sábado, noviembre 07, 2009

DOS ENTREVISTAS A MIJAIL GORBACHOV POR EL XX ANIVERSARIO DE LA CAIDA DEL MURO DE BERLIN Y DEL SOCIALISMO EN EUROPA DEL ESTE

Tomado de Liber Press

Gorvachov: "La perestroika ganó"

Publicado por LiberPress

"La Perestroika ganó, fui yo quien perdió como político"..

Entrevista a Mijhail Gorvachov

En 1986 el régimen sovíético abría las primeras brechas en el Telón de Acero.
El nuevo Secretario General del Partido Comunista Soviético, Mijaíl Gorbachov, anunció ese mismo año un ambicioso programa de reformas políticas y sociales. Su plan que tenía como objetivo salvar a la URSS de la profunda crisis en la que se encontraba sumergida, acabó por precipitar la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética.
Hoy, ante las cámaras de euronews, Gorbachov, último Presidente de la URSS, asegura no arrepentirse de nada y defiende el éxito de su “Perestroika”.

María Pineiro, periodista euronews

Señor Gorbachov, usted quiso reformar y modernizar la Unión Soviética con sus famosas políticas “Glasnost et Perestroika”. ¿Cuál era la diferencia entre ellas y cuál era el objetivo final?

Mijaíl Gorbachov, ex Presidente de la URSS
“Glasnost es la libertad, la libertad de expresión y de prensa. Nosotros queríamos que los ciudadanos pudiesen tener acceso a toda la información posible. Era muy importante porque una persona que no tiene accesoa la información se encuentra inmediatamente al margen de la política y de la vida real.

Perestroika era el programa con el que llegamos al poder y que nos iba a permitir efectuar los cambios necesarios e inevitables en la Unión Soviética.

Sin Glasnost y sin el pueblo hubiese sido imposible alcanzar nuestro objetivo.

Creo que si no hubiese habido la Glasnost, la Perestroika no hubiese nunca funcionado.

Perestroika era la participación del pueblo, era la obligación de tenerlo siempre informado. Era la discusión, el diálogo en el seno de la sociedad. El poder se ejercía a través de la Glasnost y de la libertad de prensa.

Glasnost y Perestroika están estrechamente relacionadas, eran las dos caras de la misma moneda”

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¿Cuál fue el impacto de la caída del muro de Berlín en su proyecto de reforma? ¿Hubo un antes y un después?

Mijaíl Gorbachov

“Creo que nosotros participamos en su caída porque en esa época, en ese momento, la URSS estaba llevando a cabo reformas profundas, en política, en economía y en otros muchos campos. El hecho de que el muro cayese fue la prueba de que la Unión Soviética no quería intervenir en la elección que los otros países del Pacto de Varsovia debían hacer. Fue la confirmación de que esos países podían elegir libremente sus sistemas políticos, sus regímenes, sus modelos.

En los países del Pacto de Varsovia estallaron las Revoluciones de Terciopelo y nosotros no intervenimos. Esos pueblos eligieron su destino así que hubiese sido extraño tratar de manera diferente a los alemanes, como si fuese un país enfermo de lepra. Hubiese sido injusto de cara a ese pueblo, a esa nación.

Yo sabía que la gente no abandonaba las plazas públicas, que se manifestaban durante días y días. Para nosotros era evidente que algo iba a pasar, que un cambio muy grande se preparaba.

Tres meses antes de la caída del muro yo estaba en visita oficial en la República Federal Alemana y los periodistas nos preguntaron a mí y al Señor Helmut Khol si durante nuestras reuniones discutíamos sobre “la cuestión alemana”. Nosotros contestamos que sí y entonces nos preguntaron muy preocupados que qué habíamos decidido. Respondimos que eramos conscientes de que había que tomar una decisión respecto a Alemania pero que creíamos que sería la historia la que se ocuparía de ello probablemente en el siglo XXI.

Tres meses después el muro desapareció. Entonces pensé que Khol y yo habíamos sido pésimos profetas y que la historia nos había dado una buena lección”.

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¿Dónde estaba la noche del 9 de noviembre de 1989? ¿Cómo vivió esa noche? ¿Qué recuerdos tiene?

