lunes, noviembre 03, 2008

MEDICO " DESERTORA " DA UNA ANGUSTIOSA BATALLA POR SU HIJO EN LA ISLA

Médico "desertora'' da una angustiosa batalla por su hijo en la isla


Por Wilfredo Cancio Isla
El Nuevo Herald


La doctora cubana Ivette Domínguez, desertora de una misión internacionalista en Zimbabwe en el 2002, está decidida a recuperar lo que considera un elemental derecho como madre: mantener una comunicación afectiva con su hijo menor que vive en Cuba.

Sin embargo, las circunstancias que rodean su caso no parecen favorecerle en esta batalla a larga distancia, agravada ahora por una demanda legal interpuesta en un tribunal cubano para despojarla de la patria potestad.

"Creo que tengo el derecho a reclamar una relación normal con mi hijo'', declaró Domíguez, de 37 años, en entrevista telefónica con El Nuevo Herald. "Es inhumano lo que está pasando... estoy destrozada''.

Domínguez, graduada de Estomatología, reside desde el 2004 en Málaga, España, adonde llegó procedente de Zimbabwe. Con ella vive su hijo mayor, Alexander, de 16 años, quien es fruto de un primer matrimonio y logró el permiso paterno para emigrar a España en agosto del 2007.

El menor, Alfredo Chapur Domínguez, de 10 años, es objeto de la disputa legal y vive con el padre, Alfredo Chapur Hernández, de 37, en la ciudad de Santa Clara, Villaclara.

Como miles de profesionales cubanos, Domínguez se vio en febrero del 2001 ante la disyuntiva de cumplir una misión médica en el extranjero dejando atrás su familia. Alfredo apenas había cumplido 3 años y quedó bajo los cuidados del padre.

( Ivette Domínguez, graduada de Estomatología, reside desde el 2004 en Málaga, España, adonde llegó procedente de Zimbabwe.)

"No me arrepiento de haberlo hecho, porque era la única forma que tenía de salir del país y tratar de mejorar la situación económica de nuestra familia'', relató Domínguez. ‘‘Fue un acuerdo mutuo con el padre y habíamos conversado que yo trataría luego de sacarlo a él del país, junto con el niño''.

Pero los planes no funcionaron y después de unas cortas vacaciones que ella pasó en Cuba hasta abril del 2001, la pareja se hallaba en crisis, a punto de disolución. No obstante, Domínguez retornó a Zimbabwe con el compromiso de gestionar la salida del país del padre con el menor, mientras ella preparaba su deserción.

La estomatóloga no retornó a Cuba en el 2002 y desde entonces trabajó por su cuenta en Zimbabwe durante dos años hasta que logró viajar legalmente a España. La salida de Chapur Hernández no se materializó y ya Domínguez tenía bloqueado su regreso a Cuba como castigo por el abandono de la misión oficial.

"Fue muy duro, durísimo, pero en todo ese tiempo mantuve comunicación permanente con mi hijo, le enviaba dinero, le mandaba todo lo que podía y su abuela materna se mantenía al tanto de sus necesidades'', contó Domínguez. "Tengo cartas, recibos de envíos y testigos suficientes para probarlo''.

Rotos ya los vínculos de pareja, Domínguez recuerda que el padre decidió cortarle la comunicación telefónica con el niño a partir del 2006.

"Fue una gran injusticia, imagino que por resentimiento'', contó la mujer. "Fueron órdenes directas del padre para que el niño no hablara conmigo, e incluso impidió las visitas de la abuela [materna]''.

Domínguez logró comunicarse con el niño llamándolo al teléfono de su escuela en Santa Clara. Lo consiguió en dos ocasiones, hasta que el padre se enteró y cuestionó a los maestros del niño por permitirlo.

Luego de siete años sin ver a Alfredito y tras varios intentos fallidos para obtener un permiso para viajar a la isla, Domínguez consiguió que el Consulado de Cuba en Sevilla le habilitara su pasaporte el pasado 30 de septiembre. Se habían cumplido ya más de cinco años de su deserción, el período de prohibición que el gobierno cubano impone tradicionalmente a quienes pretenden regresar de visita familiar tras haber abandonado misiones oficiales.

