BOCHORNO EN EL ADIOS
Bochorno en el adiós
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La 'huida' de la delegación cubana y su peor cosecha de medallas de los últimos 30 años.
martes 31 de julio de 2007 6:00:00
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Por Rodrigo Barroso, Río de Janeiro
Tras sospechas confirmadas y amenazas de más deserciones, incluso en masa, La Habana ordenó la retirada de su delegación deportiva 24 horas antes de la ceremonia de clausura de los XV Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007.
Bastó conocer que Brasil ya no podría alcanzar a Cuba en el medallero para que se diera por hecho lo que ya comenzaba a especularse.
Ni el equipo masculino de voleibol, ganador de la medalla de bronce en la justa, recibió la autorización correspondiente para participar en la ceremonia de premiación. Después de vencer a Venezuela 3-2, los representantes del voley partieron en ómnibus desde el Complejo Polideportivo Arena con destino al aeropuerto. De igual manera aconteció con los ganadores de medallas en el último día del atletismo, quienes abandonaron el Estadio Olímpico João Avelanche con la información de que debían encaminarse con urgencia a la Villa Panamericana y alistarse para la vuelta a "casa".
El mismo episodio se repitió para los atletas de lucha libre y gimnasia rítmica, quienes compitieron en el penúltimo día de los Juegos.
De prisa
Un avión de Cubana de Aviación aterrizó de improviso en la terminal aérea de Río de Janeiro, con la encomienda directa de llevar hacia la Isla en vuelo extra al resto de la delegación cubana que, incluso, debía participar en la clausura de la mayor fiesta deportiva de las Américas.
La prensa brasileña ha calificado la actitud cubana como una "decepción bochornosa", muy alejada del supuesto espíritu olímpico del que los cubanos aseguran ser embajadores.
La Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), de conjunto con el Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Río 2007, informó a las autoridades que lo ocurrido con los cubanos obedecía a una orientación irrevocable de su gobierno.
En un artículo aparecido la víspera de la partida en la prensa oficialista de la Isla, Fidel Castro volvió a referirse a la fuga de los boxeadores Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, esta vez calificándolo como "golpe bajo" que había rebajado la moral de toda la delegación nacional. De igual modo, volvió a criticar a Brasil, en declaraciones que son interpretadas aquí de "ofensivas" hacia el resurgente movimiento deportivo brasileño.
Aunque directivos cubanos niegan que la retirada de la delegación haya estado motivada por amenazas de deserción y sí por cuestiones de seguridad, medios de prensa aseguran que las últimas imágenes de TV Globo mostrando a atletas cubanos vendiendo sus uniformes en dólares, podrían haber sido la clásica "tapa al pomo", hecho que al parecer no ha podido ser digerido por el gobierno de La Habana.
Deporte político
La decepción y vergüenza en el accionar de los cubanos ocurrió desde el inicio, cuando fue concebida en La Habana la estrategia para la participación en estos Juegos Panamericanos.
Más que un evento multideportivo, los cubanos entendieron otra vez la convocatoria como un campo de batalla del que debían salir victoriosos. Cada victoria sería dedicada al supuesto gestor de todas las glorias y medallas. Cualquier confirmación de superioridad debía ser interpretada como grandeza, dentro de un movimiento deportivo eminentemente politizado que es entendido como embajador del cacareado y cada vez más en tela de juicio "prestigio" de la revolución.
La concepción del deporte político, popularizado en Cuba como "derecho del pueblo", ha mostrado esta vez un profundo universo de contradicciones. Evidentemente, los deportistas de la Isla no se contentan con ser formados, casi en masa y por obligación, como licenciados en Cultura Física. Ese futuro prometido no es suficiente para confiar en aquel mito de "vida digna y decorosa" que el sistema dictatorial intenta vender como alternativa ante el profesionalismo y el mercantilismo deportivo.
Y es que los planes no acontecieron como se imaginaba. Pese a revalidar el segundo lugar en el cuadro general de medallas, Cuba alcanzó en Río de Janeiro su más baja cosecha de títulos de los últimos 30 años. Las 59 medallas de oro de 2007 están demasiado distantes de las 72 preseas doradas de Santo Domingo 2003 y de las 115 de Mar del Plata 1995. En México 1975, Cuba logró 56 títulos. Aquella convocatoria es ahora motivo de comparación para evidenciar un retroceso innegable del deporte de alto rendimiento, de cara a la convocatoria olímpica de Pekín 2008.
Pero más allá de cifras, un obvio descenso en la calidad y cualidad de las demostraciones deportivas cubanas son evidentes. Ni en los triunfos más esperados, como en el béisbol, el judo y el boxeo, se mostraron las potencialidades mundiales que otrora se entendían como orgullo.
El mapa deportivo de las Américas ha evidenciado el surgimiento de una nueva potencia capaz de disputar y ganar competiciones del más alto nivel en diferentes modalidades. Brasil, con apenas 4 títulos menos que los cubanos, mostró la profundidad de su crecimiento deportivo, así como su inclusión en deportes de categoría olímpica con marcas y resultados de nivel mundial.
La delegación de Estados Unidos, aun con equipos menores en casi todas las modalidades convocadas, demostró la pujanza de una potencialidad deportiva que se aleja de las ideas políticas y participa de la cordialidad y el clima de camaradería, en una cita donde primó, más que todo, el desborde de la alegría.
Río no convenció
Pese a las antológicas actuaciones de los atletas locales, la belleza de las ceremonias de inauguración y clausura, la nulidad en casos de dopaje, los casi insignificantes hechos violentos acontecidos, así como la originalidad, funcionalidad y majestuosidad de la mayoría de las instalaciones deportivas y la Villa Panamericana, Río de Janeiro pudiera no haber convencido a las entidades y autoridades mundiales del deporte para la supuesta organización de una Olimpiada.
El presidente de la ODEPA, el mexicano Mario Vázquez Raña, ha dicho que ve muy complicado y casi imposible que la ciudad brasileña sea nominada para la organización de los Juegos Olímpicos del año 2016.
El intenso fanatismo de su afición, su poco espíritu olímpico —que llegó incluso a suspender algunas pruebas del calendario—, así como los graves problemas sociopolíticos por los que atraviesa el gigante sudamericano, podrían ser factores determinantes en la exclusión de la ciudad carioca de la lista de aspirantes latinoamericanas para la pretensión olímpica, aun cuando estos Juegos Panamericanos hayan sido definidos como uno de los mejores de la historia.
Guadalajara 2011 se erige ahora como el próximo destino de una de las citas deportivas más antiguas del mundo.
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