martes, noviembre 24, 2009

De cómo Europa descubrió que la dictadura cubana es tan buena como cualquier otra

Tomado de http://www.cubaencuentro.com/jorge-ferrer



De cómo Europa descubrió que la dictadura cubana es tan buena como cualquier otra

Por Jorge Ferrer | 24/11/2009 2:22


Y ahí está. Se veía venir que ya venía llegando. No aquello que anunciaba Willy Chirino hace veinte años y todavía emociona a los cubiches, gente con una paciencia admirable.

Y sí, al fin, saltó de la caja el payasito con la frase esperada: "Si ya somos miserables, seámoslo también con Cuba".

No la singularicemos. No le demos más importancia que la que tiene, i.e., ninguna. Entreguémonos al compadreo con Raúl. ¿No lo hacemos con China o con Vietnam o con los sauditas?

¿Excepcional, Cuba? ¡Qué va! Cuba es una dictadura como cualquier otra. Y la trataremos como tal, es decir, con cariño y sana distinción.

¡Cuba sí, cambio no!

Lo bueno que tiene esto no es lo malo que se está poniendo, que dice el dicho. Lo bueno que tiene esto es que nos sitúa más allá de toda esperanza.

Si alguna quedaba.

EU official suggests shift in policy on Cuba

By Tom Evans. CNN

November 24, 2009 -- Updated 0110 GMT (0910 HKT)

Karel De Gucht: Little sense in singling out Cuba.


(CNN) -- A European Union commissioner Monday told CNN's Christiane Amanpour that Europe's policy toward Cuba in the future will place less emphasis on human rights in the island nation than now.

The EU commissioner for development and humanitarian aid, Karel De Gucht, who is just back from a visit to Havana, Cuba, told Amanpour, "We have relations with a lot of oppressive regimes and we have a special regime for Cuba. It makes no sense singularizing them."

Publicado en: El Tono de la Voz

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COMENTARIO DEJADO EN ESTE POST

Jorge A. Pomar ha dejado un nuevo comentario en su entrada "De cómo Europa descubrió que la dictadura cubana e...":

La cruda realidad sin taparrabos, tocayo Ferrer. Hemos de agradecerles la sinceridad y darles la razón. En efecto, "todas las dictaduras son iguales". Sólo que algunas, como la castrista, son mucho más "iguales" que otras.

Tanto que, aparte de moler a palos a o encerrar a cal y canto a los desafectos pacíficos, no sólo violan los derechos humanos sino también los de comer, beber, fiestar, alojarse, vestirse, calzarse, negociar, viajar dentro y fuera de la Isla...

Prerrogativas que, no ya Franco, Batista o Pinochet, sino incluso Mussolini, Stalin, Hitler, Tito, Nikita, Brezhnev, Honecker o Sadam otorgaron a sus súbditos en distintas medidas. Para no hablar ya de los actuales mandarines de China o Vietnam...

Con la diferencia de que si --un suponer del todo improbable-- gobernase en la Isla el ogro oficial Fulgencio Batista, en vez de los "nobles" hermanos Castro, nosotros dos, que jamás hemos puesto ni pensado arrojar bombas, a buen seguro estaríamos hablando pestes contra el régimen y las injusticias del capitalismo plácidamente sentados en alguno de los centenares de restaurantes, fondas, cafeterías y tabernas antaño abiertas en La Habana Vieja.

Para después incluso publicarlas en blanco y negro sin que nadie nos incordiase. Más allá de una advertencia o un par de jornadas de censura. A lo sumo. Como, verbigracia, los líderes del PSP Blas Roca y Aníbal Escalante o los redactores de Bohemia y Carteles hasta enero del 59.

Pero ara en el mar quien pretenda explicarles esos despreciables factores del cálculo diferencial político a esos animalitarios europeos, voluntariamente obsedidos por las abstracciones buenistas del deleznable, hipócrita progrerío occidental...

Un abrazo,

El Abicú

1 Comments:

At 2:15 p. m., Blogger Jorge A. Pomar said...

La cruda realidad sin taparrabos, tocayo Ferrer. Hemos de agradecerles la sinceridad y darles la razón. En efecto, "todas las dictaduras son iguales". Sólo que algunas, como la castrista, son mucho más "iguales" que otras.

Tanto que, aparte de moler a palos a o encerrar a cal y canto a los desafectos pacíficos, no sólo violan los derechos humanos sino también los de comer, beber, fiestar, alojarse, vestirse, calzarse, negociar, viajar dentro y fuera de la Isla...

Prerrogativas que, no ya Franco, Batista o Pinochet, sino incluso Mussolini, Stalin, Hitler, Tito, Nikita, Brezhnev, Honecker o Sadam otorgaron a sus súbditos en distintas medidas. Para no hablar ya de los actuales mandarines de China o Vietnam...

Con la diferencia de que si --un suponer del todo improbable-- gobernase en la Isla el ogro oficial Fulgencio Batista, en vez de los "nobles" hermanos Castro, nosotros dos, que jamás hemos puesto ni pensado arrojar bombas, a buen seguro estaríamos hablando pestes contra el régimen y las injusticias del capitalismo plácidamente sentados en alguno de los centenares de restaurantes, fondas, cafeterías y tabernas antaño abiertas en La Habana Vieja.

Para después incluso publicarlas en blanco y negro sin que nadie nos incordiase. Más allá de una advertencia o un par de jornadas de censura. A lo sumo. Como, verbigracia, los líderes del PSP Blas Roca y Aníbal Escalante o los redactores de Bohemia y Carteles hasta enero del 59.

Pero ara en el mar quien pretenda explicarles esos despreciables factores del cálculo diferencial político a esos animalitarios europeos, voluntariamente obsedidos por las abstracciones buenistas del deleznable, hipócrita progrerío occidental...

Un abrazo,

El Abicú

 

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