LOS DOS MEJORES AGENTES DE CASTRO
Tomado del blog Cambio de época, de Juan Antonio Blanco
Los dos mejores agentes de Castro
martes 1 de enero de 2008 2:10:12
Juan Antonio Blanco
El gobierno cubano no es un monolito, pero sabe hablar con una sola voz. Ese no ha sido hasta ahora el caso de quienes se le oponen. Cuando se haya consensuado una propuesta básica para iniciar el cambio se estará en mejores condiciones de requerir a los gobiernos extranjeros que la tengan en cuenta en sus conversaciones bilaterales con Cuba.
Pero hay un primer paso necesario. Antes incluso de ponernos de acuerdo sobre como apreciamos lo que sucede en Cuba y nuestras diferentes visiones acerca del tipo de cambio al que debemos aspirar ¿por qué no comenzar por acordar el modo en que vamos a administrar y manejar constructivamente nuestros propios conflictos y diferencias? Oscar Visiedo, un amigo bien informado, me lo dijo: los dos mejores agentes de Fidel Castro en el exilio se llaman Ego y Sordera. Han sido muy exitosos en hacer fracasar muchas buenas intenciones -y otras no tan admirables- en este medio siglo.
Se puede exigir que el representante de un gobierno extranjero no diga tonterías ni sus representantes emitan valoraciones que no les corresponde hacer. Se puede juzgar si su manejo del diálogo ha sido inteligente o torpe. O si los representantes diplomáticos en sus embajadas asumen actitudes amables o insultantes. Se le puede criticar si evade el contacto con la sociedad civil cubana y sólo se relaciona con el gobierno. Se le puede considerar ingenuo o sagaz. Pero no puede exigírsele que decida por su cuenta un grupo de planteamientos y los promueva en un diálogo, de naturaleza gubernamental y bilateral, cuando la propia oposición y exilio no se han puesto de acuerdo sobre el particular.
Del mismo modo que si uno tiene que marchar a la guerra prefiere que el compañero de trinchera sepa apuntar y disparar bien, cuando se va a un diálogo hay quienes saben hacerlo mejor y quienes son un desastre. Eso no descalifica de manera automática el propósito, la estrategia, ni al gobierno extranjero que la promueve, sino al que fue mandatado para diseñarla, dirigirla y asegurar su ejecución exitosa.
Pero antes que juzgar el papel jugado por extranjeros, creo que debemos atender nuestro propio desempeño. Si no es posible dialogar entre aquellos interesados en promover un cambio, más lejana es la posibilidad de hacerlo con los que no lo desean. El gobierno cubano – y los extranjeros- no se sienten presionados a tomar en cuenta a quienes no se entienden siquiera entre ellos mismos. ¿Por qué no comenzar, entonces, por nosotros?
Todos -aquellos que preferimos una transformación pacífica o los que optan por otra violenta- debemos asumir responsabilidad ante fracasos anteriores, aprender de ellos y dejar de culpar a otros por la actual situación. Esto siempre ha sido y es asunto nuestro. El conflicto comenzó por los cubanos y debe terminar con nosotros. La responsabilidad de desenredar este ovillo es nuestra. Se puede y debe contar con terceros que ayuden a buscar salidas, pero corresponde a los cubanos apropiarnos del proceso.
Hay en EEUU dos docenas de muy variadas organizaciones que bajo el nombre de Consenso Cubano vienen controlando a Ego, (administrando sus diferencias de manera exitosa), y neutralizando a Sordera, (escuchando los puntos de vista de los demás). Otros grupos vienen trabajando en igual sentido desde su propia perspectiva. El diálogo entre ambos sectores se hace cada vez más posible. En Europa surgen también movimientos que tienen igual propósito. En el 2007 se dieron algunos pasos iniciales entre diversos grupos en Cuba para potenciar coincidencias y controlar discrepancias.
Cuando dentro y fuera de Cuba una masa crítica de cubanos sea capaz de conciliar sus voces, sin por ello renunciar a sus diferencias, se hará muy difícil ignorarla. Y si esa conciliación se hace en defensa de un cambio que respalde las reivindicaciones y expectativas específicas planteadas por millones de cubanos en las recientes asambleas, entonces de poco valdrán lo que Raúl Castro o su hermano crean o deseen hacer.
Se me pregunta si yo estimo que el General “va a hacer algo”. A mi juicio, lo que alguien piense sobre Raúl y sus intenciones es especulativo e irrelevante. Lo que importa -al margen de lo que él crea y desee- es lo que el contexto nacional e internacional le permitirá u obligará a emprender. Cada individuo es siempre él y su circunstancia, aunque algunos, como su hermano, se crean dioses. No podemos adivinar las buenas o malas intenciones del General, pero es factible contribuir a construir un contexto que no pueda ignorar. Eso depende, ante todo, de nosotros.
Ya confesé que tengo un sueño: alcanzar la transformación pacífica de la sociedad cubana. Pero para el 2008 me propongo una cosa bien concreta: contribuir a facilitar una mayor conciliación de posiciones entre todos los que desean el cambio.
¿Qué tal si incluimos entre nuestros buenos propósitos para el 2008 el ayudar a controlar la subrepticia labor de Ego y Sordera en nuestras comunidades para poder avanzar hacia un consenso?
¡Muchas Felicidades!
1 Comments:
no estoy muy de acuerdo con este articulo..me parece que EGO Y SORDERA pertenecen al regimen,y es el regimen el que tiene que empezar a quitarse el ego,y dejar de ser sordo a las nesecidades de la isla...y como eso no creo que pase,tampoco se en como terminara la pelicula,ni tampoco como empezara,pero poner la pelota en el lado del exilio solamente,como si la culpa de que no se haya logrado nada sea del mismo,es patetica como minimo...que el exilio tiene errores,por supuesto,que no es monolitico,por supuesto,para eso vivimos en democracia...PERO LA MAYOR PARTE DEL EXILIO SI ESTA UNIDO EN QUERER LA LIBERTAD DE CUBA,LA DEMOCRACIA PARA LA ISLA,SOLO DIFERIMOS EN COMO LOGRARLA,y para eso si habra que crear puntos basicos....pero hablar de EGO Y SORDERA de la parte del exilio,es ridiculo y patetico...
jose gonzalez
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