Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alaminos, no olvide a Reina Luisa!
Laura Pollán y demás Damas de Blanco que le hablan a la prensa internacional acreditada en Cuba: No olviden a Reina Luisa y a las otras Damas de Blanco de provincias que la apoyan y denuncien que ustedes desfilaron, pero que a Reina Luisa Tamayo Danger, madre del asesinado Orlando Zapata Tamayo, no se le permitió y que la sigue hostigando y reprimiendo.
Cardenal, no olvide a Reina Luisa!
Por Tania Quintero
El Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, ha mediado ante el régimen. Y en un gesto inusual, el lobo feroz decidió ponerse el disfraz de abuelita. Veremos hasta cuándo.
Luego de varias semanas de atropellos, actos de repudio, acoso domiciliario y linchamientos verbales, por fin, el domingo 2 de mayo, a las Damas de Blanco les dejaron volver escuchar sin sobresaltos la misa, esta vez oficiada por el propio Cardenal.
Luego, pudieron caminar tranquilas por la Quinta Avenida de Miramar, como llevan haciendo desde abril de 2003. La única representante de la oposición que estuvo en la iglesia de Santa Rita fue Martha Beatriz Roque Cabello, católica practicante.
Bien distinto era el clima en Banes, Holguín, a más de 700 kilómetros al este de la capital cubana.
Allí, turbas paramilitares movilizadas por la Seguridad del Estado, durante varias horas mantuvieron sitiado el domicilio de Reina Luisa Tamayo, quien junto a su familia y a la dama de apoyo Marta Díaz Rondón, esperaba para asistir a misa, en la iglesia de la Caridad del Cobre de Banes, y después ir al cementerio, a depositar unas flores en la tumba de Orlando Zapata Tamayo.
No sé si cuando a Reina Luisa le sea posible, viaje a la capital y vuelva a caminar con las Damas de Blanco por las calles habaneras. Tal vez ha decidido quedarse en Banes, y desde ahí, ella y su gente, mantener viva la memoria de Orlando Zapata.
Derecho tiene. Desde el 23 de febrero, su hijo dejó ser un preso político y de conciencia en huelga de hambre durante más de ochenta días.
Ahora, ni en paz le han dejado descansar en el humilde cementerio de su pueblo.
Y lo que esta madre quiere es ir los domingos a la iglesia y después ponerle flores frescas a su hijo.
Confío en que la mirada del Cardenal Jaime Ortega no se limite sólo a las Damas de Blanco residentes en la capital, donde radican todas las embajadas y los corresponsales extranjeros.
Y abarque también a las Damas de Blanco y los familiares del resto de los más de 200 presos políticos que actualmente hay en Cuba y viven en otras provincias, lejos de diplomáticos y cámaras.
Pero sobre todo, que su vista se detenga en Reina Luisa Tamayo Danger. La primera -y ojalá la última- que sobre su blusa blanca lleva un lazo negro.
Tania Quintero
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