacional Suizo. El nombre “Pro-Tell” es por supuesto una alegoría en referencia al legendario héroe de Suiza, William Tell. Tolvaj Lazlo, Redactor en Jefe de la revista suiza sobre armas de fuego Schweizer Waffen Magazín y conocido de Wotzkow, avanza editorialmente el tradicional derecho a defender la libertad individual, que siempre ha caracterizado a su montañoso país.
En su excelente ensayo Williams pregunta retóricamente qué similtud existe entre las masacres de Virginia Tech, Columbine, Jonesboro Middle School, la Escuela Superior alemana en Gutemberg, la de ocho concejales en un suburbio de París y la de 14 legisladores en la ciudad suiza de Zug. Y responde que el denominador común es que todas eran “zonas libres de armas de fuego”. En realidad, concluye Williams, se les debería cambiar el nombre a “ZONAS INDEFENSAS”. Yo agrego: Amén.
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