BARACUTEY CUBANO

Félix Luis Viera *
México, DF
México
Colaboración
La Nueva Cuba
Marzo 12, 2007

Cuando algún suceso ocurrido en Cuba amerita que los reporteros de CNN en español en La Habana (no escribo "en Cuba" con toda intención) salgan a la calle a entrevistar al pasante… oh, casualidad: siempre, siempre, siempre, se topan con la Unanimidad; tal parece que quien pregunta y filma es la televisión estatal cubana (la única que existe en aquel país).

Es decir, invariablemente los entrevistados dicen que sí, que están de acuerdo con las medidas tomadas por el gobierno cubano, que la revolución es sagrada, hermosa, eterna, que el socialismo es radiante, que la culpa de lo ocurrido la tiene el otro (sea quien fuere el otro, un personaje de cualquier país, un gobierno de otra nación), que se sienten muy bien en Cuba, allí viven esplendorosamente aunque haya que sacrificarse, ya llegará el día de las bonanzas, quienes se han manifestado en contra del Gobierno revolucionario en esa esquina no son cubanos, sino traidores, como lo son quienes han abandonado su patria y su revolución… Y un largo etcétera de igual corte. Es decir, la Unanimidad, algo que, lo sabe hasta un párvulo, es imposible conseguir hasta en un grupo de diez personas; así qué cómo sería posible en una país todo; si bien, con este cuento de la Unanimidad -ese fenómeno que siempre resulta impuesto y que igual daño hace a quien lo aplica que a quien lo recibe-han tratado los ideólogos de la Isla de "dormir" a muchos de allende los mares; y lo peor, en alguna medida, en algunos sitios, lo han logrado.

CNN en español colabora para ello: no serán pocos sus televidentes en América Latina que, al ver y escuchar por medio de las pantallas de sus televisores las expresiones afirmativas, fervorosas, incondicionalmente revolucionarias de esas personas consultadas "al azar" que, para colmo, en ocasiones aseveran que todo el pueblo de Cuba piensa lo mismo que ellos están declarando -o sea, que allí todo es bueno y todo se hace por el bien de todos y todos piensan lo que todos-… No serán pocos sus televidentes en América Latina, decía, que se lo crean. Porque CNN es respetable.

Debería serlo.

Creo que "El líder mundial en noticias", como se proclama esta cadena noticiosa televisiva, antes que mentir por omisión, debería callar sus cámaras en lo que se refiere a entrevistar a cubanos de a pie a raíz de uno u otro evento.

¿Darle a CNN en español el beneficio de la duda? Bien: lo que ocurre es que, casualmente, cuando con toda imparcialidad parten hacia la calle a consultar opiniones, siempre, siempre, se hallan con personas como las referidas. Hummm… ¿Lo creemos?

¿Le debe CNN en español algo al Gobierno cubano?, ¿algo de índole desconocida, misteriosa, inmemorial? No sabemos; y afirmarlo sería tan carente de ética como el mismo asunto que tratamos de desentrañar en estas líneas.

¿Le paga el Gobierno cubano a CNN es español para que sólo divulgue lo dicho por quienes apoyan a aquél, y deje fuera de las transmisiones, "borre", las respuestas de quienes replican, disienten, dudan, se quejan? No debemos creerlo porque CNN debe contar con suficiente dinero, no le haría falta una ayudita en moneda; y no debemos afirmarlo porque no lo sabemos, y, por tanto, iríamos a dar en el delito de calumnia, difamación, o algo así.

Entonces, ¿cuál es el problema? No sabemos. De lo que sí estamos seguros es de que mientras "El líder mundial en noticias" continúe actuando con tal parcialidad, tiene segura su acreditación en La Habana (y en Cuba toda, si quisiera pasar sus cámaras por los espeluznantes pueblos y ciudades de la Isla); su acreditación, que ya conocemos a qué equivale: sin olvidar el constante y agotador trabajo de todo reportero, allí hay buenas playas, buenos hoteles, buenas comidas, trato especial y respaldo de alto nivel para los obedientes.

Mas, para ser justos, las divas y divos de CNN es español deberían retirar de sus spots la palabra "imparcialidad" o las frases "la noticia justa", "para que usted esté bien informado" y otras de este estilo.

No lo olviden: La Historia, siempre, tiene su libro abierto, y va anotando.