LOS EE.UU. Y CUBA: PROMESAS E INDIFERENCIA
Por Alfredo M. Cepero.
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Desgraciadamente para Cuba, y muy probablemente para los Estados Unidos, con la desaparición del Bloque Comunista, Washington echó a un lado la lucha por la libertad y la democracia en nuestro hemisferio para concentrar sus esfuerzos en la defensa de sus intereses en otras partes del mundo. Muy lejos están los días de la Invasión de Bahía de Cochinos y la Crisis de los Cohetes en 1962. Los antiguos soldados de la libertad—reclutados, entrenados y apoyados por Washington—son ahora tratados como enemigos y encausados como terroristas. Los refugiados de la dictadura—antaño recibidos con brazos abiertos como parte de la campaña para demostrar la crueldad y los fracasos del comunismo—ahora son enviados de regreso a la isla y puestos a merced de los carceleros y esbirros del régimen. Los guerreros anticomunistas y los refugiados políticos son tan anacrónicos como la Guerra Fría y, por lo tanto, sin ninguna utilidad para Washington.
La preocupación principal del gobierno norteamericano en estos momentos es evitar e impedir cualquier ola de refugiados que pudiera ser ocasionada por una guerra civil en la isla. Un “status quo” que ha conducido a una total paralisis política con respecto a Cuba y desperdiciado la oportunidad de dar el tiro de gracia a un régimen que, como su líder, no tiene probabilidad alguna de volver a la vida. Diez presidentes norteamericanos de ambos partidos políticos nos han prometido acompañarnos en la lucha por la libertad en nuestro país pero ninguno nos ha permitido poner fin a la tiranía. Nosotros reclamamos el mismo derecho a rebelarnos contra la tiranía que los patriotas de Boston, Concord o Trenton. Para el oprimido y asediado pueblo de Cuba ha llegado la hora de la libertad. Ha llegado la hora de hacer un ajuste total en el libro de cuentas de nuestra pesadilla de 48 años. Ha llegado la hora de que nuestros amigos norteamericanos cumplan las promesas de acompañarnos hasta la meta añorada de la libertad de Cuba.
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