Mijaíl Gorbachov

“Estaba en Moscú, como era de noche estaba durmiendo. Fue nuestro embajador el que me despertó muy temprano a la mañana para decirme lo que había ocurrido. Y yo respondí: tendríamos que habérnoslo imaginado porque los alemanes habían abierto ya algunas brechas en el muro y como no era suficiente acabaron por tirarlo.

Durante los tres primeros días tres millones de personas cruzaron el muro en los dos sentidos. No era difícil comprender a esa nación separada durante 40 años, cuando no podían por ejemplo ver a sus familias, aquello era un drama…

Creo que debemos decir bravo a los dirigentes políticos de esa época. Por supuesto hubo muchas dudas, discusiones muy violentas.

El Señor Miterrand, por ejemplo, decía que a él le gustaban tanto los alemanes que dos Alemanias serían mejor que una.

La Señora Thatcher tampoco quería la reunificación. Tuve la impresión, y no sólo yo, de que ellos querían impedir la reunificación pero que fuese yo, Gorbachov, quien tomase esa decisión. Yo dije que no, que ni hablar, porque pensaba que no era justo.

Nosotros reaccionamos como nos lo dictó en ese momento la situación y también con responsabilidad respecto a todo lo que estaba ocurriendo en Europa y en el resto del mundo.

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Tras pasar algo más de un año en la presidencia de la URSS, un golpe de Estado le obliga a dimitir. Poco después la Unión Soviética desaparece. ¿Por qué falló su proyecto?

Mijaíl Gorbachov

“Antes de nada déjeme decirle que no estoy de acuerdo con su pregunta sobre el fracaso de mi proyecto.

Al contrario, fue un éxito tal que las reformas democráticas pudieron comenzar en la Unión Soviética. Tras la desintegración de la URSS, en la Rusia de hoy, siguen desarrollándose esas reformas, la economía de mercado, el pluralismo en muchísimos campos como en la política, las ideologías y la religión….

Hoy podemos ver como resultado de esos cambios que ya nada puede obligar al país a dar marcha atrás a pesar de que la Perestroika fuese interrumpida por la fuerza. Nadie puede hoy obligar al país a dar marcha atrás.

Así que la Perestroika ganó y sobre este asunto mi opinión es diferente de la suya. Fui yo quien perdió como político… pero eso, ¿sabe? puede pasar.

También debo decir que durante todos esos cambios no hubo derramamiento de sangre, o casi. Por desgracia hubo algunas víctimas…pero pudimos evitar un baño de sangre.
Y esa es también una victoria de la Perestroika.

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¿Cometió algún error?

Mijaíl Gorbachov

“Si, cometimos muchos errores, por supuesto. Las reformas del Partido comunista y la de la Unión Soviética llegaron tarde. No fuimos capaces de ver los grandes problemas sociales que había. Cuando la gente empezó a ganar un poco más, el mercado no tenía la capacidad de sumistrar los productos de consumo necesarios. Había filas de espera inmensas…Estoy de acuerdocon los que piensan que en este sentido los maestros de la Perestroika cometieron errores.

Pero todo esto no anula el hecho de que la Perestroika desempeñó un papel decisivo en Rusia, en Europa y en el resto del mundo porque gracias a ella se produjeron cambios en Europa Central y del Este. Fue la Perestroika la que dió lugar al desarmamento y a muchas otras cosas.

Retomamos nuestras relaciones con China. Treinta años de hostilidades cedieron su lugar a una amistad intensa. Sin hablar del hecho de que con Estados Unidos establecimos una relación de verdaderos socios”.

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Señor Gorbachov, usted pasa a la historia como un héroe para unos, como el responsable de un desastre para otros. ¿Con qué parte de la historia se queda usted?

Mijaíl Gorbachov

“Es normal. Las conclusiones de la gente son el resultado de la comprensión que tienen de las cosas. Estoy seguro de que la historia de hoy y la del futuro se desarrollará bajo la influencia de las ideas y de los proyectos de la Perestroika.

