lunes, diciembre 21, 2009

CARLOS VARELA, TIRANDOLE MANZANAS A LAS FLECHAS

Tomado de http://www.cubaenelmundo.com/

CARLOS VARELA, TIRANDOLE MANZANAS A LAS FLECHAS




Por Esteban Casañas Lostal
Montreal, Canadá
diciembre 20

A muchos jóvenes de su generación debió ocurrirles lo mismo que a los de la mía, me refiero a todos aquéllos que se embarcaron en su carroza, ballesta en mano y con los sueños de tirarle alguna vez a la manzana. Pero el Guillermo Tell caribeño se las sabe todas y pudo haber aplicado las mismas tácticas con las que aplastó a generaciones anteriores.

De poco sirvieron los carruajes donde Silvio, Pablo y los inconformes o protestones de los setenta transportaron a millones de jóvenes como ellos. Guillermo Tell conocía perfectamente las miserias humanas, no solo por los estudios profundos sobre esta materia que consumió de esos grandes maestros como Maquiavelo, supo superarlos ampliamente y los convirtió en enanos.

No es lo mismo viajar en guagua que tener un Lada a la puerta de la casa, se dijo un día y pudo comprobar que no solo el cuerpo, el alma humana cede cuando su vida se encuentra condenada a la miseria. Se acabaron las protestas, los melenudos y hasta podemos limpiar las calles de mariquitas. Y si aparte del Lada les doy una casita en algunos de los barrios exclusivos (o 'congelados'), como se dice en nuestra lengua cubana. Ya verán como cambia el ritmo de la música que componen, las letras se convertirán en himnos de guerra, llanto, dolor de los desposeídos, pero apuntarán hacia otro lado.

No se equivocó en sus deducciones. Carlos Varela fue el relevo de aquellos protestones acomodados y aburguesados, el sueño de muchos jóvenes, la esperanza de quienes vieron apagadas las llamas de esa rebeldía dormida desde hacía varios años.

La canción Guillermo Tell se disfrutaba desde las profundidades de una compleja clandestinidad y fue muy aplaudida en su tiempo, no solo por los jóvenes de turno, supo sumar a muchos de los que se sintieron traicionados por aquellos intérpretes que, solo en apariencias, representaron el sentir de la juventud cubana.

( Carlos Varela )

Aplausos. Con esta gente del mundillo cultural cubano uno debe aprender, esas relaciones pueblo-artista se parecen a la que existe entre el toro y el torero. Uno no puede descuidarse porque al menor gesto en falso, ahí mismo viene la cornada, y no son pocos los que han actuado así en estos 50 años. Hasta hace muy poco venían aquí, al territorio del enemigo y manifestaban que ellos eran apolíticos. Hoy no, parece que se sienten como en casa en presencia de la nueva Administración norteamericana, no solo se muestran abiertamente tal y cual son, se van un pocomás allá y tratan de acumular algún mérito político para su regreso. ¿Ejemplos? Ustedes los tienen a mano.

Carlos Varela usa como pasaporte que sus canciones recogen el “desencanto de los jóvenes” en la Isla y valdría la pena hacerle algunas preguntas.

¿Por qué están desencantados esos jóvenes? ¿Quiénes son los autores de ese desencanto? Claro está, esta carta de presentación tiene su origen en un sitio gubernamental. ¡Qué raro! Se pretende vender al cantautor con la imagen de un embajador de esa juventud a la que él representa en sus canciones, sin embargo, todo lo que ha manifestado en las cortas entrevistas que aparecen por el ciberespacio, nos muestran a un Varela con su ballesta apuntando en la dirección equivocada, o sea, en contra de los desencantados que él pretende representar.

Llega con un disco bastante rayado por un Gobierno que no ha escatimado recursos en promoverlo, “Los Cinco”, que no son los Latinos o los 5U4 de Osvaldo Rodríguez. Varela se convierte en portavoz de todos aquéllos que justifican las acciones de esos espías confesos infiltrados en territorio norteamericano. Los llama héroes (como sus amos), y dice, dicen ellos, estaban luchando en contra del terrorismo. Tal vez Varela desconozca que la Red “Avispa” era más numerosa y que sólo estos cinco se la quisieron dar de guapos.

Para profundizar aún más en sus meteduras de pata, porque no creo se le deba dar otro nombre, Varela ataca a la bloguera cubana Yoani Sánchez ante las preguntas de un periodista, dijo: 'Yoani es la que más discos vende en este momento fuera de Cuba, pero en Cuba hay muchos artistas. Muchas Yoanis… Demasiadas, agregaría yo, solo que no todas escriben como ella, no todas poseen tampoco su valor, entonces, solo hay una por el momento. Y sí, es muy cierto que sea una buena vendedora de discos en el extranjero, como lo es Pedro Juan Gutiérrez con sus libros, pero al parecer, a Carlos Varela poco le importan las razones, ¿no sentirá un poco de envidia también? Lo suyo es poder viajar y garantizar otra salida al precio que se deba pagar. ¿Es una pena? No, no lo es, nada debe apenarnos cuando se trata de estas aves que pertenecen a la cultura cubana, una cornada más en esa relación que existe entre el toro y el torero.

Varela pretende engañarnos tirándole manzanas a las flechas, cuando debe hacerse lo contrario. ¡Pobres muchachos de su tiempo! Les pasó lo mismo que a nosotros.