miércoles, julio 02, 2008

DERRUMBE DE BAJO PERFIL

Derrumbe de bajo perfil


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Podría parecer que hay una 'apertura' en la prensa nacional, pero ¿quién contiene el grito popular?
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Por Luis Felipe Rojas, Holguín | 01/07/2008

Olor a derrumbe, sí. El amplio círculo de amordazados lectores de la prensa nacional lo advierte casi a gritos. A los olvidadizos les va como la primera vez, pero la señal ha llegado a quienes los maquillajes no los adormecen.

Se ve en cualquier esquina, hasta en los periódicos de provincia. Ahora las críticas se dirigen a la ineficiencia, la baja productividad, la negación del obrero más simple a realizar sus labores. Lo han tomado como botón de muestra de la alarma: Carlos Lage, como capataz a cargo del vetusto ingenio azucarero; Machado ventura, como roñoso contramayoral que da zurras —aquí y allá— a los cada vez más inútiles comités del Partido, a todos los niveles.

( Un policía lee 'Juventud Rebelde', el 18 de junio de 2008. (AP) )

Una queja publicada en el periódico Granma lamentaba que a las "ilegalidades" no se les llame robo, latrocinio, corrupción, etcétera.

El programa Hablando Claro, de Radio Rebelde, que por más de una década pareció "hablar claro", ha tomado ribetes de gallinero, ya que los temas tratados se contradicen una y otra vez con las alabanzas del día siguiente. El periódico Juventud Rebelde, con su habitual "Acuse de Recibo", una sección para el exorcismo social, hace resúmenes semestrales y anuales sobre los organismos que no responden a las quejas de los ciudadanos y clientes, implicados en la dejadez y la tibieza de actividades.

¿Algo se mueve?

Podría parecer que hay una apertura de información, pero ¿quién contiene el grito popular? Retener el "pus" de tantos años es peor. Ni hay Glasnost ni Perestroika. Los toques finales se dan en palacio, a la sombra de los cócteles, los llamamientos a salvar a la humanidad y atacar al imperialismo yanqui.

El aparato jurídico y fiscal funciona a voz de mando o bajo las estrictas leyes promulgadas, arremetiendo contra el objetivo de turno y ofreciendo una visión de lentes oscuros a cuestiones que no se pueden impugnar, a menos que la orden venga de los cuarteles.

Las fotografías de los instrumentos de pesaje en mal estado, las pizarras informativas de los mercados con todo tipo de violaciones en el peso y el precio de los productos, los reportajes epidérmicos, ofreciendo información a medias y sin ir al corazón de los problemas, son hoy la cara visible de lo que "se quiere fomentar" como nueva prensa cubana.

Los congresos de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), los festivales de la prensa, las continuas reuniones de los comités provinciales del Partido Comunista de Cuba con los medios informativos y propagandísticos, repiten mil veces lo que se "debe" hacer y no lo que hacen.

Sin alarmismos ni falsas expectativas, algo se mueve entre los ramajes torcidos del Buró Político, el Consejo de Estado y las cañerías del Comité Central. A estas alturas, es difícil contener las declaraciones de Carlos Lage, respecto al fraude millonario con el plan de construcción de viviendas de 2007, o volver al discurso segregacionista de la finada Vilma Espín, en su lucha contra la prostitución, sin antes señalar la deformación del sistema educacional. Tampoco será posible hacer creer a la gente que la culpa del descalabro la tiene el saliente ministro de Educación.

El cambio climático es global, y el agujero negro, pestilente y contaminante que se abre sobre París, San Petersburgo o el edificio del diario The New York Times, en Nueva York, también echa su humareda sobre las inmediaciones del muro verde oliva del periódico Granma, donde se ha fabricado parte de la infamia nacional.

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