RAUL CASTRO DA HASTA PENA
Tomado de http://lacomunidad.elpais.com/nicolasaguila/posts
Raúl Castro da hasta pena
Por Nicolás Aguila
A mí Raúl Castro me da hasta pena. También me da asco, pero no dejo de sentir una cierta lástima por esa figurilla grotesca. A lo mejor se trata de eso que algunos llaman alipori, o sea, vergüenza ajena.
Recuerdo que, de niño, cuando veía a un compañero de escuela cantar o recitar mal en los llamados actos cívicos, era a mí a quien le daba corte. Los demás se reían pero yo me ponía rojo, como si hubiera sido yo el que estuviera actuando. Sentía vergüenza ajena.
Pues eso mismo me pasó con Raúl el sábado 26. Daba pena verlo vestido de general y al mismo tiempo fungir de presidente para pujar un discurso conmemorativo. Era mucha trova para un compay segundo.
Para que no quepa duda de que aquello avanza hacia atrás, Raúl se remitió a un discurso del Fidel Castro de hace treinta y cinco años, en el cual éste citó una estrofa de un largo 'poema' titulado Mensaje lírico-civil, de Rubén Martínez Villenas, a quien le atribuyó a partir de entonces la autoría intelectual del asalto al Moncada junto a José Martí.
Como el sapo que se hincha para impresionar a posibles enemigos, así engolaba la voz el menos verboso de los dos hermanos. Y daba vergüenza ajena oírlo leer a tropezones, con su áspero vozarrón de ordeno y mando, aquellos pareados alejandrinos de corte atrabiliario: "Hace falta una carga para matar bribones..."*
Tan desconectados están con el pueblo, que no saben que en el habla popular la 'carga para matar bribones' se vació del sentido revolucionario original y se resemantizó con el significado de 'borrachera'.
Recuerdo que un vecino que alardeaba de ser un bebedor olímpico me dijo un día: "Nico, el sábado cogí una carga como la que pedía el Ruben: para matar bribones."
Si en los años 70 el pueblo se pasaba ese verso-consigna por la dialéctica etílica, hoy no tiene la menor duda de quiénes son los bribones y cuál es la carga que está haciendo falta en Cuba.
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P/s.
La estrofa completa que leyó Raúl Castro:
para acabar la obra de las revoluciones;
para vengar los muertos, que padecen ultraje,
para limpiar la costra tenaz del coloniaje;
para poder un día, con prestigio y razón,
extirpar el Apéndice de la Constitución;
para no hacer inútil, en humillante suerte,
el esfuerzo y el hambre y la herida y la muerte;
para que la República se mantenga de sí,
para cumplir el sueño de mármol de Martí;
para guardar la tierra, gloriosa de despojos,
para salvar el templo del Amor y la Fe,
para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos
la patria que los padres nos ganaron de pie.
Huelga cualquier comentario sobre el anterior fragmento del Mensaje lírico civil , del poeta comunista Martínez Villena. Esa tirada de pareados panfletarios será un mensaje, pero nada tiene de lírico o civil. Si me he tomado el trabajo de reproducirlo aquí, es porque Raúl Castro, leyendo el penúltimo verso citado, dijo mendinguen como todo un analfabeto.
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