viernes, noviembre 16, 2007

EL EXORCISMO

El Exorcismo

Huber Matos Araluce
para LiberPress

LiberPress- San José, Costa Rica - 14 de Noviembre de 2007 - Los cubanos estamos liberándonos de los demonios que nos condenan a la esclavitud y a la pobreza. Es un exorcismo esencial. El “despojo” no es fácil; es lento y desesperante. Pero lo importante es la cura total.
En el ritual ha sido clave el gradual deterioro físico y mental de Fidel Castro y no menos importante los errores de su hermano Raúl. Si el dictador hubiera fallecido poco después del discurso del 26 de Julio de 2006, cuando se le llevó con urgencia al hospital, habría muerto con las botas puestas. Habría sido enterrado de uniforme y con una pistola en la cintura. Aclamado por cuanto izquierdista antinorteamericano vive en el planeta, el funeral habría hecho historia. Millares de sus seguidores en Cuba, los pocos auténticos y los muchos fingidos, habrían desfilado compungidos ante su ataúd. Las ávidas cámaras de la televisión mundial habrían transmitido lágrimas y desmayos. Habría muerto un “personaje famoso”, una especie de Paris Hilton de la política.
Hasta para la mayoría de los cubanos que lo desprecian, el recuerdo del dictador habría sido el de un hombre malvado pero inteligentísimo, una especie de superdiablo. Aunque son dos cosas diferentes, los cubanos acostumbramos ha confundir su maldad como su inteligencia. Hoy, más de un año después de lo que pudo haber sucedido, la percepción ha cambiado.
En primer lugar, sus sucesores, a medias, pero sus sucesores, han reconocido, a medias pero lo han reconocido, que el sistema no funciona, que la economía no es productiva, que la corrupción está generalizada, y hablan de hacer cambios. Es una especie de Perestroika, o preludio de Piñata, o tal vez un nuevo socialismo a la Piñastroika: dejar a los campesinos cultivar la tierra libremente y liberar otras esferas económicas de menos importancia, mientras la Nomenclatura se reparte con los cómplices extranjeros las industrias estratégicas del país.
Pero para el éxito del exorcismo lo importante es que las críticas fomentadas por el propio régimen representan un rechazo al dogmatismo de Fidel Castro. Son un dedo acusador a quien ha llevado a Cuba al desastre.
En segundo lugar, a un nivel más sutil pero igualmente necesario para la sanidad de nuestro subconsciente colectivo, la imagen que quedará para la historia no es la del superhombre que hablaba por horas sin agotarse. Ni la del encantador de serpientes que enamoraba a Oliver Stone o a Felipe González. Lo que quedará es el recuerdo de un débil anciano, inexplicablemente vestido con ropa deportiva, hablando casi sin coherencia, con una mirada enloquecida y caminando con movimientos de pingüino. El guerrillero convertido en enfermo senil, balbuceando acerca del colapso del capitalismo y profetizando un conflicto nuclear, mientras que todos esperábamos que perdiera el hilo de lo que hablaba o que se le salieran las babas. Eso es lo que quedará. Un final nada heroico, absolutamente patético y bien merecido.
Pero no podía quedar completo el “despojo” del exorcismo sin la ayuda de Raúl. El pueblo nunca ni lo ha admirado ni lo ha querido; pero los expertos decían que era más pragmático y más organizado. Sin embargo, cuando le llegó la hora dio un paso en falso funesto al refugiarse en las manos manchadas de sangre del viejo represor Ramiro Valdés. Raúl repitió el error de Malenkov a la muerte de Stalin. En lugar de purgar a Laurenti Beria como luego hizo Khrushchev, se alió con el odiado y temido torturador. Luego, como para agregar un error a otro, Raúl le pidió al pueblo que expresara sus temores libremente, que criticara lo que andaba mal. ¿Para qué? ¿Para hacer una lista y que Ramirito se los llevara a todos a la cárcel? Acto seguido convocaron a unas elecciones cuyo único mensaje fue: ustedes, cubanos, van a las urnas a renunciar una vez más a sus derechos, porque nosotros seguimos arbitrariamente mandando en este país. Algunos comentaristas dicen que la Momia en Jefe de su hermano es quien lo frena; pero es que Raúl está demasiado comprometido con el demonio para convertirse en el salvador. El exorcismo no es vestir a los diablos de santos, sino sacarlos del cuerpo y del alma. Por suerte que Fidel no murió hace un año, y por suerte que no ha muerto todavía.

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