jueves, agosto 23, 2007

OFERTAS DE VERANO

OFERTAS DE VERANO


Por Jorge Olivera Castillo

20 de agosto de 2007

La Habana – www.PayoLibre.com – Osamentas unidas por una fina capa de carne. Ese era el botín de las fieras en su debate por la supervivencia. Fieras sin melena, sin mandíbulas poderosas, sin garras que faciliten el festín, pero decididas a luchar por la sostenibilidad de la prole.

Sin ánimos de ofender, en eso ha devenido el cubano. Una especie que procura no sucumbir a merced de una pobreza que sí tiene colmillos largos y apetitos insaciables.

Ahora llega otro escenario donde la civilidad queda como un plano fuera de foco y la indecencia exhibe títulos nobiliarios. Los detalles se pueden observar en algunos expendios estatales donde se reparten eventuales raciones proteicas que no sobrepasan las 16 onzas per cápita

Costillas de cerdo en venta libre. Tal anuncio disparó las alarmas, fue el acicate para el tumulto, el intercambio de groserías a raíz de una enconada batalla por llegar primero al mostrador. Mujeres, ancianos y jóvenes en pugna por garantizar su acceso a un almuerzo más digerible con trocillos de carne, huesos y pellejos.

La ansiedad incrustada en cada rostro ante el temor de quedar sin posibilidades, el ambiente tenso, la alternancia de la calma con explosiones de ira, el forcejeo físico y mental a unos pasos de las ofertas de verano.

"Voy a hacer una sopa como para levantar un muerto", asegura un anciano con el júbilo desbordándose entre las arrugas de la cara.

Un par de señoras abandonan el lugar con el botín en el puño y algunas moscas todavía revolteando en derredor del costillar. La envoltura del trozo de esqueleto se nota mustia quizás por la previa congelación. "La candela mata todos los microbios". Esa es la respuesta de una de las clientes lanzada voluntariamente sin que haya habido ningún señalamiento referido a la nula higiene del producto.

"Caballeros bajen el volumen", dice con cierto grado de molestia el hombre que vende las osamentas. Suda copiosamente, las gotas caen sobre la mercancía y nadie se atreve a llamarle la atención. El asunto es salir airoso de la disputa a cualquier precio.
Pisotones y olores desagradables derivados de un precario o inexistente aseo de muchos de los disputantes, pesaje dudoso, pero nada es tan perturbador que pensar en irse con las manos vacías.

La vida en el barrio es complicada, difícil, trágica. Sin embargo, todo transcurre bajo una normalidad que podría considerarse como un síndrome masoquista.

No es objetivo creer que la mayor parte de los cubanos son indiferentes al dolor de las penurias y festejen la marginación como lo haría un desequilibrado mental, el quid de la cuestión radica en la entronización de un modelo de pensamiento que va a la zaga de patrones culturales de una sociedad moderna. Además el medio condiciona las conductas.

Casi nadie que habite rodeado de basurales, charcos de aguas inmundas, en inmuebles desvencijados junto a familiares de varias generaciones y de hecho víctimas de un escandaloso hacinamiento, puede asumir posturas racionales. A esto se debe agregar la inefectividad de los salarios, la baja calidad de la educación dado su carácter masificador y el declive de otros servicios de los que sólo quedan apenas rastros del buen desempeño.

Que haya felicidad por la azarosa obtención de algunas libras de huesos, no es para sorprenderse. Es parte de la trama que nos ha tocado vivir. Son reflejos del país que se desmorona.

El régimen nos ha querido convertir a todos en fieras. Estimulando las bajas pasiones y los instintos primarios del hombre. Lo ha conseguido en buena medida oficializando el odio, desestimando valores auténticos y dándole vigencia a proyecciones de naturaleza marginal.

Entre los huesos de porcinos había más que vestigios de carne. No tuve que aguzar la vista para ver la humillación. Un producto que promueven diligentemente, burócratas y administradores del poder total.

Ellos, continúan muy generosos con esas mercaderías que ensombrecen la existencia. Aunque parezcan inmunes, los clientes sienten la afrenta. Dudo que olviden con facilidad. Ha sido demasiado el tiempo en los círculos del infierno.

2 Comments:

At 6:43 a. m., Blogger General Electric said...

Hey, hey ¿hay alguien por ahí?

 
At 6:53 a. m., Anonymous Anónimo said...

No, no hay nadie habanero...

 

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