UN RETO PARA RAÚL CASTRO
Nota del blogguista
Marifeli, es cierto que no debemos olvidar la historia, pero la olvidas, o no la conoces, cuando escribes :
¨La retrospectiva es perfecta, pero también puede ser olvidadiza. Todavía no había sucedido la Crisis de los Misiles. Cuba le brindaba apoyo a las guerrillas en América Latina, una jugada que —en parte— fue la respuesta de La Habana a las actividades de Washington para destruir la revolución. En pocas palabras, era el apogeo de la Guerra Fría. Por lo que… sí, de acuerdo, demos un entusiasta adiós a la resolución anacrónica, pero no olvidemos su historia. ¨
La tiranía Castrista ( no le llames así si no quieres, pero no le llames Cuba; no confundas víctima con victimario.Te sugiero: el régimen impuesto de facto en Cuba el 1 de enero de 1959 ) no sólo ayudó a las guerrillas: en no pocas ocasiones las fomentó y organizó.
Tampoco es cierto, que ese apoyo fue una jugada que en parte fue la respuesta de La Habana a las actividades de Washington para destruir a la revolución. Estados Unidos de manera insólitamente rápida reconoció al Gobierno Revolucionario, cambió al Embajador Smith, amigo de Fulgencio Batista, y situó a Philip Bonsal con las mejores intenciones de limar cualquier aspereza entre los líderes revolucionarios y el gobierno de los EE.UU.
Por otra parte, Aleksander Fursenko Timothy Naftali, exagentes de Inteligencia soviéticos , escribieron el libro¨One hell of a Gamble ( The Secret History of the Cuban Missile Crisis). En ese libro se dice, por ejemplo, que desde febrero de 1959, según los archivos abiertos de la KGB y la GPU soviéticas, comenzaron los acercamientos a la Unión Soviética iniciados no por Jorge Risquet, que es la versión oficial trasladándolos a fecha posterior, sino por Emilio Aragonés en México. Para el que no tenga ese libro, puede leer el artículo ¨La crisis de octubre y la verdadera historia del año 1959 a la luz de los archivos secretos de la URSS y de los Estados Unidos ¨ de Miguel Ángel Sánchez en la Revista Encuentro número 10 de otoño 1998, donde se analiza en detalles la más relevante información que da el mencionado libro.
En http://aguadadepasajeros.bravepages.com se lee:
AÑO 1959
¨14 junio. Un grupo de guerrilleros procedentes de Cuba, desembarcan en República Dominicana por Costanza, Maimon y Estero Hondo. El ejercito del dictador Leonidas Trujillo los persigue, y para el día 23 diezma a casi todos de los 201 hombres que invadieron. De los pocos que quedaron vivos, y fueron capturados, se encuentra el cubano Delio Gómez Ochoa, comandante de la revolución cubana, y jefe de la llamada columna 12 que combatió contra Batista. El comandante Delio Gómez Ochoa después fue repatriado a Cuba.
24 junio. El grupo de 87 hombres que desembarcó en Panamá a mediados de abril para fomentar guerrillas, y que en su mayoría eran cubanos que pertenecían a la revolución que triunfó en Cuba, son declarados en libertada por un tribunal panameño, y rápidamente los empezaron repatriar a Cuba. Este grupo que había partido de Cuba abordo del Barco Mayarí, la mayor parte se rindió al ejercito panameño el 1ro de mayo en el poblado "Nombre de Dios", incluyendo al jefe, un oficial del Ejercito Rebelde.
El gobierno panameño había llamado a la OEA para que efectuara una investigación, los cuales enviaron sin delación un grupo a Panamá, que concluyeron efectivamente eran cubanos los invasores.
Estas dos invasiones de cubanos a República Dominicana, y Panamá, no obstante Fidel Castro negó toda participación directa o indirecta, la pregunta básica es: ¿Que presiones hubo para que los que quedaron vivos, no cumplieran cárcel por el hecho, y fueran repatriados tan rápidamente?
En este año 1959, también fueron enviadas invasiones guerrilleras a Nicaragua (mayo), y Haití (agosto). El discurso callado del régimen de Fidel Castro desde este año 1959, era convertir los Andes en la Sierra Maestra, por lo que al igual que estas invasiones, comenzaron ha establecer conexiones con elementos de todo el continente, y que fueran afines a un sistema de Dictadura del Proletariado.¨
Para el que crea que son patrañas lo antes planteado, le diré que el Consejo de Estado cubano realizó un documental sobre Camilo Cienfuegos a finales de los años 90s donde se ve al Comandante Camilo Cienfuegos en 1959, filmando la salida del contigente que partía para República Dominicana, pues su amigo personal, y miembro de su escolta, el capitán ¨Nené ¨López fue a ella. Camilo era uno de los jefes militares de más alto rango en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la segunda figura de la Revolución.
El aislamiento de la dictadura totalitaria castrista en los 60s y su expulsión de la OEA fue por esas tempranas actividades de desestabilización y subversión contra sus países vecinos, entre los cuales se incluyó al gobierno venezolano de Rómulo Betancourt, un socialdemócrata que estaba relacionado con la izquierda cubana y que había ayudado a los rebeldes cubanos en su lucha contra el régimen de Fulgencio Batista. La fracasada aventura de Arnldo Ochoa, Abelardo Colomé Ibarra, Ulises Rosales del Toro, etc. en Venezuela se pueden leer en ¨El Libro de los Generales ¨ del periodista oficialista Luis Báez.
