miércoles, mayo 05, 2010

TV MARTIRIO

"TV MARTIRIO"




Por Luís Alberto Ramírez
Miami

Hoy sale una encuesta en el diario el Nuevo Herald con la siguiente pregunta: ¿Cree que Radio y TV Martí han sido efectivas para la lucha por la democracia en Cuba? La mayoría opina que no, sin embargo, la realidad opina todo lo contrario.

En el mismo 1985 cuando salió por primera vez al aire la emisora Radio Martí, la opinión que tenía el pueblo cubano con respecto a la dictadura castrista dio un vuelco de trescientos sesenta y cinco grados. Yo estaba allí y puedo dar fe del cambio sustancial que ocurrió en la gente. A partir de entonces comenzaron a proliferar los defensores de la libertad y los derechos humanos como la espuma en un vaso de cerveza. Lo primero que hizo el gobierno de Cuba fue suspender todos los viajes entre La Habana y Miami. Ese mismo día se quedaron varados en el aeropuerto de La Habana todos los pasajeros con destino a Miami, incluso los que estaban en Cuba de visita. A la dictadura por poco le da un infarto. Fueron años de información pura y clara. Mientras tanto el gobierno cubano se gastaba millones tratando de interceptar la señal. Los esfuerzos fueron enormes. Pero hasta tanto Fidel Castro no tenía el éxito esperado, las gentes se fue informando hasta crear cualquier cantidad de grupos de oposición. La variedad de grupos democráticos y defensores de los derechos humanos en Cuba le deben su existencia principalmente a Radio Martí.

La emisora ha tenido sus altas y bajas, sin embargo, eso, ligado con los esfuerzos del gobierno cubano para detener la emisiones de Radio a Cuba han llevado a que el objetivo por lo cual salió al aire Radio Martí no se haya logrado en toda su magnitud. Ahora bien ¿Cómo se puede afirmar que Radio Martí no ha sido eficiente? cuando de hecho, si no fuera por esa emisora, los cubanos estuvieran todavía con una fogata en alguna playa del Este de La Habana tratando de que el mundo se entere que en una isla del Caribe existe un gobierno militar y dictatorial que viola hasta el derecho de respirar.

Si el alcance que tuvo Radio Martí lo hubiese tenido su homologo visual, hace rato que la dictadura castrista fuera un triste recuerdo del pasado. Hay un dicho que dice: “Una imagen vale más que mil palabras” En el caso de Cuba esa imagen hubiese evitado todos los muertos que ha habido en la Isla a consecuencias de la dictadura en los últimos veinticinco años.

¿Por qué Radio Martí sí y TV no? Esa pregunta deberíamos hacerla a quienes han permitido que los esfuerzos enormes del gobierno cubano hayan tenido éxito. Los esfuerzos de Castro no solo han sido económicos, sino también estratégicos. Ha infiltrado en las emisoras a cuantos espías le ha dado la gana, ha cabildeado tanto en el Congreso americano que de no ser por los congresistas Ileana, Lincoln y Bob el proyecto Radio Martí estuviera en el basurero hace tiempo. Y hoy día, aun después que hasta una rana sabe que lo único que les puede abrir los ojos a los cubanos dentro de Cuba es dicha emisora, se está haciendo todo lo posible por ponerla lo más lejos posible para que se pueda escuchar solo el eco de su existencia.

Todo lo que sea información, pensamiento por cuenta propia y libertad de opinión, para el gobierno de Cuba es letal. De hecho la Internet en Cuba es una especie de nebulosa, una neblina ante los ojos del cubano tan impenetrable que muchos aun no saben que existe. El gobierno le teme tanto a la información y la imagen que ha creado una especie de Internet amurallada, es decir, una Intranet, una macabra manera de taparles los ojos a los cubanos con el objetivo que no puedan ver más allá de sus propias narices. Y para los que intenten cruzar desde afuera esa muralla, ha creado un ejército de cibercombatientes entrenados única y exclusivamente para defender esa muralla.

