lunes, diciembre 29, 2008

EL SECRETARIO Y EL BLOQUEO

Tomado de http://www.elnuevoherald.com/


El secretario y el bloqueo

Por Emilio Ichikawa


El viajero que llega de Cuba preocupado por los trámites migratorios, o por esos horrendos cubículos que según la propaganda castrista deben tener la CIA y el FBI en el Aeropuerto Internacional de Miami, se encuentra con la sorpresa de que los letreros más visibles anuncian una autoridad imprevista: el Departamento de Agricultura. En Washington DC no es uno de los ''Palaces of the Power'' que más interesan al visitante, pero en cada rincón interior, en cada frontera, donde haga falta, el Departamento de Agricultura tiene una presencia notable.

Nuestro viajero cubano puede traer en su maleta las obras completas de Fidel Castro o el manual de guerrillas del Che Guevara. Eso no importa. Puede incluso mostrar una camiseta con la imagen de los cinco espías o tararear el Himno del 26 de Julio ante la seguridad aeroportuaria, que no le pasará nada. Pero debe tener cuidado si ingresa semillas de maíz, una jicotea o un tomeguín del pinar dopado con diazepam, porque puede pasar un mal rato con los funcionarios del Departamento de Agricultura.

En algunos bares de Washington DC se dice que el secretario de Defensa puede ser cualquier diligente burócrata que respete y sea respetado por los altos oficiales al mando de las tropas. Y que la Secretaría de Estado es apenas un puesto con glamour. Pero que en la designación del secretario de Agricultura no puede haber ningún tipo de improvisación y que casi siempre la sombra de un probado político de Iowa, Nebraska o una de las Dakotas ronda la silla.

Como todo el mundo sabe, el presidente electo Barack Obama ha nombrado a Tom Vilsack como secretario de Agricultura. Vilsack es ex gobernador de Iowa, político pujante y persona cercana a la nominada secretaria de Estado Hillary Clinton. Todo amarrado; como en un buen team.

Aunque algunos ideólogos del exilio cubano se siguen comportando como si las elecciones no hubieran terminado, ya las fuerzas políticas se están reajustando a las nuevas condiciones con todo el realismo que exige esa profesión. Si quieren un indicador voy a citar dos ejemplos. El propio congresista Lincoln Díaz-Balart, después de ganar las elecciones por el Distrito 21, ha dicho que aunque es partidario de una política de sanciones hacia el régimen de la isla, ''eso no significa que no se pueda conversar acerca de la utilidad de ciertas medidas tomadas por la administración Bush en el 2004''. Por demás, hace sólo unas semanas también vimos a la Fundación Nacional Cubano Americana inventarse un interesante ``centro político''.

El Departamento de Agricultura tendrá mucho que ver con la definición de las relaciones entre EEUU y Cuba en los próximos cuatro años. Al nombrar como secretario de Comercio a Bill Richardson (gobernador de Nuevo México), el presidente electo Barack Obama afirmó entre sus tareas la de encontrar nuevos mercados para la empresa norteamericana. Cuba, precisamente por la indigencia productiva y estructural de su economía, puede aplicar sin muchos problemas como un ''mercado en desarrollo'' para una economía en crisis. Y este es un interés que no sólo pasará por encima del embargo, sino del mismo Castro si es preciso. Las puertas del Departamento de Agricultura no dejarán de abrirse ante las visitas de lobbistas ansiosos por llevar a La Habana los productos del agro y la ganadería norteamericana. Y este año, según se comenta, las delegaciones de hombres de negocios a las exposiciones de la isla podrían incluir personajes muy conocidos por el exilio cubano. Todo sucederá como nuestra gente ha soñado. Todo, a su debido tiempo. Y ese tiempo ha llegado.