BARACUTEY CUBANO

Aviones y caballos.

Por Juan González Febles.

LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Mi padre, ya fallecido, fue un hombre sencillo dotado de mucho humor y de una inteligencia práctica sobresaliente. En una oportunidad, me dio una definición práctica sobre lo que era para él la revolución de Fidel Castro. Me dijo: “Mira hijo, los políticos siempre le robaron al país, esta gente’ se robó al país”.

Tenía razón el viejo. El Centro de Cría y Recría Caballar de Alcona, ubicado en La Habana, cuenta con un ejemplar muy especial. Se trata de Saidel, no sé si se escribe así exactamente el nombre del caballito. El animalito es el regalo de un potentado oriental a otro potentado, casualmente, y a nivel local, oriental también.

Saidel está valorado en 5 millones de dólares estadounidenses. Es propiedad de Fidel Castro. Se lo regaló un millonario árabe. Saidel vive en atmósfera climatizada y merienda cada día una cesta de manzanas, entre otras atenciones. ¡Vive bien el caballo!

No comprendo por qué el dueño no ha vendido su caballito y ha donado el importe de la venta a las Milicias de Tropas Territoriales o a cualquier otra tontería. Si se le toma más en serio, podría destinarse el dinero a comprar más ómnibus para el transporte urbano o pavimentar las calles o comprar más vehículos para recoger basura o desperdicios sólidos, como se dice más finamente.

Un caballito así en un país tan devastado, es insultante, y lo peor, es de mal gusto. En otro orden de cosas, se supo gracias a las declaraciones en Caracas de Hugo Chávez, que el Comandante (Fidel Castro) le presto su avión para que fuera más rápido. El avioncito costó (nos costó) 75 millones de dólares. ¿Es necesario decir algo más?

Nadie comprende si Fidel Castro está enfermo y fuera del negocio, como presta aviones y continúa interviniendo en casi todo. ¿Qué está pasando en Cuba? ¿Cuál es el negocio de esta gente? ¿Cómo es esto?

Cerca de Alcona, donde vive el caballito feliz, se encuentra la fábrica de Helados Flamingo. Pues bien: Altona es dirigida nada menos que por Comandante de la Revolución Guillermo García, y la fábrica de Helados, por una de sus hijas reconocidas.

En otro orden de cosas, analicemos para tomar algo al azar, los medios y entre ellos, el cine y la televisión. Uno de los que se sienta en la mesa organizativa del próximo Festival de Cine Latinoamericano, junto al momificado y etéreo compañero Alfredo Guevara, es Iván Giroud.

Desde esa excluyente y exclusiva mesita, Giroud será uno de los que manejará recursos y todo lo necesario para lograr el lucimiento de la próxima puesta en escena. Pues bien, en este reino de miserias, merecimientos y selecciones, un joven realizador con talento, pero sin historia, recibió el aval para realizar su opera prima. Pavel Giroud dirigió La edad de la peseta, una coproducción cubano-española. ¿Les suena el apellido?

En otro orden de cosas, les exhorto a poner atención a los apellidos de los presentadores, técnicos y periodistas en la televisión oficial. Se repiten demasiado los apellidos con resonancia militar o política.

Sin dudas, se prepara una nueva hornada para heredar el país. Los hijos de papá o como dice el pueblo: “los amigos de Pepito”, que no son más que los hijos, parientes, queridas y allegados de los dirigentes. Se preparan para recibir su herencia.

Ahí tenemos el caso del joven Lage y del secretario general de la Unión de Jóvenes Comunistas. La lista es larga. Son muchas las capellanías y feudos personales. Demasiados privilegios. Algunos de los niñitos aprendieron a manejar primero que a viajar en ómnibus de transporte público. En Cuba, la situación de la transición es mucho más compleja que lo que nunca fue en Europa del Este.

No se trata de una simple transferencia de poderes. Se trata de una élite que robó un país. No existen recetas que expliquen cómo se hace para devolver un país a sus ciudadanos.

Todo parece indicar que será un proceso verdaderamente traumático. Lo menos importante quizás sean las propiedades de los que se fueron. El problema es otro: Se trata del derecho y el espacio de todos los que se quedaron. Ahí está el verdadero problema. ¿Habrá que darles candela como al clásico macao de la fábula?
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