miércoles, junio 10, 2009

LOS ACOMODOS DEL AJUSTE

Los acomodos del ajuste



Por Juan González Febles


LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Cuando el presidente Lyndon Johnson firmó la Ley de Ajuste Cubano allá por los años 60, abrió las puertas a la libertad personal de muchos cubanos. De hecho, posibilitó además que el régimen se reacomodara a la misma y liberara tensiones sociales de forma cíclica.

La ley hizo posible que muchos cubanos vivieran el sueño americano. Dio luz verde a los balseros y demostró cómo los hombres rechazan los regímenes de corte totalitario, tanto en las estepas centro europeas como en el tibio y azul Caribe.

El gran error de las buenas intenciones y las iniciativas ganadoras, está en el cronómetro histórico. Al cabo de más de 40 años de ejercicio, junto a su aspecto positivo, la ley tuvo efectos negativos inesperados. Uno de ellos fue que privó a Cuba de su clase media. Ciertamente, es muy probable que el régimen de Fidel Castro no hubiera podido resistir dentro de Cuba el empuje de todos los que prefirieron emigrar.

Pero existe otro aspecto a tomar en cuenta en la actualidad. Una pujante comunidad de cubanos defiende a la Ley de Ajuste Cubano, y es considerada como una joya por cada uno de éstos. Más allá del efecto positivo que para la lucha por la democracia en Cuba tendría la derogación de la citada ley, está el carácter de pérdida de prerrogativas que tal acción podría dejar en el ánimo de estos cubano-americanos.

Para el régimen, el fin del embargo y el fin de la Ley de Ajuste Cubano tienen connotaciones de carácter similar. Mientras el fin del embargo significa el fin de una coartada histórica, el fin de la Ley de Ajuste Cubano implica cerrar su válvula primada para la descompresión social.

Aunque el régimen cubano denuncie a La Ley de Ajuste Cubano y la llame en público criminal, en privado deploraría profundamente que fuera derogada. La ley es la esperanza de muchos inconformes dispuestos a afrontar las inclemencias y los tiburones del Estrecho de Florida, antes que las intimidaciones y el matonismo de la Seguridad del Estado.

La ley refuerza desde la humanidad con que fue concebida el viejo adagio que reza: “Esto no lo arregla nadie, pero esto no lo tumba nadie”. Junto con los supuestos y mediáticos atentados al Comandante y el embargo estadounidense, completa una trinidad política que es símbolo y emblema del régimen. Además, constituye la base elegida por el castrismo para construir su viciada relación con los Estados Unidos.

Gracias a la Ley de Ajuste Cubano, la comunidad cubana en USA alcanza los dos millones. Estos cubanos, con su prosperidad, vinculada en mayor o menor medida a esta ley, contribuyen de forma involuntaria a paliar la proverbial incompetencia del régimen en el terreno económico. En otro orden de cosas, se han convertido en ejemplo para los que quedaron en la Isla. A partir de ella, el régimen reforzó la leyenda de que las soluciones en Cuba sólo pueden ser personales y siempre pasan por el destierro.

La posición asumida por el gobierno de los Estados Unidos y sus compromisos migratorios con el régimen cubano, han dado lugar a variantes que no son otra cosa que más de lo mismo.

Ahí están las alternativas migratorias de Suecia en un pasado y ahora más recientemente, las de Ecuador y España, con su lotería de nacionalizaciones a partir de antepasados, juzgados y parentelas.

Los acomodos habidos en la Ley de Ajuste Cubano, ya sea en su concepción original o en esa ridícula versión de ‘pies secos, pies mojados’, marcarán la diferencia con el futuro que se ventilará en Cuba.

Al cabo de cincuenta largos años, otra vez en Cuba crece trabajosamente una sociedad civil contestataria, integrada por hombres y mujeres de pensamiento libre. Estos hombres y mujeres demandan libertad y una vida mejor, para vivirla y morirla en su tierra. Estos serán los que condicionen de acuerdo con la nación americana, los últimos acomodos de la Ley de Ajuste Cubano. Claro, cuando Cuba sea libre, con todos y para el bien de todos los cubanos.

jgonzafebster@gmail.com