miércoles, enero 09, 2008

LA CUADRATURA DEL CIRCULO 3

La Cuadratura del Círculo 3


Por Pedro Corzo

Álvaro Uribe Vélez llegó al poder con plena conciencia de que la indulgencia no conducía a la solución de la crisis nacional. Estaba consciente que la pasividad había fracasado por lo que estimó que solo con mano firme la paz sería posible.

Como miembro del Partido Liberal de Colombia siempre manifestó su desacuerdo con la política de distensión con la guerrilla que auspiciaba el presidente Andrés Pastrana. Uribe alegaba que era un asunto de "principios" ya que con "con bandidos y asesinos no se negocia".

Su gobierno impulsó una constante ofensiva contra la guerrilla. El mandatario desplegó el Plan Patriota que implicaba fortalecer la guerra contra los irregulares. La acción militar le causó a las FARC cuantiosas derrotas, numerosas bajas entre sus efectivos y la incautación de importantes cantidades de pertrechos de diferentes tipos. Por primera vez en la reciente historia de Colombia los subversivos quedaron a la defensiva, pero el programa del presidente había logrado contenerlo pero no destruirlos.

Esa realidad condujo a Uribe a que sin abandonar la guerra, sin aflojar la presión sobre los irregulares, sin faltar al “Candela al Jarro hasta que suelte el Fondo”, remedando a un tristemente celebre militar cubano, se dispusiese ha buscar vías de negociación con los subversivos en las que gobiernos extranjeros pudieran influencia a favor de la paz. Asumió que sin desmedro de la gestión militar, era posible buscar una solución política al conflicto

Uno de los rehenes, Ingrid Betancourt, por su condición de ciudadana franco colombiana ha tenido una especial atención de la prensa y gobiernos extranjeros. Nicolás Sarkozy, mandatario francés, al parecer tiene un especial interés en rescatar a la cautiva. Hugo Chávez, como consecuencia de su mesianismo y afán de protagonismo, a pesar de su aversión a Álvaro Uribe y todo lo que este dice representar, estaba listo para mediar en cualquier gestión que le proveyese un show mediático.

El pragmático presidente Uribe se equivocó cuando decidió comisionar a su homólogo Hugo Chávez como mediador con la FARC en el asunto de los rehenes. Chávez esta ideológicamente muy próximo a los subversivos y no hay dudas de que favorece un cambio en el mapa político colombiano. El gobernante caraqueño ha manifestado en numerosas ocasiones su deseo de participar en la “pacificación” de Colombia, pero a la vez le ha otorgado a los insurgentes una legitimidad que Bogotá le niega como sucedió con Rodrigo Granda, denominado Canciller de las FARC, que se encontraba en Caracas con pasaporte venezolano cuando fue apresado en un confuso incidente, y entregado a las autoridades colombianas.

En aquella ocasión ante las protestas de Chávez y su decisión de “paralizar todo acuerdo y todo negocio con Colombia”, Bogotá respondió “que la Organización de Naciones Unidas prohíbe a los países miembros albergar a terroristas de manera activa o pasiva”. Granda participaba en Caracas en un foro de agrupaciones identificadas con la izquierda política.

El arresto puso las relaciones en una condición muy difícil. Caracas proclamaba que todo era una conspiración y el Palacio de Nariño respondió que funcionarios venezolanos protegían a Granda y suministró el nombre de siete cabecillas del terrorismo que residían en Venezuela. Poco antes de la solución de la crisis y después de haber reiterado un catálogo de amenazas, Chávez acuso a Estados Unidos de estar tras todo el problema

Designar como garante y observador a Hugo Chávez quien evidentemente simpatiza con las FARC y arde en deseos de que su vecino se incorpore al eje político que auspicia y nombrar como facilitadora a la senadora colombiana Piedad Córdova, rival de Uribe y próxima al mandatario venezolano, para el proceso del canje de rehenes, fue una apuesta muy arriesgada, algo así como poner a dos buitres a cuidar la carroña.

