CUBA: HABLEMOS DE JÓVENES Y VIEJOS
HABLEMOS DE JÓVENES Y VIEJOS
2009-11-26.
René Gómez Manzano
Abogado y Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- El más reciente capítulo de la saga del matrimonio que integran los destacados informadores Reinaldo Escobar y Yoani Sánchez se inició hace varios días, cuando esta última y un colega suyo fueron objeto de lo que después se supo que era una detención arbitraria más, pero que de inicio parecía —según la narración de la propia bloguera— un secuestro hamponesco perpetrado en el mejor estilo mafioso (empellones, golpes y automóvil negro incluidos).
Ese nuevo atropello —realizado por tres fornidos mozos contra una dama, contra una madre cubana que, por añadidura, es de anatomía exigua— constituye una demostración concreta del abismo que media entre las prácticas del régimen castrista y las más puras tradiciones de nuestra nacionalidad.
Conforme a nuestras usanzas ancestrales, Escobar, también un prominente internauta, convocó a los agentes de la autoridad actuantes para una hora y lugar determinados, a fin de sostener lo que anunció como un “duelo verbal”. No era la primera vez que obraba en representación de su joven mujer ante una situación de esa clase, pues ya lo había hecho, a petición expresa de ella, a raíz de ser atacada públicamente nada menos que por el Comandante en Jefe, ahora reflexionante.
Creo que la actitud asumida en este caso por el marido aludido es prueba irrefutable de una valentía extrema; de esas que, por rayar casi en la locura, sólo el amor puede explicar. La invitación a una justa oral presupone que se le reconoce al contrincante la capacidad de circunscribir el enfrentamiento al terreno de las ideas. Y no es que en la policía política cubana falte nivel intelectual. Lo que sucede es que éste suele hallarse a otros niveles, no entre corchetes como los que tuvieron contacto directo con Yoani. Además, no cabe negar que la misma índole de las funciones de esos señores no propicia el florecimiento del intercambio en la esfera del pensamiento.
Era poco probable —pues— que llegara a materializarse el “duelo verbal” propuesto por Reinaldo; pero lo que nadie previó es que el desafío intelectual lanzado por él desembocase —¡otra vez!— en uno de los tristemente célebres actos de repudio que son nota distintiva del castrismo.
Los “segurosos” no sólo no aceptaron el reto, sino que propiciaron un final diferente. ¡Qué casualidad!, justamente en el lugar y hora de la cita, el régimen convocó a sus incondicionales, y debemos suponer que los congregados eran de los poquísimos cubanos que tienen amplio acceso a internet y un nivel de información que rebasa con mucho el paupérrimo que ofrece el Granma, pues lo cierto es que bastó que arribaran al sitio el retador y sus padrinos (en los que cualquier ciudadano normal no tenía por qué ver más que otros tres potenciales participantes en el acto o —en todo caso— espectadores ocasionales) para que arremetieran ferozmente contra ellos, zarandeándolos “con saña e impunidad”, al decir de un testigo del bochornoso lance.
Después —¡cómo no!— aparecieron providencialmente los inevitables agentes de la Seguridad, dispuestos a desafiar la turbulencia imperante para librar a Reinaldo y sus dos acompañantes de las “justas iras del pueblo enardecido”.
Escuchando los pormenores de todos esos días de represión, no he podido dejar de recordar la cínica respuesta que el ministro Talleyrand le dio al emperador Napoleón cuando éste le preguntó si el asesinato del Duque de Enghien —perpetrado por tropas francesas en territorio neutral— era un crimen: No, Majestad, es algo peor: es una estupidez.
Felizmente, la ferocidad y la torpeza del régimen castrista han tenido su contrapartida en nuevos logros de la sagaz pareja; sobre todo hay que señalar el merecido éxito alcanzado por Yoani al recibir las respuestas del presidente Obama a un cuestionario remitido por ella. No deja de resultar irónico que otras preguntas, enviadas por la Sánchez al general de ejército Raúl Castro, actual primer mandatario de su propio país, hayan quedado sin ser contestadas.
Por desgracia, no han faltado algunos comentaristas que nuevamente han aprovechado la coyuntura para contrastar de una u otra manera la joven bloguera a los más veteranos opositores y comunicadores. Y lo que es mucho peor: para olvidar a las decenas de periodistas independientes y otros luchadores pacíficos que, por haber empezado a decir sus verdades hace ya más de siete años, se encuentran desde entonces en prisión. Con ello —como es obvio— no le hacen ningún favor a Yoani.
La idea de un relevo generacional en las filas de la oposición interna —¡y también en las del gobierno, por supuesto!— me parece excelente. Lo que sucede es que en etapas anteriores no han faltado jóvenes carismáticos (quienes, por curiosa coincidencia, han solido tener raros no sólo los nombres, sino también los apellidos) que han alcanzado súbita notoriedad. Pero debo decir con todo respeto que esas ocasiones pasadas me hacen recordar la anécdota del hombre que quería tener burros que trabajaran sin comer, pero que cada vez que tenía casi adiestrado a uno,… el animal se le moría. Digo esto salvando las distancias porque, en esos otros casos, después que el joven prometedor alcanzaba fulgurante celebridad, se marchaba al Exilio.
Debo aclarar que no los critico por ello. Salir de cualquier país, incluso del propio, y regresar a su país son derechos humanos reconocidos en el artículo 13 de la Declaración Universal. Y como abogado conozco el apotegma jurídico de los antiguos romanos: Quien hace uso de un derecho no ocasiona perjuicio a nadie.
Lo que sucede es que, hasta ahora, los que se entusiasmaban con cada cara nueva se han quedado como el burrero del cuento. Tras concebir falsas esperanzas, tenían que volver a arreglárselas con los mismos opositores veteranos, los mismos viejos que probablemente no somos los mejores, pero que por lo menos quizás seamos los menos malos y que —sobre todo— somos los que seguimos aquí en Cuba, al pie del cañón, contra viento y marea.
Por mi parte, seguiré aguardando a que aparezca alguna persona joven (tal vez la misma Yoani —¿por qué no!—, que talento y simpatía le sobran para ello) que demuestre estar dispuesta a no marcharse del país y encabezar la lucha pacífica por la democracia, con todo lo que esto entraña. Al menos yo creo firmemente que, tras decenios de brega y represión, tras años de cárcel, y con edad para jubilarme, merezco un retiro. Suponiendo que en la disidencia interna haya algún émulo de la Bruja de Blancanieves, no me cuento entre los que se la pasan preguntándole a su espejito mágico si hay algún opositor mejor que él (o ella).
Como cristiano practicante, rezaré para que ese joven providencial aparezca, pero también prometo que, en el ínterin, seguiré haciendo modestamente lo que esté a mi alcance para que en nuestra amada Cuba se produzca el ansiado y necesario cambio democrático.
La Habana, 25 de noviembre de 2009
1 Comments:
Tienes mucha razón, aquello no hay quien lo aguante, pero el que se queda y sigue luchando, no es joven ni viejo, es un cojonú.
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