domingo, mayo 06, 2007

LO QUE PASA CUANDO NADA PASA

Lo que pasa cuando nada pasa


Por Yaxys Dallán Cires Dib

Hace poco, en conversación con mi amigo Dagoberto Valdés, me expresaba su preocupación por los momentos que se están viviendo en Cuba. Concretamente me decía que ese estado de incertidumbre acompañado del deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos iba profundizando el malestar existente en la sociedad y que ello acarreaba varios peligros, entre los que me comentaba el aumento de la violencia –y me habló de casos concretos sucedidos en Pinar del Río- y de los intentos de tirarse al mar; esos son dos grandes consecuencias del inmovilismo actual –me decía.

En este contexto, personalidades como el arzobispo de La Habana y algún que otro gobierno extranjero, creen que lo mejor es mantener un diálogo “franco”, “constructivo”, pero sin presiones con el estado cubano. Está claro que cualquier presión, o sea, cualquier exigencia por el respeto a los derechos humanos o por la liberación de los cientos de presos políticos que hay en las cárceles de la isla, podría irritar al gobierno cubano, el cual podría dar un portazo a la contraparte. Sin embargo, ese “diálogo franco” que muchas veces tiene más de complacencia y de trueque que de franqueza, y que poco tiene de exigencia, tiene su doble filo. Mientras menos exigente se sea con el gobierno cubano, menos se provocará su ira, pero más se favorecerá la demora de los necesarios cambios y por consiguiente se estará contribuyendo al aumento de esa tensión social, situación que algunos no ven, otros no quieren ver, y que presenta una tendencia a agravarse. La hipocresía internacional y nacional y la complacencia solamente favorecen la continuación de un inmovilismo estatal que aumenta la turbulencia social.

Las noticias recientes deben hacernos reflexionar: “Dieciséis cubanos secuestran un barco pesquero para escapar a México…” “Un grupo de veintidós balseros cubanos llegan a las costas de la Florida…” “El aeropuerto internacional de La Habana fue escenario de un tiroteo entre fuerzas de seguridad y dos reclutas cubanos fugados que trataron se secuestrar un avión”.

Los cambios cosméticos

Tal y como dejan entrever algunos, ante esta latente amenaza que además tiene cara de poder escaparse de las manos de cualquiera, puede ser que una de las alternativas del gobierno sea tomar algunas medidas para mitigar la asfixiante situación económica (ya se pueden entrar videos a la isla, han anunciado en estos días). La experiencia de los cambios coyunturales y poco profundos ya la hemos vivido los cubanos otras veces. En 1992, cuando todavía el país no se recuperaba del duro golpe que supuso la desaparición de los subsidios soviéticos, el gobierno cubano realizó varios cambios que resultaron ser de tipo circunstancial y otros cosméticos. Hacer eso ahora no sería otra cosa que subsidiar todo un sistema social que no va a ninguna parte –como lo fue en aquel momento. Esa no sería una dinámica de cambio sino una de subsistencia y del mantenimiento de una realidad con un alto costo humano. El inmovilismo puede tener diferentes expresiones.

Aún así, creo que la situación es más profunda y va más allá del hambre y la miseria en la que el cubano desarrolla su cotidianidad. Además, pasa algo, esta vez el contexto internacional no está como para permitir una válvula de escape externa. Por otro lado, tal y como señala, Jacobo Machover, el carácter sucesorio dinástico puede ir en detrimento del aspecto romántico del fidelismo y ello puede influir en la pérdida de apoyo proveniente de otros lugares ante un acto negativo a lo interno. En fin, las cuentas no dan otra cosa que la necesidad de un cambio profundo y real con la participación de todos los cubanos, porque ya estamos viendo lo que pasa cuando nada pasa.