LA OTRA LADERA DEL ESCAMBRAY
Tomado de El Nuevo Herald.com
La otra ladera del Escambray
Por Manuel Vázquez Portal
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Quería leerlo porque un amigo, moronero y poeta él, me dijo que inauguraba un asunto en la literatura cubana, y estaba bien escrito. Ese era un tiempo pródigo en buenos libros --el boom americano campeaba por el mundo-- y hubiera preferido leerme otros pero la amistad crea compromisos. Para conseguirlo fue de ampangas.
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Lo leí. Me dejó cierto amargor en la memoria. Estaba bien redactado. El asunto era inaugural porque la circunstancia que lo generaba era, en cierta medida, inaugural. Insurrecciones siempre hubo en Cuba. La variante era que nunca fueron combatidas por ejércitos emergentes sin formación militar e integrados por un pueblo fascinado.
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( Tomás San Gil ¨Tomasito ¨ )
Tras pólvora, procacidades y cierta cruda intención hilarante el libro no trascendía lo anecdótico ni
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Condenados fue el primero. Y Premio Casa de Las Américas. Despertó apetitos oportunistas. Con él hubiera bastado. Pero luego tropecé con el asunto decenas de veces. Raúl González de Cascorro. Hugo Chinea. Teatro Escambray. Llenaron de poemas, cuentos, testimonios, dramas, comedias sobre el Escambray todos los rincones de la literatura cubana.
El asunto se tornó lugar común. El tratamiento de los personajes también. Los insurgentes eran bandidos y los milicianos héroes.
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Treinta y cinco años después me regalaron otro libro del Escambray. ¡Mi madre! Dije. Otra vez el Escambray. Pero en esta ocasión el libro venía de manos de una mujer que cuando Fuentes escribió Condenados de condado debía ser una niña que apenas si sabía que aquellas montañas que veía desde su casa se llamaban Escambray y habían sido escenario de una lucha desigual y sangrienta.
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Estudió pedagogía. Fue maestra. Periodista independiente. Se hizo amiga de Blas Giraldo Reyes, un niño de Manicaragua que un día se vio en un pueblo alambrado de Pinar del Río porque su padre supuestamente había
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( José ¨Cheito ¨ León Jiménez )
Escambray. La historia que el totalitarismo trató de sepultar, es el libro de Idolidia. Un libro de testimonio donde personajes de carne y hueso cuentan su verdad. Lo publicó el Instituto de la Memoria Histórica Cubana. En la portada tiene la foto de Cheito León y Julio Emilio Carretero, de Osvaldo Ramírez y La Niña de Placetas, aquellos monstruos que pintó la literatura castrista y que hoy Idolidia humaniza, devuelve a la vida con sus verdaderos rasgos. Ya nadie puede evitar las comparaciones. Quedó escrito. La verdad será descubierta más tarde. Ese es el mérito de Idolidia, darle luz a la otra ladera del Escambray para que el futuro escoja.
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