UN CABALLO DE BARINAS EN COLOMBIA
UN CABALLO DE BARINAS EN COLOMBIA
Por Pedro Corzo
La situación colombo venezolana es compleja. En la historia republicana de ambos países han tenido lugar numerosas fricciones que han sido superadas por la voluntad de diálogo de las partes, sin embargo desde que Hugo Chávez es presidente de Venezuela las diferencias se han agudizado por la convicción del mandatario de que tiene la solución de todos los problemas de sus vecinos y la voluntad de importarlos para su país.
Todo parece indicar que Álvaro Uribe se equivocó al seleccionar a Hugo Chávez como mediador en las gestiones a favor de la liberación de los rehenes de las FARC. Cierto que el mandatario colombiano tiene como principal interés llevar la paz a su país y que también debe estar sometido a numerosas presiones nacionales e internacionales, pero la oferta al gobernante venezolano es una especie de Caballo de Troya que el Polifemo sudamericano no dudará en usar.
Fue un craso error, porque a pesar de una eventual solución humanitaria, Chávez recibiría réditos que a la larga le conferirían representatividad para intervenir abiertamente en el conflicto colombiano y proyectarse, como ha procurado siempre, como un negociador por excelencia para cualquier disputa existente mas allá de las fronteras del país que le corresponde gobernar y que según sus connacionales, no atiende como es debido.
Lo de Emmanuel le salió muy bien al gobierno colombiano. Si fue casualidad o una excelente labor de inteligencia no es significativo para este trabajo. Lo relevante es que el mandatario bolivariano quedó en ridículo.
La parafernalia montada para recibir a los rehenes fracasó. También se comprobó que Chávez mentía descaradamente y que había montado un espectáculo circense para su propia glorificación, pero por los motivos que sean la FARC decidió entregar posteriormente a dos de las secuestradas y eso le ha dado fundamento al gobernante bolivariano para creerse facultado a intervenir abiertamente en el conflicto de su vecino y reclamar que le sean retiradas la calificación de terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y al Ejercito de Liberación Nacional, y otorgarles a ambas, la condición de fuerzas beligerantes.
Chávez afirma que ambos grupos terroristas tienen un proyecto político y que son bolivarianos, lo que significa que su gobierno es aliado ideológico de los irregulares, expresión que viene a confirmar lo que su ministro del Interior Ramón Rodríguez Chapín dijo a los terroristas en plena selva colombiana “en nombre del Presidente estamos muy pendientes de su lucha. Mantengan ese espíritu, mantengan esa fuerza y cuenten con nosotros”.
No es quimérico suponer que lo ocurrido, a excepción del fiasco de Emmanuel, corresponda a un plan bien estructurado que consista en que sectores colombianos hartos del conflicto, con el posible respaldo de algunos de los secuestrado ya en libertad y una fuerte campaña propagandística pagada con el petróleo de Venezuela y la figura de Hugo Chávez como emblema, impulse la idea de que es un mal menor concederle legitimidad a los terroristas y permitirle transformarse en actores políticos con capacidad para participar en procesos electorales.
Las FARC y el ELN tienen numerosos crímenes. Han participado en el narcotráfico, sus actos de genocidios solo son comparables por los realizados por las Autodefensas Unidas de Colombia pero estos últimos están execrados y se han visto sometidos a un proceso de expiación que a pesar de sus muchas fallas, no les exculpa de sus crímenes.
Chávez quiere más para los “bolivarianos colombianos”. Los orquestadores de este posible plan ansían legitimidad política, poder presentarse en elecciones y en consecuencia que sus crímenes queden impunes.
Figurines no faltaran. Mas de uno padecerá el síndrome de Estocolmo y otros en vez de colocar collares con explosivos en los cuellos de sus víctimas propiciaran boletas electorales donde los verdugos transformados en legisladores y funcionarios, puedan imponer legalmente la muerte de la democracia. La senadora Piedad Córdoba es parte importante de este plan, por eso cuando se entrevistó con el narcoterrorista convicto Simón Trinidad, le habló de un eventual gobierno de unidad nacional.
Maquieavelo escribió que el fin justifica los medios y vario siglos más tarde Arthur Koestler en Spartaco dijo por medio de uno de sus personajes que el “peor de todos los dictadores es que cree que esta haciendo el bien”, y agrego, cuando se tiene esa convicción, la sangre no mancha ni los muertos apestan.
Hugo Chávez en sintonía con los irregulares colombianos reitera su demanda de crear una zona de tregua donde las partes en conflicto debatan sus diferencias. De nuevo se ofrece al presidente colombiano como mediador y en breve veremos en Caracas oficinas de las FARC y el ELN, y quizás dependencias similares en países cuyos gobiernos deben numerosos favores al mandatario venezolano.
Es prudente considerar que el reconocimiento por parte de Venezuela de la beligerancia de los grupos terroristas colombianos establece la posibilidad de que Caracas confiera a estas organizaciones un estatus político y les ayude públicamente. Hay un precedente, los países árabes respaldaron en todos los órdenes a la OLP, cuyos crímenes no son muy diferentes a los de las FARC y esta agrupación contó con representante en Naciones Unidas.
Chávez es un mitómano juguetón y no se debe descartar que en cualquier momento suelta la cadena para jugar con el mono.
Pedro Enero-2008
Fonte: PenhadeCuba
penhadecuba@googlegroups.com
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