BARACUTEY CUBANO

En su discurso ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el señor Felipe Pérez Roque hizo referencia a la legitimidad del sistema político cubano utilizando los resultados de las recientes elecciones que culminaron con la toma de posesión de la Séptima Legislatura y con Raúl Castro como nuevo presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba.

Cuando intentó justificar los resultados negativos para el régimen de dichos comicios, datos que fueron abiertamente manipulados como hemos demostrado, el señor Pérez Roque argumentó que quien orientó a la población a que utilizara su voto como arma de castigo contra la nomenclatura era el presidente de los Estados Unidos de América, señor George W. Bush.

Con esto quiso también el canciller cubano descalificar nuevamente a la oposición política y presentarla como lacayos del gobierno norteamericano. Con este argumentó desataron hace cinco años una de las peores olas represivas contra el movimiento prodemocrático cubano, ocurrida en marzo de 2003 cuando fueron detenidos y posteriormente enjuiciados 75 activistas, elevándose la cifra total de encarcelados por motivos políticos o de conciencia a unas 300 personas.

El gobierno autoritario de los hermanos Castro no ha querido reconocer que, a pesar de la represión y la falta de libertades, casi millón y medio de cubanos dijeron NO a la farsa electoral. Esto representa un 18 por ciento del electorado al que corresponden más de 100 bancas en el parlamento unicameral cubano. Si el régimen tuviera un mínimo de vergüenza hubiera reconocido los resultados verdaderos, pero esto los habría obligado a otorgar espacios de reconocimiento a las fuerzas políticas opositoras, hecho al que se opone tenazmente.

Por eso recurre a argumentos manidos como el que la oposición al régimen es creada, financiada y dirigida desde el exterior cuando sabe bien que esfuerzos como el de la Campaña por el NO promovido por la Alianza Nueva Nación se ha articulado dentro de Cuba y realizada con escasos recursos propios.

De haber tenido los medios necesarios, estamos seguros que aún con toda la represión y el acoso a que fuimos sometidos, el total de votos en contra del régimen hubiera sobrepasado los tres millones. De todas maneras, los votos obtenidos y que las autoridades se niegan a reconocer violando ellos mismos la Ley Electoral y la Constitución vigente, muestran a las claras que el descontento entre la población va en aumento y que la aparente calma entre el pueblo, sólo es el resultado del control que la policía política y sus grupos paramilitares ejercen sobre la población.

Es penoso que el gobierno cubano achaque las culpas de la crisis política, social y económica a factores externos. Que se niegue a comprender que urge sentarse a conversar con quienes promovemos alternativas de libertad y esperanza para el pueblo cubano. Hasta cuando va a mantener el doble rasero de erigirse en campeón de la defensa y promoción de los derechos humanos en el mundo y firmar pactos internacionales relacionados con los mismos, mientras niega la posibilidad a su pueblo de disfrutarlos plenamente y mantiene una política de acoso a los activistas prodemocráticos.

Más que buscar culpables de los agudos problemas internos en “conspiraciones y mercenarios” manejados desde el extranjero, el régimen debe abandonar de una vez y por todas la arcaica e irracional política de confrontación e intolerancia contra aquellos que deseamos un futuro diferente a los dictados de la nomenclatura comunista y que dentro del país, a pesar de todos los riesgos, trabajamos por la democratización y la reconciliación del pueblo de Cuba. Un futuro donde nuestro pueblo ni este oprimido por la tiranía de los Castro ni sujeto a los dictados de Bush, sino totalmente al servicio de los intereses y las aspiraciones de los hijos de la nación cubana.


Rafael Ernesto Avila Pérez Carlos Ríos Otero
Presidente de ANN-Cuba. Prensa y Comunicaciones-Cuba



Carlos Ríos García Alfredo M. Cepero
Coordinador CENI-Cuba Director Ejecutivo-Exterior




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