La disidencia cubana protesta por la muerte de Orlando Zapata .Decenas de detenciones preventivas para evitar que los opositores acudan al sepelio
La disidencia cubana protesta por la muerte de Orlando Zapata Tamayo
Decenas de detenciones preventivas para evitar que los opositores acudan al sepelio
Por MAURICIO VICENT - La Habana - 24/02/2010
La muerte del opositor y prisionero de conciencia cubano Orlando Zapata Tamayo después de 85 días de huelga de hambre ha destado este miércoles una ola de indignación en el movimiento disidente. Tanto opositores moderados como de línea dura han condenado en términos enérgicos lo que califican como un " crimen premeditado" y un abuso de poder, mientras decenas de activistas se ham novilizado para protestar pacíficamente y asistir al entierro en la localidad de Banes, 830 kilómetros al este de La Habana, en la provincia de Holguín, de donde era oriundo Zapata. Fuentes disidentes han denunciado que el Gobierno practicó decenas de detenciones y retuvo en sus casas a numerosos opositores para impedir que acudieran al sepelio.
La Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que preside Elizardo Sánchez, ha asegurado que durante este miércoles se produjeron detenciones en las provincias centrales y orientales del país, desde Villa Clara hasta Manzanillo, para evitar que los opositores llegaran a Banes. "Tenemos confirmadas al menos 30 detenciones y otros tantos arrestos domiciliarios, con la amenaza de que si salen irán a la cárcel", ha asegurado Sánchez a mediodía.
La disidente Martha Beatriz Roque, miembro del grupo de los 75 y con una 'licencia extrapenal' por motivos de salud, partió desde La Habana hacia Banes en un microbús en compañía de una decena de Damas de Blanco y opositores como Vladimiro Roca. Roque aseguró telefónicamente que aunque a ellos no les habían impedido viajar -se encontraban cerca de Holguín en el momento de la comunicación- otros activistas de la capital fueron detenidos preventivamente.
"La muerte de Orlando sin duda es un reto para la oposición; y para el Gobierno es un problema muy grave: quién permitió que esto sucediera no midió el alcance político", ha afirmado la disidente. A esa misma hora, más de medio centenar de activistas y Damas de Blanco se encontraban reunidas en casa de una de las líderes del movimiento, Laura Pollán, en pleno barrio de Centro Habana. La vigilia, para expresar las condolencias por el fallecimiento de Zapata, se extendiende todo el día y es seguida de cerca por un considerable despliegue policial.
Repercusiones
Fuentes diplomáticas europeas han dicho que la muerte del prisionero de conciencia va a tener repercusiones considerables. El propio Raúl Castro se ha referido hoy a lo sucedido durante una visita que realizó al puerto del Mariel en compañía del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien realiza su cuarto viaje a la isla desde que llegó al poder. El presidente cubano ha lamentado la muerte de Zapata, si bien responsabilizó del hecho a Estados unidos por su política de hostilidad hacia la isla y ha negado que en su país hubiera presos políticos ni torturados. "No existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base de Guantánamo", ha asegurado Castro, según versiones de webs oficiales cubanas.
Desde el pueblo de Banes, la dama de blanco Berta Soler dijo a EL PAÍS que la localidad estaba tomada por agentes de la seguridad del Estado que impedían el acceso de los opositores. Pese a ello, unas 40 personas lograron llegar a la casa de la familia, donde ayer fue velado el cadáver de Zapata. La policía se encargó de trasladar los restos del opositor desde La Habana y conminó a la familia a enterrarlo de inmediato. Según Soler, tras una tensa negociación, los familiares lograron de plazo hasta hoy por la mañana para velar el cuerpo.
La embajada española hizo llegar el pésame a la madre de el opositor, Reina Luisa Tamayo, quien calificó su muerte de "asesinato" y pidió la libertad de los demás presos políticos "para que no vuelva a suceder" lo que ocurrió con su hijo.
Reacciones
La muerte de Zapata provocó una ola de indignación y de protesta en el movimiento disidente como no ocurría hacía tiempo. Opositores de todas las tendencias denunciaron el "crimen" del Gobierno de Raúl Castro, e hicieron notar que esta muerte se produce justo cuando se cumplen dos años redondos de su investidura como presidente. "Esto es todo lo que se puede esperar", ha asegurado Oswaldo Payá, quién criticó al presidente de Brasil por expresar su respaldo político al régimen cubano en estos momentos.
El socialdemócrata Eloy Gutierrez Menoyo, quien paso 22 años en cárceles cubanas, ha recordado que él realizó varias huelgas de hambre y que las autoridades nunca cedieron. "Con el argumento de que no negocian bajo posiciones de fuerza dejaban morir a la gente, y eso es lo que ha sucedido ahora", ha dicho.
