lunes, septiembre 21, 2009

ESTE TIRADOR DIO EN EL BLANCO

ESTE TIRADOR DIO EN EL BLANCO




Por Alfredo M. Cepero .


Navegando por los ignotos y seductores caminos del ciberespacio me encontré hace unos meses con una agradable sorpresa. Desde Guatemala, la tierra donde dicen que una niña romántica pagó con la vida su deslumbramiento ante el verbo encendido de Martí, me llegó el mensaje desgarrador y elocuente de un cubano que paga con la persecución y la miseria su amor a la libertad. Su nombre es Lázaro Tirador Blanco, un hombre que, como tantos otros cubanos de su generación, se vio atrapado en la vorágine totalitaria y no tuvo otra alternativa que ganarse el pan trabajando para el omnipresente régimen comunista.



En el 2006, agobiado por una vida de hipocresía y asqueado de la corrupción y la mentira, Lázaro dio un salto a la libertad que, a través de Guatemala, habría de conducirlo a los Estados Unidos. Fue entonces estafado por operadores inescrupulosos del tráfico humano y quedó atascado en Guatemala con su esposa, su hijo casado, su nuera y tres nietos de corta edad. Ahora se ganan la vida en menesteres manuales pagados a niveles miserables y se trasladan constantemente como gitanos cubanos—una variedad más de nuestro exilio polifacético—para escapar del hostigamiento de los agentes del régimen comunista y de sus esbirros locales.

Ahora bien, este Lázaro podrá tener nombre de santo pero, a la hora de defender la libertad, es un tirador certero. Por eso ha dado en el blanco. Por eso no se ha dejado vencer por las penurias materiales ni por la incertidumbre de su destino y el de sus seres queridos. Ha sacado tiempo de su lucha por la subsistencia y dedicado parte de sus escasos recursos para escribir y publicar un libro verdaderamente revelador de la naturaleza diabólica de la satrapía castro-comunista. Su título: Hablemos Claro. Es el testimonio de un hombre que conoce el monstruo porque vivió en sus entrañas y, en gran medida, contribuyó a su permanencia. Es al mismo tiempo un “MEA culpa” y un “yo acuso”. Es la prueba fehaciente e incontrovertible del rotundo fracaso del sistema comunista.

Porque Lazarito fue educado para ser guerrillero como el Che, trabajar de sol a sol por amor a la revolución, renunciar a todo beneficio material en nombre de un supuesto bienestar colectivo, poner la ciega lealtad al “partido” por encima de la amistad o del amor a la familia y escalar la cima del ideal comunista como un ser despojado de los “vicios capitalista” del egoísmo o la avaricia. El tan cacareado “hombre nuevo” destinado a ser el arquetipo del ser humano generoso y solidario que, acosado por el terror y la miseria del fallido ensayo comunista caribeño, ha devenido en un ente oportunista, envidioso, rapaz, hipócrita y de doble moral. De esta ralea se nutren la Seguridad del Estado, las Brigadas de Respuesta Rápida y los Comités de Defensa de la Revolución. Por fortuna, dentro de aquel páramo de inmoralidad y, a pesar de todos los obstáculos y penurias, han florecido hombres como Lazaro Tirador Blanco que han descubierto por instinto el valor de la libertad y han tenido el coraje de afrontar los riesgos en la epopeya de su conquista.

Por eso el autor nos dice con claridad que hace honor al título que: “Cuba no necesita algunas medidas para que mejore la situación de los cubanos. Cuba necesita un cambio radical en todas las estructuras del gobierno y la sociedad para que pueda regresar a la situación que tenía antes de las dictaduras de Batista y de los Castro”. Y aquellos “analistas” que son punto fijo en los programas radiales y televisivos de Miami y que un día vaticinaron un gobierno mas pragmático bajo Raúl Castro harían muy bien en leer Hablemos Claro donde Tirador afirma: “La realidad es que tanto en las FAR, como lo ha empezado a hacer al frente del gobierno, la férrea mano del heredero va a ser mas ruda que la de su gastado hermano.”

Mas adelante, en un despliegue de su conocimiento sobre los mecanismos y estrategias del gobierno, el autor enumera las cuatro metas primordiales que necesita alcanzar el sucesor para garantizar la permanencia del régimen después de la muerte del binomio diabólico. Las mismas son: Rescatar la economía sin que el gobierno pierda el control, evitar el crecimiento de la naciente oposición interna, consolidar la alianza con Hugo Chávez y revitalizar el pacto militar con la resurgida Rusia militarista. Las recientes medidas adoptadas por la tiranía demuestran lo acertado de este análisis.

Cuando se refiere a la soledad de nuestra lucha Tirador manifiesta:”En las circunstancias actuales, nada podrá esperar el pueblo cubano de la América Latina en apoyo a su verdadera e irreversible independencia, la que tendremos que conquistar los cubanos”. Y en un testimonio desgarrador sobre la perversión que ha sufrido el carácter del cubano bajo la tiranía, el autor afirma: “Allí se aprende que la doble moral que practica la mayoría de la población no es una actitud de hipocresía, sino la única manera de poder subsistir, algo que ya casi viene en la codificación genética del cubano actual, por terrible y grotesco que parezca.”

Igual profundidad demuestra el autor cuando se refiere al embargo norteamericano tan atacado por la izquierda mundial y por los apaciguadores nativos. En tal sentido expresa: “Es cierto que el embargo norteamericano a la dictadura castrista no ha surtido el efecto para el cual se dictó……..Pero también sucede que muy pocos reconocen que la política de brazos abiertos para las relaciones comerciales, de mas de 180 países que mantienen plenas relaciones con Cuba, tampoco han dado como resultado ninguna apertura democrática por parte del régimen de La Habana”. Más claro ni el agua.

Ahora bien, ni el panorama sombrío que los cubanos confrontamos como pueblo ni las precarias condiciones personales que lo han acosado en estos últimos tres años han mermado en un ápice la energía y la esperanza de este optimista incurable. Y nos lo confirma cuando dice: “Hoy el régimen esta en medio de una crisis como quizás nunca antes y sin la certeza de poder seguir siendo subsidiado por Chávez. Es el tiempo de una concertación opositora cubana para dar el último empujón por la pendiente de la historia al totalitarismo castrista”. Amen.

Nota: Aquellas personas interesadas en Hablemos Claro pueden dirigirse a Lázaro Tirador Blanco a través de lazarotiradorblanco@gmail.com o llamando al teléfono (502) 5749-8444.

Miami, Florida 9-20-09

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