No haber hecho lo posible por hacer que la imagen de TV Martí llegara a Cuba fue un espaldarazo del gobierno americano a Castro y su pandilla, y una burla a las esperanzas de libertad e información del pueblo de Cuba. Llevarse lo que queda de Radio Martí para Washington, es una bofetada de la actual administración en el rostro de la libertad de información.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Jorge A. Pomar dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Luis Alberto. Yo también recuerdo la resonancia entre la población y el pánico gubernamental. Probablemente, las transmisiones de Radio Martí sigan siendo todavía hoy la principal fuente de información de los insulares. Molestan porque tienen bastante audiencia. Punto, de ahí la fuerte campaña mediática en su contra de quienes, so pretexto de corrupción e ineficiencia, pretenden someterla al control directo de Obama e Hilaria en Washington.

Por otra parte, si durante las dos legislaturas del vergonzante (en el fondo siempre fue un presidente más bien centrista, igual que su padre) no se pudo mejorar TV Martí, es más inútil pedírselo al contemporizador "liberal" Barack Hussein que al demócrata centrista Bill Clinton. Pero creo que una de las dos causas principales del fallo mediático de diez administraciones al hilo con el Castrato debemos atribuírsela a lo siguiente: desde los acuerdos secretos con el Kremlin a raíz de la Crisis de Octubre del 62, la Isla pasó a ser de facto un asunto aún secundario para Estados Unidos que nunca antes.

Porque, aunque la mayoría de nuestros historiadores se niegue a admitirlo, en última instancia los gobiernos de Estados Unidos siempre se han plegado a lo que parecía en cada momento la opinión y el sentir mayoritario de los criollos. Eso sin contar la evidencia de que, a sus ojos e intereses, siempre fuimos un asunto secundario ya desde mucho antes del inicio de las guerras de independencia en 1868.

A pesar de la doctrina Monroe –de manera paradójica pero espléndida, se cumple por partida doble: por un lado, por medio del inmenso aporte humano y económico de la comunidad cubanoamericana al desarrollo de la Florida y, por el otro, por medio de la reanudación unilateral (con pago al contado) bajo el castrismo de los tradicionales lazos comerciales entre ambos países--, en la práctica a lo sumo somos una especie de arma arrojadiza entre el Partido del Burro y el Partido del Elefante.

El segundo factor principal corre a la cuenta del programa del liderazgo disidente, sus perennes discordias intestinas, su divorcio del mal llamado “exilio duro” y sus influyentes congresistas, su falta de transparencia democrática (el debate crítico entre ellos es tabú) y consiguiente permeabilidad a la cada vez más profusa y abierta labor de zapa de unos agentes provocadores que han acabado por fagocitarlo.

Su talón de Aquiles: los Derechos Humanos, tan eficaces contra los regímenes autoritarios como ineficaces contra los totalitarios. Lo que no debió haber pasado del plano táctico de cara al extranjero fue asumido desde el principio como estrategia central, única. Nada tiene, pues, de extraño que a la postre la oposición interna acabase suscribiéndose a la antítesis del "socialismo democrático". O sea, suicidándose voluntariamente al apostar en masa al juego reformista del Raulato.

De ahí que el actual aumento del consenso negativo miamense sobre Radio y TV Martí abarque a día de hoy a casi todos los grupos opositores activos, que ya pertenecen de lleno a la bien llamada "disidencia leal". Por lo demás, es un escándalo de manipulación e infiltración masiva que se dio también con la flor y nata de la intelectualidad exiliar en Madrid.

A saber, la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC), que padeció desde su controvertida fundación ese mismo mal de fondo, implosionó ruidosamente el año pasado a ciencia y pacienciaa de todos. Sin que hasta la fecha ni uno sólo de los líderes espirituales de "ambas orillas" se haya dignado siquiera darse por enterado de tan espectacular escándalo. En resumen, aquellos polvos fundacionales trajeron estos lodos resbaladizos…

Saludos a todos,

El Abicú



1 Comments:

At 12:52 p. m., Anonymous Jorge A. Pomar said...

