jueves, octubre 02, 2008

ECOS DE UNA TRAGEDIA

Ecos de una tragedia


Por Jorge Olivera Castillo
Sindical Press


LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Las carencias ponen en peligro la precaria estabilidad. Se multiplican especuladores, reyes de la estafa, ladronzuelos de mucha y poca monta, y eso es insostenible ahora que un par de huracanes han dejado a miles de cubanos con una mano delante y la otra detrás.

Los pillos de siempre y otros en pleno aprendizaje han tenido buena cosecha. Sacan a la palestra sus habilidades para timar a cualquiera. Unos aumentan las sustracciones en sus centros de trabajo, otros adicionan números a los precios en los mercados; hay quien se las ingenia para hurtar parte de las donaciones recibidas del exterior y multiplicarle, sin piedad, el costo de producción. Por otro lado, los acaparadores convierten sus casas en almacenes de víveres y de cuanto artículo aporte jugosas ganancias.

Esto ocurre bajo la banda sonora de los rumores que se entrecruzan en los empobrecidos barrios del país donde la miseria está inscrita en el registro de dirección, tiene certificado de nacimiento y el cuño de la eternidad. A golpe de presunciones en los vecindarios se da por hecho que estamos en la antesala de una hambruna. “Esto se va poner como en los años 1993-1994”, aseguran las teorías de obreros, jubilados y amas de casa. En las filas para obtener las más urgentes provisiones se escuchan los hipotéticos vaticinios de lo que va a suceder en los próximos meses.

Muchos temen que nuevamente haya que degustar bistec de corteza de toronja, picadillo de cáscaras de plátano, infusión de hierbas silvestres, y con buena suerte, cenar el fin de semana fricasé de gato. Estos felinos salvaron de la desnutrición a numerosas familias en los años más trágicos del llamado período especial en tiempos de paz. La URSS había dejado de existir y la revolución cubana apenas flotaba en un mar de penurias.

Al menos en La Habana era raro ver un ejemplar en algún tejado. Los cazadores estaban por doquier con piedras y trampas artesanales. ¿Cuántos cubanos comieron gato, bien por imperativos de las circunstancias o quizás con la idea de estar consumiendo conejo u otro tipo de carne? Es difícil saberlo. Quienes lo hicieron preferirán olvidarlo. No obstante existen temores de que esos tiempos vuelvan. La gente lo anuncia con un suspiro de resignación y también con la certeza de que no van a tolerar otra vez esa afrenta.

La situación del país es delicada. Aunque algunos tildan de exagerados los números que cuantifican las pérdidas ocasionadas por los dos meteoros, es obvio que el desastre es de magnitudes extraordinarias. Sería oportuno subrayar que las condiciones sociales y económicas eran desastrosas antes del paso de los eventos meteorológicos. Ahora simplemente aparecen los agravantes de una crisis que ya venía gestándose al calor del estancamiento y la resistencia a acometer cambios estructurales de envergadura.

(Agromercado con muchas tarimas vacias dado el control de precios que dictó la tiranía. La tiranía fue la primera que subió los precios de la gasolina y los combustibles en las gasolineras después del paso de los huracanes; nota del blogguista )

En la actualidad los niveles de anarquía alcanzan valores sin precedentes. Han superado el margen de legitimidad que el oficialismo daba con tal de sacar parte del vapor a la caldera social. La ilegalidad es consustancial a una cultura de supervivencia donde los salarios constituyen parte de una simbología sin otra trascendencia que darle un barniz de normalidad a un sistema de gobierno que ha invertido la escala de valores y el sentido de la dialéctica en su más clara acepción marxista-leninista. Aquí el trabajo honesto no es proporcional al alcance de un decoroso nivel de vida. Quienes mejor viven y quienes sobreviven, son los ciudadanos que practican el delito.

Muy tarde pretenden poner orden en un país signado por el descontrol, la doble moral, la apatía y la corrupción, aunque las apariencias se empeñen en ofrecer una versión edulcorada de la realidad. Mayor severidad en los castigos, medidas para crear conciencia contra las ilegalidades. Nada detendrá un proceso de decadencia que ha madurado hasta la podredumbre.

