LA CRISIS ALIMENTARIA EN CUBA
Por Oscar Espinosa Chepe
La economía cubana tradicionalmente se destacó como una fuerte exportadora de alimentos. El sector agropecuario resultaba su espina dorsal, con una destacada industria azucarera, una importante producción de tabaco, café, frutales, viandas, hortalizas y bienes provenientes de la ganadería en general; particularmente notable era la ganadería vacuna, que llegó a alcanzar más de 7 millones de cabezas de ganado, casi una por habitante, lo que la situaba en términos relativos entre los primeros lugares de América Latina, e incluso del mundo.
Todo esto es historia. El sector agropecuario desde hace años se debate en una creciente crisis, que ha llevado a una viceministra de Economía y Planificación a decir que anualmente se importa el 84% de los alimentos destinados a la canasta básica de la población. En el 2006 se destinaron 1,600 millones de dólares al pago de compras de alimentos en el exterior, aproximadamente la quinta parte del total de las importaciones.
( Bodega cubana antes del triunfo de la Revolución de 1959 )
Si en 1989, cuando ya la agricultura tenía dificultades, la participación del sector agropecuario en la generación del producto interno bruto (PIB) fue del 9.8%, en el 2006 resultó el 3.6%, según cifras oficiales preliminares. El nivel productivo per cápita del sector fue alrededor del 50% en el 2006, respecto a lo alcanzado en 1989, con una pronunciada tendencia a continuar la disminución.
Esta debacle productiva ocurre en medio del abandono de la agricultura, cuando alrededor de la quinta parte de la superficie agrícola del país se mantiene ociosa, y las tierras dedicadas a pastos naturales (34.4% del total) en su mayoría están invadidas por malezas. En las tierras cultivadas, se obtienen pobrísimos resultados. Es el caso de la caña de azúcar cuyos rendimientos por hectárea rondan las 22-24 toneladas, cuando internacionalmente como promedio oscilan entre 63-70 toneladas, de acuerdo con la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO). Cuba, desafortunadamente se ha convertido hasta en importadora de azúcar de Brasil y Colombia, al no poder satisfacerse el racionado consumo interno y compromisos externos con la producción nacional. Las dos últimas zafras han estado en el entorno de un millón de toneladas elaboradas, monto que por primera vez se produjo en 1892.
La precariedad alimentaria es sumamente alta, pues el racionamiento impuesto en 1962 ya no es suficiente ni para garantizar el 50% de los requerimientos mínimos de una persona, según datos oficiales. Así, los niños pierden el derecho de adquirir un litro de leche diario al cumplir 7 años de edad y la carne de res resulta un lujo o un recuerdo para la inmensa mayoría de los cubanos, con la única opción de comprar media libra de picadillo mezclado con soja al mes. Frutas tropicales como el anón, la guanábana, el caimito, la chirimoya, el canistel, el marañón y otras no son conocidas por un alto porcentaje de la población.
El café se ofertó racionado y mezclado con sustancias extrañas en pequeñas cantidades durante decenios. Hoy es comercializado a razón de 115 gramos por persona mensualmente y se dice que es puro; si se desea más, debe comprarse en las divisas que el pueblo apenas posee.
Resulta interesante que Estados Unidos se haya convertido en el mayor exportador de alimentos a Cuba. Desde el 2001 hasta el presente ha suministrado 7.8 millones de toneladas de productos agrícolas con un valor de $2,400 millones, según fuentes oficiales. Se aprecia una tendencia creciente de las compras cubanas, con $570 millones en el 2006, convirtiéndose Estados Unidos en el sexto socio comercial de Cuba en lo referente a bienes.
( Bodega cubana después del triunfo de la Revolución de 1959 )
La crisis agropecuaria es una consecuencia de la aplicación de un sistema disfuncional que ha bloqueado el considerable potencial productivo existente en Cuba. Un sistema caracterizado por una centralización desproporcionada y una burocratización extrema; factores limitantes que, junto a su carga dogmática, han incidido de forma determinante en la semiparálisis del desarrollo tecnológico e impedido la estimulación al trabajo y la creatividad individual, en un ambiente donde todo está prohibido y se reclama total sumisión al estado-partido.
Un ejemplo de los daños causados al país es la destrucción de la industria azucarera, eliminándose el principal soporte de la economía cubana durante siglos. Mientras, otros países han continuado desarrollándola y diversificando los derivados, como Brasil, que obtiene grandes beneficios de la producción de etanol, la cogeneración de electricidad, valiosos alimentos para la ganadería, alcoholes especiales y amplia variedad de productos químicos, sin dejar de crecer en la producción de azúcar hasta cerca de 30 millones de toneladas anuales.
Paradójicamente, los campesinos privados y cooperativistas, con algo más del 30% de la tierra cultivable, sin recursos ni estímulos, rigurosamente controlados, con bajos precios para sus productos y demoras en los pagos por el estado, producen más del 65% de la producción agropecuaria nacional, de ello tabaco 95%, carne porcina 71%, viandas y tubérculos 60%, hortalizas 62%, maíz y frijoles 88%, frutales 60%, según datos oficiales.
La situación de la agricultura cubana es reversible. Podría lograrse en un período de tiempo no muy dilatado si existiera la voluntad de retornar a las ideas originales de la revolución: eliminar el latifundio --ahora estatal-- y entregar la tierra a los campesinos, permitiéndoles trabajar y organizarse libremente. Si esto se hiciera, Cuba sin duda alguna se autoabastecería de productos agrícolas y dispondría de excedentes para la exportación; quedaría eliminada la peligrosa dependencia de factores externos para la alimentación de los cubanos.
Economista y periodista independiente cubano
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Felicito a Enrique Patterson por su humanitario artículo La tragedia de los niños del azúcar [Perspectiva, 5 de junio]. Los atropellos que se cometen no deben quedar ignorados.
Pero hay que lamentar dos cosas: que el autor no ponga la situación en República Dominicana (RD) en comparación con lo que pasa en otros países, como Brasil; cuán rentable es el negocio de producir azúcar crudo para el mercado americano de 18 a 20 centavos la libra contra el de Brasil a 10 centavos, y cuál es la diferencia en salarios.
Y el segundo: el artículo no hace una comparación histórica para poner las cosas en perspectiva. En su conclusión destaca que la nueva generación ''ha comprendido que el problema cubano --la generalizada esclavitud-- tiene sus orígenes en la práctica y la ideología esclavista''. Para poner las cosas, de nuevo, en perspectiva, pudo referirse a la Demajagua en 1868, donde los cubanos acabamos con la ideología esclavista a sangre y fuego al comienzo de la Guerra de los Diez Años.
Para comparar a Cuba y su modelo azucarero con RD y Brasil, aconsejo leer Un estudio sobre Cuba, publicado por la Universidad de Miami en 1966, y Azúcar y población en las Antillas, de Ramiro Guerra, tercera edición, Instituto Cubano del Libro, 1970. En el Estudio verán que en los años 50 el salario mínimo agrícola en EEUU era de $5 al día, mientras que en Cuba era de $3.16. Y que, además, el salario mínimo era de 65 libras de azúcar diario incluyendo beneficios, más seguro por accidente al obrero y seguro médico (maternidad y salud obrera). Un machetero ganaría en Cuba el equivalente de 38 libras de azúcar por tonelada de caña cortada. Los cubanos sacarócratas del siglo XX la hicimos mejor que nadie en el mundo.
Juan Tomás Sánchez
Secretario general de la
Asociación de Colonos de Cuba
juantsanchez@aol.com
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