Desde el primer momento Chávez montó su propio escenario. Se dirigió a Marulanda por medio de la radio colombiana y le exhortó a realizar el canje, ofreciendo el territorio de su país para la operación. Acto seguido en el ritmo triunfalista que le caracteriza habló de entrevistarse con el líder de los terroristas y estar dispuesto viajar a la selva colombiana para sostener el encuentro, pero nunca formalizó esta solicitud.

Mientras el presidente Uribe conducía la negociación con discreción y sin llamar la atención, el gobernante venezolano estaba al acecho de la primera oportunidad para deslumbrar a los paparaziz políticos. Sin cesar comentaba su disposición de viajar a territorio colombiano para entrevistarse con lideres de la FARC e insistía en la creación de una zona de despeje donde pudiera conversar por unos días con los guerrilleros. Durante uno de sus programas radiales comentó que recibió una carta de “Tiro Fijo”, en otro, como consecuencia de su mesianismo, planteo que las estancadas conversaciones que sostenían en Cuba el Ejercito de Liberación Nacional, ELN, y el gobierno de Colombia, se reiniciarían en Caracas.

El juego de Chávez no paraba y en alguna medida hizo participe de la gestión a todos los gobiernos latinoamericanos con los que tiene una relación especial como son los casos de Argentina y Bolivia. Entro en el pantano con la irresponsabilidad que le caracteriza y en una ocasión le dijo al jefe de la FARC, “Marulanda, mosca porque te mandé otro mensaje, y agregó, ojala yo pronto este conversando person tu person con el enviado que tu decidas”.

Medios informativos colombianos han reseñado que en territorio venezolano están presentes cuatro frentes de las FARC y que los dirige el jefe guerrillero Iván Márquez, el mismo que viajó semanas más tarde a Caracas para entrevistarse con Hugo Chávez y la senadora Piedad Córdoba, en el marco de las gestiones para la liberación de los rehenes. El excarcelado Granda ha sido el enlace entre el grupo terrorista de la FARC y Chávez.

Sin elementos que lo avalen Chávez afirma en Riad, durante la Cumbre de la OPEP, que Ingrid Betancourt esta viva. Viaja a París y contrario a lo que se esperaba se reúne con el presidente de Francia sin presentar prueba de vida de los sobrevivientes. No obstante reitera su interés en reunirse con Manuel Marulanda, “Tirofijo” y propone que si las FARC liberaban a un primer grupo de rehenes, se podría instalar en la selva colombiana una mesa de diálogo a la que luego podría agregarse el presidente Uribe.

La incontrolable lengua de Chávez le juega una mala pasada cuando dice en público que Uribe "estaba dispuesto" a reunirse con jefes de las FARC. Esto conlleva a que las autoridades colombianas respondieran contrariadas y advirtieran que esa posibilidad se mencionó "en privado" y siempre y cuando la guerrilla liberara a los prisioneros y se comprometiera a un proceso de paz

El “Merlín” venezolano tenia todos los problemas resueltos, pero solo en su imaginación. Aparentemente las FARC no cumplían sus promesas. Es posible que rieran las buhonerías del mandatario pero también dudaran de su capacidad y discreción para conducir una gestión tan complicada.

La crisis llega a su final cuando el Comandante decide comunicarse a través de su aliada la senadora Piedad Córdoba con el general colombiano Mario Montoya, gestión que el presidente Uribe le había planteado que no sería aceptada. Previamente había mostrado interés que el Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia fuera a Caracas para sostener una entrevista. Ese mismo día se había comunicado con varios periodistas y diferentes personalidades colobianas.

El presidente Uribe que se ha caracterizado por ser un hombre firme en sus conceptos y acciones decidió suspender la mediación de Chávez. Aparentemente se convenció que para el gobernante no era importante rescatar los rehenes sino ser la estrella de una serie de eventos que ocupaban muchos de los principales titulares de los medios internacionales. Por otra parte reiteró su convicción de que los dirigentes de las FARC quieren posar como actores políticos pero que en realidad no dejan de ser narcotraficantes y terroristas que solo buscan el lucro personal. Al parecer se le llenó “el gorro de guisazos” y puso fin al show mediático que había montado su colega desde el primer día.