La invasión de Playa de Girón o Invasión de Bahía de Cochinos ( este segundo nombre es más apropiado ya que el desembarco fue por varios puntos de ese lugar y no sólo en Playa Girón), ni la Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles, ni la expulsión del régimen castrista de la OEA fueron las causas de la subversión cubana en América Latina ni de la inclinación del régimen castrista hacía el comunismo pues ya desde los primeros meses de 1959 la subversión castrista había empezado a rodar conjuntamente con el acercamiento al Comunismo.
Ah !, una obervación, el régimen Castrista fue expulsado de la OEA; Cuba, su asiento, su bandera, siempre han estado en la OEA.
Tomado de http://www.cubaencuentro.com
Un reto para Raúl
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Decir adiós a la anacrónica resolución de la OEA sobre Cuba, no significa olvidar su historia.
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Por Marifeli Pérez-Stable
Washington | 11/06/2009
Cuba no está de vuelta. El 3 de junio, la Asamblea General de la OEA revocó la resolución de 1962 que había excluido a La Habana de sus filas. Estableció, también, una vía para su reintegración: el régimen deberá tomar la iniciativa y establecer un diálogo que se realizaría según "las prácticas, los propósitos y los principios" de la OEA.
Hace casi 35 años, otra Asamblea General determinó poner fin a las sanciones colectivas contra La Habana y liberó a los Estados miembros para que restablecieran relaciones con la Isla. En 1975, el gobierno de Ford, que había iniciado un diálogo discreto con La Habana, había aprobado de antemano la resolución de la OEA.
Así y todo, el voto —en aquel momento— se aprobó sólo con la mayoría requerida de las dos terceras partes. Chile, Paraguay y Uruguay, dictaduras militares en aquel entonces, votaron "no"; Brasil, aún bajo los militares, y la Nicaragua de Somoza, se abstuvieron.
Con la excepción de Estados Unidos, todos los países de la región tienen relaciones normales con La Habana. Este año, once presidentes latinoamericanos —incluyendo a Evo Morales, que llegó la víspera— han realizado visitas oficiales. Sin embargo, sin la declaración de Barack Obama de proceder a "un nuevo comienzo", hubiera sido inconcebible derogar la exclusión de de la OEA. A diferencia de la de 1975, la nueva resolución se adoptó por consenso.
De "error histórico" calificaron los Estados miembros más militantes la resolución de 1962. Pero, ¿lo fue?
La retrospectiva es perfecta, pero también puede ser olvidadiza. Todavía no había sucedido la Crisis de los Misiles. Cuba le brindaba apoyo a las guerrillas en América Latina, una jugada que —en parte— fue la respuesta de La Habana a las actividades de Washington para destruir la revolución. En pocas palabras, era el apogeo de la Guerra Fría. Por lo que… sí, de acuerdo, demos un entusiasta adiós a la resolución anacrónica, pero no olvidemos su historia.
( El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en San Pedro Sula, el 3 de junio de 2009. (AFP) )
Realismo versus crispación
Cuba es un símbolo poderoso en América Latina y el Caribe. Algunos países —Brasil, Chile, Colombia, la República Dominicana y México, entre otros— adoptan un enfoque realista, basado en la diplomacia y el comercio.
Por otro lado, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Honduras ondean las banderas de la "solidaridad y el antiimperialismo". Caracas y Managua, en especial, amenazaron con abandonar la OEA y aún suspiran por una organización alternativa sin Estados Unidos.
La presencia de Obama en la Casa Blanca es un desafío para el populismo militante. Por ejemplo, en abril, en la Cumbre de las Américas, Obama estableció una sólida relación con sus contrapartes del Caribe anglófono.
En Honduras, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, continuó esa buena comunicación en una reunión-desayuno especial con los cancilleres de la región. Los gobiernos caribeños han sido críticos implacables del embargo de Estados Unidos, pero están dispuestos a ser más flexibles con Obama. También están dispuestos a serlo casi todos los gobiernos de América Latina.
En un plano, la discusión en la OEA se centró en la revocación de la suspensión de Cuba. Algunos aclamaron la resolución porque no imponía condiciones, algo que es técnicamente cierto, excepto que ahora le incumbe a La Habana tomar la iniciativa. En el caso improbable de que la asumiera, la dirigencia cubana sabe bien que la resolución exige un diálogo según los principios de la OEA. En otro plano, el asunto más complicado se halla en la Carta Democrática Interamericana (2001).
Cuando se aprobó la resolución, Manuel Zelaya, presidente de Honduras, exclamó: "Comenzamos una nueva era de fraternidad y tolerancia". Sin embargo, la Carta Democrática no contempla la tolerancia ante la represión.
Si La Habana deseara integrarse, la OEA se colocaría en un aprieto tal, que podría muy bien fulminarla. Mientras tanto, la Carta Democrática no tiene suficiente fuerza para evitar que el populismo militante subvierta los derechos y las instituciones democráticas. Después de todo, la democracia es algo más que salir victoriosos en las urnas.
En los últimos dos meses, La Habana no ha escatimado epítetos, uno tras otro, contra la OEA. No parece que Raúl Castro vaya a aceptar el reto que contiene la nueva resolución. Si lo hiciera, habría problemas por doquier: en la OEA, en las relaciones Estados Unidos-América Latina y, en especial, en el incipiente diálogo Washington-La Habana. De hecho, el régimen cubano podría ser una influencia de moderación sobre el populismo militante.
Ahora que la suspensión de La Habana quedó atrás, América Latina y el Caribe deben respirar hondo. Ni el Palacio de la Revolución ni la Casa Blanca quieren acortar su distanciamiento de forma rápida. La Habana se enfrenta a problemas nacionales descomunales. También el gobierno de Obama, aunque sus problemas sean de otra índole. La región debe seguir las indicaciones de Washington y La Habana, y dejar que avancen paso a paso.
© cubaencuentro.com
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