jueves, marzo 06, 2008

CASTIGO Y PREMIO, DOS VALORACIONES PARA UN MISMO HECHO

Castigo y premio, dos valoraciones para un mismo hecho

Por Miguel Saludes


MIAMI, Florida, marzo, (http://www.cubanet.org/) -Las ferias del libro de La Habana traen novedades que no siempre son estrictamente literarias. Este año una de las noticias vinculadas con la celebración del magno evento cultural estuvo enfocada sobre una invitada especial. Se trata de la escritora brasileña Marilia Guimaraes.

La prensa cubana destacó la presencia de la autora poniendo más énfasis en los antecedentes revolucionarios de la intelectual que en su obra escrita. Una entrevista aparecida en el diario Juventud Rebelde recoge las razones por las que los medios oficiales de la Isla destacan a la escritora entre las figuras artísticas del continente. El hecho que concedió a Guimaraes un sitial de honor en el círculo de los intelectuales distinguidos por La Habana se remonta a 1970. En una entrevista aparecida en el periódico Juventud Rebelde ella recuerda el episodio que protagonizara al desviar a punta de pistola un avión de pasajeros, al que obligó a aterrizar en la capital cubana. Según sus propias palabras el secuestro, previsto para el 31 de diciembre, tenía un doble propósito. Escapar de la persecución a que estaba sometida en Brasil y llegar a Cuba en medio de los festejos conmemorativos del Triunfo de la Revolución.

En su memoria quedó grabada la llegada al Aeropuerto José Martí, la cantidad de militares que allí había y las sonrisas de los uniformados, que la recibieron cariñosamente junto con sus hijos. Marilia pudo respirar entonces. Después de tres días en las peripecias del secuestro pudo lograr su objetivo. Asegura que su caso fue el primero en la historia donde alguien hacía este tipo de acción en compañía de niños. Este detalle fue utilizado por la prensa de la época para evitar que los militares brasileños tomaran la aeronave por la fuerza.


En Cuba comenzó a escribir. En esta tierra, en este instante, narra su vida de clandestinaje. Un volumen que su autora reconoce no está concebido para los intelectuales, sino para personas con hábitos de lectura. Lo que ella denomina verdad sobre Cuba y la maravilla del hombre nuevo creado bajo el castrismo, motivan su segunda obra. Nuestros años en Cuba. Un exilio entre el sinsonte y el sabiá, fue una de las presentadas en la pasada feria. La autora quiere que el mundo grite ante la injusticia del embargo (bloqueo para su criterio) y se maraville por los logros del modelo cubano. En su singular modo de describir la realidad de la Isla, la zafra del 70, momento coyuntural en que ella arribó a la isla, fracasó por la quema de cañaverales. Lo que ella atribuye a los planes de la contra revolución no fue más que una de las tantas ideas introducidas por el comandante de las cañas, en su afán de lograr la súper cosecha de los diez millones.


Uno de esos jóvenes nacidos en Cuba poco antes de la abrupta llegada de Guimarais, decidió un día escapar de manera similar a la que ella utilizó para huir de su país. Arturo Suárez Ramos intentó desviar un avión de pasajeros hacia Miami buscando la libertad. El intento fue frustrado por un certero disparo que puso fin a la vida de uno de los secuestradores. Arturo, quien logró evadirse en un primer instante, fue capturado posteriormente y juzgado por piratería aérea. Condenado a 30 años permanece desde 1986 en prisión. Tenía entonces apenas 20 años cumplidos. Con el reconocimiento del error cometido y teniendo en cuenta el hecho de que la única víctima fue uno de los implicados, Suárez Ramos ha escrito numerosas cartas pidiendo clemencia para su caso. Durante la visita del Papa a Cuba uno de los nombres que se manejaba para una solicitud de amnistía era el suyo. El gobierno alegó su disposición a concederle la libertad, siempre que existiera un país que lo acogiera.


Ante la ausencia de receptores los carceleros volvieron a cerrar las rejas con su conciencia tranquila. La negativa exterior se justificaba en la tipificación del delito cometido. Hoy, mientras Arturo Suárez Ramos sigue en prisión y su madre desanda las calles habaneras pidiendo por la libertad de su hijo, una antigua secuestradora de aviones es recibida en Cuba en condición de heroína. Las motivaciones ideológicas parecen ser razones de peso suficiente para la diferencia de criterios. El rigor frío de la ley, sin posibilidades de perdón en el caso de Arturo, contrasta con la glorificación que se hace de la escritora izquierdista.


¡Y después dicen que Cuba no es grande! Es la conclusión de Guimarais. La dimensión de grandeza tiene numerosas maneras de apreciación. Para la intelectual consiste en una visión paradisíaca de la realidad. En su caso, cuando la nostalgia del Caribe le apriete, con una simple llamada por teléfono ya tiene garantizada una nueva estancia en este rincón. No ocurre igual para millones de cubanos. Su sufrimiento es una magnitud que algunos suelen pasar por alto cuando narran sus vivencias en la nación cubana. Para premiarles siempre hay una medalla.

Enlace al artículo de JR: AQUÍ