No lo pensó dos veces para tomar el avión rumbo a Cuba. Hacía casi ocho años que no veía a su hijo y la posiblidad del reencuentro fortaleció su determinación y disolvió todos los temores del regreso que rondaban su cabeza.

"Nadie me esperaba y fue un encuentro emocionante con mi hijo'', expresó Domínguez. ‘‘Me reconoció con mucho cariño y yo le dije que había llegado hasta allí para pasar unos días juntos y conversar''.

La alegría de Domínguez se desvaneció pronto. Chapur Hernández se opuso a dejarla sola con el niño durante los días de su estancia en Cuba y procedió a denunciarla ante las autoridades del Ministerio del Interior (MININT) de Villaclara, por considerar impropio que permitieran entrar al país a "una desertora''.

Domínguez fue citada a la Dirección Provincial de Inmigración y Extranjería en Santa Clara y entrevistada por el capitán Víctor Cuéllar Contreras, quien le comunicó que la habilitación de su pasaporte había sido un error, porque el castigo por abandono de misión era indefinido''.

"Me trataron como si fuera una delincuente'', manifestó la doctora.

El permiso de entrada a Cuba le fue anulado, lo que le causó serias dificultades a la hora de salir de Cuba, a fines del pasado mes. Las autoridades de Inmigración le dijeron que a partir de ahora no podrá entrar más a Cuba.

Para complicar las cosas, el 16 de octubre, Chapur Hernández, el padre, presentó una demanda civil ante el Tribunal Provincial Popular de Santa Clara para privarla de la patria potestad de su hijo.

De acuerdo con el documento, Domínguez desertó "deslumbrada por la vida del primer mundo'' y "determinó dejar atrás lo vivido hasta entonces y con ello todo lo relacionado con el menor, nunca más se interesó por su desarrollo y educación, dejó de saber de su hijo (...) y no se preocupó por establecer comunicación alguna, ni oral ni escrita, ni ha enviado remesa familiar''.

Además, el texto argumenta que el niño desconoce a la madre, y que "la demandada en visita temporal al país ha manifestado que pretende llevarse consigo al menor de cualquier forma, ya sea legal o ilegal''.

El Código de Familia vigente en Cuba estipula que los tribunales podrán privar a ambos padres o a uno de ellos de la patria potestad si incumplen sus deberes de atención cuidado y formación de los menores, así como por "abandono del territorio nacional y, por tanto, a sus hijos''.

Domínguez niega rotundamente las alegaciones del padre y asegura que su única intención es mantener los lazos afectivos con el niño, y asegura que cuenta con cartas personales donde el padre expresa sus deseos de abandonar el país y radicarse en Estados Unidos.

Incluso afirma que en una conversación telefónica Chapur Hernández le manifestó que ‘‘con dinero todo se arregla'' en respuesta a una petición de ella para que autorizara la salida del niño hacia España.

"Me negué a ese chantaje'', confesó la doctora. "Jamás dije que iba a sacarlo si él no lo autorizaba, y me resigné a esperar a que el niño fuera mayor de edad para que decida entonces dónde quiere estar... Pero hasta ese momento quiero atenderlo y comunicarme con él por todas las vías posibles''.

Según ella, el niño atraviesa por serios trastornos síquicos derivados de la separación familiar.

El Nuevo Herald no pudo comunicarse con Chapur Hernández, que trabaja como camionero del turismo en Santa Clara. Fueron también infructuosos los intentos de hablar telefónicamente con su representante legal, la abogada Bárbara López, del Bufete No.1 de esa ciudad.

Domínguez tiene hasta la próxima semana para responder la demanda, pero sus opciones son extremadamente limitadas desde el extranjero. En Cuba le han solicitado además 3,000 euros (unos $4,260) para costear un abogado que la represente en el proceso.

Dos abogados de asuntos familiares contactados en Cuba --ambos declinaron ser identificados-- consideraron que la demanda debe prosperar en medio del ambiente sumamente ideologizado de la judicatura en Cuba, y coincidieron en que "la norma del Código de Familia que se invoca será ley pero no es derecho''.

"Estoy emocionalmente destrozada, pero la única forma que tengo para defenderme es poner mi caso ante los ojos del mundo'', aseveró Domínguez entre sollozos.
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* Texto de la demanda
* FOTOGALERIA | Ivette Domínguez