ELOGIO DE OMAR Y FRACASO DE LA BESTIA
Elogio de Omar y fracaso de la bestia
Por Raúl Rivero
Me gusta este libro. Creo en sus poemas dulces y primitivos y creo en la pureza del hombre que los escribió. Sé muy bien que, como todos los poetas verdaderos, su autor no busca la gloria, ni la fama. No los hizo para que lo recordaran. Los hizo para recordar él. Para aliviar con la vida perecedera de la poesía --esa emoción pura salvada de la memoria-- la espantosa soledad de la cárcel.
Este es el cuaderno de versos que nos envía desde su celda Omar Rodríguez Saludes. Son piezas de amor, todas son piezas de amor, escritas con una rima caprichosa y personal. Con una música que varía su clave de acuerdo a los estados de ánimos del poeta, al asunto y al objeto del poema.
El gran fotógrafo que es Omar, sin cámara ni exteriores, ni rostros humanos, ni ciudad que retratar, fotografía con el lápiz todo lo que pasa por su corazón. Hace versos para captar y entregarnos a los lectores su mundo interior y los viajes de sus pensamientos.
( Omar Rodríguez Saludes y su familia en el Paseo del Prado habanero cuando todavía no había sido encarcelado en marzo del 2003 en la llamada Primavera negra)
El libro es un testimonio en verso de los recorridos de Omar y de sus reflexiones sobre su realidad. Pero es, sobre todo, un documento de fidelidad y entrega al amor de sus hijos, de su familia y, en otra dimensión, de su mujer Ileana Marrero.
Hay en estos textos una armonía rara. Conviven poemas escritos para sus hijos pequeños que tienen un timbre único y se inscriben en el perfil de la compleja faena de comunicarse, entrar e interactuar con el universo delirante de la infancia.
Otros, están en el terreno de la poesía amatoria, y todavía queda una zona para conjurar el olvido, nombrar la ternura, cantarle al amor de su madre lejana y convocar el fantasma de su padre a un diálogo grato en la planicie donde se cruzan la vida y la muerte.
Pongo aparte un poema titulado El fracaso de la bestia. Allí veo más nítido al Omar que conozco, quiero y admiro. Al hombre que no se deja vencer por el sufrimiento, ni permite que el crimen de condenarlo a 27 de años de prisión lo convierta en un foco de rabia y frustración.
Dice Omar que una bestia penetró en su casa para robarle el amor, pero que su respuesta es esmerarse en sembrar un jardín.
A mí me conmueve toda esta poesía y puedo escuchar, por encima de la arbitrariedad formal y de otras faltas que seguramente hallarán los críticos voraces, la voz de un hombre que abre puertas y deja entrar la belleza. Deja entrar la pasión y muchos otros huéspedes nobles en un recinto donde gobiernan el odio, la intolerancia y una timba de verdugos pone de fondo un guaguancó obsceno.
A lo que le debemos a Omar Rodríguez Saludes como fotorreportero, fundador del periodismo independiente (que por cierto es el único periodismo real) y demócrata prudente y humilde, tenemos que agregarle ahora este libro de poemas soñados en la última franja (que será la primera) de la sociedad cubana.
Una obra escrita con honestidad, coraje y sentimientos en una atmósfera donde sostener esos valores es peligroso. Creo que este libro es también un homenaje a todos los presos políticos porque muestra la calidad humana de uno de ellos. Uno de ellos que es un emblema.
Le agradezco a Omar sus poemas y su amistad. Y le digo, desde la confianza y la fe en la justicia, como le dijo él a la noche en un poema: siempre amanecerá.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home