En una reciente reunión con varios dependientes y administradores de comercios estatales en el capitalino municipio Habana Vieja, encargados de repartir los artículos racionados, se advirtió sobre posibles dificultades con el abastecimiento de arroz y aceite a partir del mes de noviembre.

¿Quién duerme con esos truenos?
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Bistec de Toronja.

Soñaste con un bistec?. Suculento, adobado y con cebollitas que como lunas transparentes te saludan desde el plato? Soñaste con matar una vaca, empujarla a la línea del ferrocarril, envenenarla con matarratas, irle arriba com fúria y arrancarle de una mordida una posta del lomo?

Pues sepa usted que el placer de 20 minutos puede llevarlo a la prisión 20 años. Las vacas son sagradas. Son ofrendas para los dioses, son el plato fuerte de esos blancos con insolación, despellejados y celulíticos que llaman “Turistas”. Cierre su boca pagana y pecadora y resígnese a su humilde posición mortal de “cubano”. Recuerde que CUBANO comienza con CU y acaba con ANO. Eso no le dice que usted es la cloaca de la humanidad? Ubíquese! Usted es un auténtico CULO. Y como culo no tiene derecho a reclamar nada.

Mientras le hago psicoterapia, para quitarle de la cabeza la necesidad proteica de su cuerpo que clama por un bistecito le propongo la opción de probar esta vigorosa receta original y engañadora, como la chica de Prado y Neptuno.

Sólo necesita de una toronja, Grande, con mucha corteza.

Pele sutilmente su toronja. Sutilmente quiere decir, que no le quite mucha corteza blanca o se queda sin bistecito.

Pero tampoco le deje cáscara o será amarga. Y recuerde que no existen bisteces amargos, al menos que la vaca sufra de cálculos biliares, o sea una vaca amargada y de mal talante.

Aquí tiene, entonces, su corteza extraída. Hiérbala, bote el agua. Vuélvala a hervir, bote el agua.

Ahora, piense que tiene entre sus manos un bistec de palomilla o de riñonada. Soñar no vale nada!

Adóbelo, póngale sal, limón, ajo, cebolla, y por que no? Póngale pimienta!

Observe su obra.

Déjelo en adobo algún tiempo.

Anuncie a todos que hoy habrá carne para irles trabajando el subconsciente.

Y fríalo, con la gotica de grasa. Tenga cuidado con el olor que expelerá el bistec, o a los pocos minutos tendrá a la PNR haciéndole un registro y acusándolo de haber sacrificado ayer una vaca en el cañaveral, y de haber dejado sólo los cuernos.

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Conejo estofado.

Agosto 2nd, 2008

Esta receta es la “niña bonita” de la culinaria popular del Período Especial, por haber puesto a dichos “conejos” en la lista de los animales en peligro de extinción junto al almiquí y al manjuarí.

Conviene cortar la pieza en pedazos pequeños para borrar todo vestigio de su morfología sospechosa. Tratar de conseguir para el banquete cárnico la mayor cantidad de especias y sazones.

Ajo porro, orégano de la tierra, ají cachucha y culantro. Un tomatico le venía como anillo al dedo.

Estofar todo a fuego lento, pues se trata de una carne dura.

Ahora viene la parte escabrosa de la receta, que es botar fuera los restos del conejo para que las autoridades no nos localicen. Si tiene tierra, entierrelo, si no tiene, espere la oscuridad de la noche para salir a soltar bien lejos.

No se ablande cuando vea a toda la familia de Marta salir por la noche, junto a usted, llamado a MISU…MISU….MISU????? Y preguntando casa por casa si nadie vio a su gato.

Trate de poner cara de sorpresa y decir: _Se les perdió el gato? Oye que cosa! Se estan perdiendo todos los gatos del barrio…

Y cómase su gato por liebre, que no va a ser el primero, ni el último animal que muera al servicio de la humanidad.

Para olvidar su complejo de culpa, trate de beber esa noche Destello Ferroviário, que es la vertiente casera de la Chispetren.