Las reacciones fueron muchas y diversas. La mayoría de la prensa critico a Uribe. Varios políticos, entre ellos Sarkozy, le pidieron a que recapacitara. Chávez amenazó con romper todos lo lazos con Colombia. Llamó a consulta a su embajador. Ofendió a las autoridades del país vecino y en particular al jefe de Estado.

Así las cosas llegamos a lo que pudo haber sido el premio Nóbel de la Paz de Hugo Chávez y la candidatura presidencial de la senadora Piedad Córdoba. Las FARC entregarían tres rehenes. La operación se cumpliría en territorio colombiano. El comandante busco garantes internacionales, la Cruz Roja le apoyo, convocó periodistas y armó una flotilla aérea, como si fuera a recibir cientos de los secuestrados por la guerrilla. Una vez más montó el circo, localizó payasos y de nuevo sobrestimo su capacidad de convocatoria y persuasión, porque aparentemente los únicos que no estaban dispuesto a cumplir su parte, eran los secuestradores.

La entrega de los prisioneros coincidía con el nuevo año. Todo estaba listo para una reedición del Espectáculo Mas Grande del Mundo que en esta ocasión no estaba a cargo de Cecil B. DeMille sino de Hugo Chávez Frías, quien rápidamente hizo pública sus condiciones al gobierno de Colombia para la recepción sin riesgos de los rehenes.

Contrario a lo que algunos suponían el gobierno de Colombia prestó su absoluta cooperación. Uribe estuvo a la altura de las circunstancias. No recurrió al pretexto de la sacrosanta soberanía por el ingreso de aeronaves extranjeras al territorio nacional. Actuó con humildad y aceptó convertirse en observador de un problema que afectaba la seguridad de su país. Con su conducta demostró que la seguridad y el rescate de los cautivos era un aspecto de extrema importancia para su gobierno.

La maniobra se inicio con la participación de delegados internacionales y la Cruz Roja. Las FARC fue postergando la entrega. El presidente venezolano habló de operaciones militares de las Fuerzas Armadas de Colombia que hacia imposible el rescate, que la maniobra podía durar días. Como siempre culpaba a los otros de las dificultades y disfrutaba ser foco de la atención mundial.

Las horas pasaban hasta que el presidente Uribe dijo que existía la posibilidad de que el niño estuviese recluido en una institución gubernamental. El mandatario de forma discreta pero contundente le desinfló la gran carpa a la replica chusca del Cid Campeador, a la vez que reafirmaba las garantías de que si los guerrilleros daban el punto de entrega, se establecería un corredor de 30 millas donde no habrían operativos militares. Uribe muchos mas allá de lo que suponíamos los que criticamos su estrategia, demostró tener todas las cartas y jugarlas bien.

Los delegados internacionales después de la información sobre el niño anunciaron que retornaban a sus países y que regresarían cuando la seguridad estuviese garantizada. Agregaron que era "conveniente la suspensión provisoria de su presencia en territorio colombiano”. De pronto olvidaron las dos mujeres secuestradas que las FARC si podían entregar.

En fin la FARC, fiel a su naturaleza, engañó a su aliado ideológico. El niño estaba en poder del gobierno colombiano porque hasta los irregulares estaban conciente que solo su enemigo podía darle seguridad al pequeño.

La FARC le mintió al mundo pero en particular a su mediador estrella. Le serruchó el piso a Hugo Chávez como dicen en Venezuela, y este se precipitó al abismo de sus fanfarronerías. Mas allá de la importancia de los resultados que son relevantes en el futuro de Colombia, de Uribe y de Chávez, y de sus consecuencias que e hay una verdadera verdad, “al que juega con terroristas le puede explotar la bomba”.

Pedro Corzo

Enero /08
Fonte: PenhadeCuba
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