Puede que no sea muy modesto lo que le estoy diciendo pero yo no fui el único responsable de la Perestroika. Antes de mí, las fuerzas progresistas empezaron a trabajar en la Unión Soviética, después eso se propagó a otros pueblos, a los de los países del Pacto de Varsovia. Las relaciones con los grandes países occidentales, cambiaron. Hoy tengo la conciencia tranquila”.

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Otra interesante entrevista a Gorbachov se publicó en el Diario El Mercurio aunque fue realizada originalmente por Katrina Vanden Heuvel, Stephen F. Cohen del periódico The Nation
Aquí algunos conceptos y el link:

"La perestroika en la URSS desencadenó la caída del Muro y el fin de la Guerra Fría"
Fragmento de la entrevista:

-Los hechos históricos generan rápidamente mitos históricos. En EE.UU. se dice que la caída del Muro de Berlín y el fin de una Europa dividida fueron provocados por una revolución democrática en Europa del Este, o por el poder estadounidense, o ambos. ¿Cuál es su respuesta?

-Esos acontecimientos fueron el resultado de la perestroika en la Unión Soviética, donde los cambios democráticos habían llegado al punto, en marzo de 1989, en que por primera vez en la historia de Rusia se llevaban a cabo elecciones competitivas, democráticas. Recordará con qué entusiasmo la ciudadanía participó en esas elecciones para un nuevo Congreso soviético. Y como resultado fueron derrotados 35 secretarios del Partido Comunista.

Al día siguiente me reuní con el Politburó, y dije: "¡Los felicito!" Estaban muy molestos. Varios respondieron, "¿Por qué?". Y expliqué: "Ésta es una victoria para la perestroika. Estamos llegando a la vida de la gente. Las cosas son difíciles para ellos ahora; sin embargo, votaron por los comunistas". Esas elecciones fueron muy importantes. Significaron que estaba en marcha un movimiento hacia la democracia, la glasnost y el pluralismo.

Igualmente se estaban produciendo procesos análogos en Europa del Este y Central. Bajo la influencia de la perestroika, sus sociedades empezaron a accionar. La perestroika era una transformación democrática, que la URSS necesitaba, y mi política de no intervención en Europa Central y del Este fue crucial.

Sin embargo, el problema de una Alemania dividida persistió. El pueblo alemán percibió esa situación como algo anormal, y compartió su actitud. En ambas Alemanias se formaron nuevos gobiernos y se establecieron nuevas relaciones entre ellas. Creo que si el líder de Alemania del Este, Erich Honecker, no hubiera sido tan obstinado -todos sufrimos de esta enfermedad-, habría introducido cambios democráticos. Pero los líderes de esa nación no iniciaron su propia perestroika. Por lo tanto, estalló una lucha en su país.

El 7 de octubre de 1989 yo estaba pasando revista en un desfile en Alemania del Este con Honecker y otros representantes de los países del Pacto de Varsovia. Grupos de 28 regiones del país hicieron una marcha paralela con antorchas, gritos y canciones. El ex Primer Ministro de Polonia, Mieczyslaw Rakowski, me preguntó si yo entendía el alemán. "Lo suficiente para leer lo que está escrito en las banderas. Hablan de la perestroika. De democracia y cambio. Dicen: '¡Gorbachov, quédese en nuestro país!'". Entonces Rakowski observó: "Si es verdad que ellos son representantes de los pueblos de las 28 regiones del país, significa el fin". Le dije: "creo que tiene razón".

-Es decir, después de las elecciones soviéticas en marzo de 1989, ¿la caída del Muro de Berlín era inevitable?
-Totalmente.

-¿Ya preveía el resultado?

-Todo el mundo dice que previó. En junio de 1989 me reuní con el Canciller Helmut Kohl y tuvimos entonces una conferencia de prensa. Los reporteros preguntaron si habíamos discutido el problema alemán. Mi respuesta fue: "La historia dio origen a este problema, y la historia lo resolverá. Ésa es mi opinión. Si pregunta a Kohl, él le dirá que es un problema para el siglo XXI".

