BARACUTEY CUBANO

Che, mentiras y cintas de video

Por Jorge Ferrer

Ya se nota la presencia siniestra del represor idolatrado por Soderbergh en los ecos de la película.

Thomas Sotinel, quien escribió la crítica, bien dura, para Le Monde, no tardó ni 24 horas en desdecirse de algunos de sus peros, en dar explicaciones, hablar de interrogatorios.

(Benicio Del Toro, left, and Steven Soderbergh pose at the "Che" photo call during the 61st International film festival in Cannes, southern France, on Thursday, May 22, 2008. )

Es lo que tiene el espíritu de La Cabaña. Llega al crítico, aunque Soderbergh se lo hurte.

Soderbergh presentó en Cannes su monumental Che. Cuatro horas y media dedicadas a repasar vida y milagros de Ernesto Guevara. ¿Cuánto footage le dedica al Guevara que fusiló?, se preguntará alguno. Por lo visto, o más bien leído, ninguno. ¿Cómo se las apañó Soderbergh para ocultar al asesino Guevara?, se preguntará otro, o el mismo. ¿Será porque su película es un díptico y los fusilamientos y la fundamental contribución del argentino a la conversión de Cuba en una dictadura quedaron fuera de marco? No es el caso. La primera pieza termina en 1964, cuando ya había corrido buena parte de la sangre derramada por el poder triunfante. La segunda recoge, claro, al «mártir» que quería regar el maoísmo por el sur de América.

( Benicio del Toro, en su papel del Che en la ONU )

Cuatro horas y media de una película inacabada y ese Guevara matón y ensoberbecido, corresponsable de la Cuba de los hermanos Castro, queda, según A. O. Scott en el NYT, virtually unmentioned. O su imagen algo dulcificada, según escribe Cristina Savall para El Periódico, eligiendo ese adverbio como quien elige qué domingo hacer trabajo «voluntario».
¡Bravo! ¡Qué todo sea para seguir alimentando el mito del guerrillero heroico! Con la ayuda del siempre adusto Carlos Boyero, por cierto, que le dedica ditirámbica crítica en El País. Siempre recuerdo, cuando se trata del imbécil trasiego con Guevara en Occidente, aquel cartel que vi un día en la Universidad de Barcelona, recién llegado aquí. Decía en letras inmensas: ¡CHE, LOS GAYS Y LAS LESBIANAS ESTAMOS CONTIGO! Por eso, aunque Soderbergh haya dicho que espera que una joven que vio en Nueva York con el marco de Korda tatuado en el culo sepa por fin por qué lo lleva cuando vea la película, su propósito es estéril. Habrá más Kordas en más culos, de la misma manera que siempre habrá más gente solitaria y vacía que se deje seducir por el mal hasta para vestir niños.