Totalmente de acuerdo contigo, Luis Alberto. Yo también recuerdo la resonancia entre la población y el pánico gubernamental. Probablemente, las transmisiones de Radio Martí sigan siendo todavía hoy la principal fuente de información de los insulares. Molestan porque tienen bastante audiencia. Punto, de ahí la fuerte campaña mediática en su contra de quienes, so pretexto de corrupción e ineficiencia, pretenden someterla al control directo de Obama e Hilaria en Washington.

Por otra parte, si durante las dos legislaturas del vergonzante (en el fondo siempre fue un presidente más bien centrista, igual que su padre) no se pudo mejorar TV Martí, es más inútil pedírselo al contemporizador "liberal" Barack Hussein que al demócrata centrista Bill Clinton. Pero creo que una de las dos causas principales del fallo mediático de diez administraciones al hilo con el Castrato debemos atribuírsela a lo siguiente: desde los acuerdos secretos con el Kremlin a raíz de la Crisis de Octubre del 62, la Isla pasó a ser de facto un asunto aún secundario para Estados Unidos que nunca antes.

Porque, aunque la mayoría de nuestros historiadores se niegue a admitirlo, en última instancia los gobiernos de Estados Unidos siempre se han plegado a lo que parecía en cada momento la opinión y el sentir mayoritario de los criollos. Eso sin contar la evidencia de que, a sus ojos e intereses, siempre fuimos un asunto secundario ya desde mucho antes del inicio de las guerras de independencia en 1868.

A pesar de la doctrina Monroe –de manera paradójica pero espléndida, se cumple por partida doble: por un lado, por medio del inmenso aporte humano y económico de la comunidad cubanoamericana al desarrollo de la Florida y, por el otro, por medio de la reanudación unilateral (con pago al contado) bajo el castrismo de los tradicionales lazos comerciales entre ambos países--, en la práctica a lo sumo somos una especie de arma arrojadiza entre el Partido del Burro y el Partido del Elefante.

El segundo factor principal corre a la cuenta del programa del liderazgo disidente, sus perennes discordias intestinas, su divorcio del mal llamado “exilio duro” y sus influyentes congresistas, su falta de transparencia democrática (el debate crítico entre ellos es tabú) y consiguiente permeabilidad a la cada vez más profusa y abierta labor de zapa de unos agentes provocadores que han acabado por fagocitarlo.

Su talón de Aquiles: los Derechos Humanos, tan eficaces contra los regímenes autoritarios como ineficaces contra los totalitarios. Lo que no debió haber pasado del plano táctico de cara al extranjero fue asumido desde el principio como estrategia central, única. Nada tiene, pues, de extraño que a la postre la oposición interna acabase suscribiéndose a la antítesis del "socialismo democrático". O sea, suicidándose voluntariamente al apostar en masa al juego reformista del Raulato.

De ahí que el actual aumento del consenso negativo miamense sobre Radio y TV Martí abarque a día de hoy a casi todos los grupos opositores activos, que ya pertenecen de lleno a la bien llamada "disidencia leal". Por lo demás, es un escándalo de manipulación e infiltración masiva que se dio también con la flor y nata de la intelectualidad exiliar en Madrid.

A saber, la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC), que padeció desde su controvertida fundación ese mismo mal de fondo, implosionó ruidosamente el año pasado a ciencia y pacienciaa de todos. Sin que hasta la fecha ni uno sólo de los líderes espirituales de "ambas orillas" se haya dignado siquiera darse por enterado de tan espectacular escándalo. En resumen, aquellos polvos fundacionales trajeron estos lodos resbaladizos…

Saludos a todos,

El Abicú

 

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