También me reuní con los líderes comunistas de Alemania del Este, y nuevamente les manifesté: "Éste es su asunto, y ustedes tienen la responsabilidad de decidir". Pero les advertí: "¿Qué nos enseña la experiencia? El que llega tarde, pierde". Si hubieran tomado el camino de la reforma, de un cambio gradual; si hubiera habido algún tipo de acuerdo o tratado entre ambas Alemanias, algún tipo de acuerdo financiero, una confederación, habría sido posible una reunificación más gradual. Pero en 1989-90, todos los alemanes, tanto del Este como del Oeste, pedían: "Háganlo de inmediato". Tenían temor de que se perdiera la oportunidad.

-Una pregunta muy relacionada: ¿cuándo terminó realmente la Guerra Fría? En EE.UU. hay varias respuestas: en 1989, cuando cayó el Muro de Berlín; en 1990-91, después de la reunificación de Alemania, y la más popular, incluso ortodoxa, es que la Guerra Fría terminó sólo cuando llegó a su fin la Unión Soviética, en diciembre de 1991.

-No. Si el Presidente Ronald Reagan y yo no hubiéramos logrado firmar acuerdos de desarme y normalizar nuestras relaciones en 1985-88, los acontecimientos posteriores habrían sido inimaginables. Pero lo que sucedió entre Reagan y yo también habría sido inimaginable si antes no hubiéramos empezado la perestroika en la URSS. Sin ésta, la Guerra Fría simplemente no habría terminado. Pero el mundo no podía seguir avanzando como lo había hecho, con la dura amenaza de una guerra nuclear siempre presente.

A veces me preguntan por qué empecé la perestroika. Las razones internas fueron indudablemente las principales, pero el peligro de una guerra nuclear era tan serio, que era un factor no menos importante. Había que hacer algo antes de que nos destruyéramos mutuamente. Los grandes cambios que ocurrieron conmigo y con Reagan tuvieron enorme importancia. Pero también el que George H.W. Bush, quien sucedió a Reagan, decidiera continuar el proceso. Y en diciembre de 1989, en nuestra reunión en Malta, Bush y yo declaramos que ya no éramos enemigos.

-¿Por lo tanto la Guerra Fría terminó en diciembre de 1989?

-Yo creo que sí.

-Muchos no están de acuerdo.

-Sin lo que he descrito, nada habría resultado. Permítame contarle algo. George Shultz, secretario de Estado de Reagan, vino a verme hace dos o tres años. Estuvimos haciendo algunos recuerdos, como viejos soldados que rememoran batallas pasadas. Le pregunté: "Dime, George, si Reagan no hubiera sido Presidente, ¿quién habría desempeñado su rol?". Shultz lo pensó un momento, y respondió: "Entonces no había nadie más. La fortaleza de Reagan era que había dedicado todo su primer período a levantar al país. Habían revivido los espíritus de EE.UU. Pero para dar estos pasos hacia la normalización con la URSS y la reducción del armamento nuclear, no había nadie más que pudiera haber hecho eso entonces".

A propósito, en 1987, el Vicepresidente Bush me dijo: "Reagan es un conservador extremo. Todos los tontos y estúpidos están con él, y cuando él señala que algo es necesario, ellos confían en él. Pero si algún demócrata hubiera propuesto lo que Reagan hizo, con usted, tal vez ellos no habrían confiado".

Al contarle esto quiero dar a Reagan el crédito que merece. Encontré que negociar con él fue muy difícil. La primera vez que nos reunimos, en 1985, después que habíamos conversado, mi gente me preguntó qué pensaba de él. "Un verdadero dinosaurio", respondí. Y sobre mí, Reagan dijo: "¡Gorbachov es un bolchevique intransigente!".

-¿Un dinosaurio y un bolchevique?

-Y sin embargo, estas dos personas llegaron a acuerdos históricos, porque algunas cosas deben estar por sobre las convicciones ideológicas. No importa lo difícil que fuera para nosotros ni tampoco cuánto Reagan y yo discutiéramos en Ginebra en 1985; sin embargo, en nuestro llamado a los pueblos del mundo escribimos: "La guerra nuclear es inadmisible, y en ésta no puede haber vencedores". Este concepto le habla a la madurez de los líderes de ambos lados, no sólo Reagan sino de Occidente en general, quienes llegaron a la conclusión correcta de que teníamos que poner fin a la Guerra Fría."(...)