viernes, agosto 08, 2008

SORPRESAS CHINAS

Sorpresas chinas


Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Una de las atracciones que más gustaba a los cubanos en las fiestas carnavalescas que se celebraban cada año en pueblos y ciudades del país, antes del triunfo del castrismo, era la Reina del Carnaval con sus seis lindas damas, sonriendo sobre espléndidas y bien construidas carrozas.

Junto a todo lo que desapareció, quiero decir, todo lo bueno y todo lo malo, están aquellas jóvenes luciendo la belleza que la Madre Naturaleza les regaló al nacer. Nunca más nuestra isla contó con una Reina y sus princesas, aunque fuera solamente para fiestas anuales. El régimen prefirió, para no carecer de dinastía, de un sólo Rey, de forma permanente y dueño de todo. Hasta de los pocos periodiquitos con que cuenta la población. La Reina del Carnaval les olía a burguesía, a aristocracia, a algo banal, a frivolidad. A cualquier cosa menos a sobrios parámetros marxistas-leninistas.

Pero ahora resulta que los chinos comunistas de Beijing, que gracias a sus reformas capitalistas se han convertido en la cuarta economía del mundo, nos dicen todo lo contrario. Es linda y necesaria la belleza física. Sobre todo la femenina.

(Clara Beatriz Santos López, Reina del Carnaval de La Habana de 1954 )

Para las ceremonias de premiación de los Juegos Olímpicos, reunieron a más de mil muchachas sólo para seleccionar a 337 que laboran, no como aquellas criadas o azafatas de la antigüedad que servían a la titular de un reino, sino como verdaderas reinas chinas para adornar las ceremonias del gran evento deportivo.

Lo más curioso es que esas muchachas tuvieron que responder a patrones preestablecidos de belleza física, determinados por los propios organizadores del evento y escogidas por hermosas modelos, profesores de gimnasia, periodistas, atletas, cantantes, y bailarines del país asiático.

De esta forma, las seleccionadas cumplieron con numerosos requisitos: medidas de altura, 168 ó 175 centímetros, medida de cintura, caderas, boca, nariz, ojos y hasta volumen de senos. Según Wang Ning, jefa de las ceremonias, esas condiciones respondieron al propósito que persiguen las autoridades políticas del gobierno comunista: que estas bellas asiáticas sean capaces de trasmitir el temperamento clásico chino a través de bellos y naturales movimientos corporales.

Sin embargo los cubanos, que todavía vivimos bajo el mismo régimen de hace medio siglo, nunca más hemos podido disfrutar de aquellos certámenes de belleza donde se destacaban las sonrisas más hermosas de nuestras reinas y princesas criollas.

Sobre esto hubiera dicho nuestro Apóstol: “Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre”.