Zapata, de 42 años y albañil de profesión, fue detenido en 2003 y condenado a tres años de prisión por desacato. En la cárcel, por su actitud de rebeldía y enfrentamiento a las autoridades, fue sometido a varios juicios y acumuló condenas por más de 30 años de privación de libertad. Fuentes familiares dijeron que comenzó la huelga de hambre a principios de diciembre en protesta por las golpizas constantes que recibía en la cárcel de Holguín donde cumplía sentencia, y para demandar un buen trato y ser reconocido como preso político. De Holguín fue trasladado a otra cárcel en Camaguey, y de allí, cuando se agravó su situación, al hospital de la principal prisión de La Habana . Zapata murió el martes a mediodía en el Hospital Hermanos Almeijeiras.
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Tomado de http://www.elpais.com
El exilio cubano reprocha el silencio sobre los presos de conciencia
La oposición considera insostenibles las políticas de acercamiento al régimen
JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ / M. RICO |
Miami/ Madrid 24/02/2010
La agonía y muerte de Orlando Zapata muestra la ferocidad del sistema represivo cubano y debería servir para sacudir la conciencia internacional sobre la situación de los más de 200 presos políticos en la isla. Ésta es la opinión expresada de forma casi unánime entre los exiliados cubanos en Estados Unidos y España, que insisten también en la necesidad de que los Gobiernos (y muy en concreto, el español) exijan de forma más enérgica al régimen castrista el respeto a los derechos humanos.
El mismo día en que los analistas se aprestaban a evaluar en Miami los dos años de Raúl Castro en el poder y a conmemorar el aniversario del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, el guión cambió bruscamente. "La muerte de Zapata es un crimen que nunca será olvidado, ni prescribirá jurídicamente en el futuro", declaró el congresista republicano Mario Díaz Balart. El régimen cubano, recuerdan en el exilio, había ignorado las gestiones a favor del preso que habían realizado en las semanas previas desde Hillary Clinton al Vaticano.
"La responsabilidad de la muerte de Zapata es de Raúl y Fidel Castro, porque ellos son los que determinan la vida y la muerte de los presos políticos", asegura Omar López, de la Fundación Nacional Cubano Americana. "Es una vergüenza que en el siglo XXI se permita que un Gobierno deje morir a un ser humano en esas condiciones sin que haya consecuencias".
Y las consecuencias pasan porque la comunidad internacional reaccione de forma enérgica. Díaz Balart cree que el presidente Barack Obama debe cesar en su política de acercamiento y concesiones unilaterales a Cuba. Pero las miradas del exilio se dirigen sobre todo a la Unión Europea, en el momento en el que España pretende poner fin a la llamada Posición Común, que condiciona cualquier acercamiento a la mejora en la situación de los derechos humanos.
"Esto debería convencer a la Cancillería española de que no continúe intentando desbaratar la Posición Común europea, que es uno de los pocos instrumentos de presión sobre la dictadura cubana", asegura el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner. "Es inexplicable que, después de casos como éste, el ministro Miguel Ángel Moratinos continúe insistiendo en que hay síntomas leves de apertura en Cuba. No hay ninguno, nada que no sea la más obvia dictadura estalinista". Según Montaner, no sólo va a haber más denuncias internacionales, sino que se recrudecerá el problema racial: "Es evidente que ya existe con la población negra, más del 50% del total. Ya están los casos de Óscar Elías Bizet, el Mandela Cubano, o de Jorge Luis García, Antúnez, pero es que las cárceles están llenas de jóvenes demócratas que además son pobres y negros".
La postura de la diplomacia española se ha hecho insostenible, coincide Antonio José Ponte, subdirector del digital Diario de Cuba, en Madrid. "La muerte de Zapata puede ser el principio del fin, no del régimen, pero sí de la benevolencia de una parte de la opinión pública".
En el mismo sentido se pronuncia, desde Barcelona, el escritor Ernesto Hernández Busto, director del portal Penúltimos Días. "Espero que la muerte de Zapata despierte la conciencia sobre la situación de las cárceles cubanas. Podría pensarse que Orlando Zapata se ha sacrificado por un ideal. Pero hay detalles que te dan otra perspectiva, como el hecho de que este hombre sufrió torturas y malos tratos en la cárcel. En octubre pasado, sin ir más lejos, lo golpearon salvajemente. Y le aumentaron la pena de tres a 36 años por su rebeldía, porque quería ser tratado como un preso de conciencia".
Lo terrible, añade Hernández, es el contraste entre las violaciones de los derechos humanos "y la anuencia de los Gobiernos latinoamericanos y de España con un régimen que hace lo que le da la gana. No pueden entenderse esas visitas a la isla sin que medie una sola declaración expresa a favor de los presos políticos".
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