Los Impresentables: Silvio Rodríguez, Alicia Alonso y Alfredo Guevara
Tomado de http://www.elnuevoherald.com
Impresentables
Por Alejandro RíosS
Silvio Rodríguez se ha vuelto el vocero de Bruno Rodríguez, el ministro de Relaciones Exteriores de una longeva dictadura. Tiene hasta la libertad de discrepar con la severidad del sistema en algunos asuntos aunque la prensa cubana no cubra estos deslices, solamente se ocupa del fervor que provoca su gira exitosa por territorio enemigo como si fueran despachos desde el frente de batalla.
En el concierto inicial de Puerto Rico estuvo su amigo Benicio del Toro, quien padece de doble personalidad porque no sabe deslindar entre ser el buen actor que es o el guerrillero Ernesto Che Guevara que interpretó en el filme de Steven Soderbergh.
Durante su presentación en el Carnegie Hall, Silvio no pudo sustraerse a la tentación de celebrar con todos los presentes el cumpleaños de (Gerardo Hernández; nombre añadido por este bloguista ) por uno de los espías de la red Avispa, quien purga larga condena en una prisión federal de Estados Unidos. La prensa española y mexicana acreditada consideró que fue el momento más emotivo de su concierto ``despolitizado''.
( A la izquierda el espía Castrista Gerardo Hernández, jefe confeso de la red Avispa al cabo de 10 años de prisión en las cárceles de EE.UU. y a la derecha el recien excarcelado con Licencia Extrapenal y Prisionero de Conciencia por Amnistía Internacional Ariel Sigler Amaya después de 7 años en las ergástulas Castristas ; foto y nota añadida por el bloguista )
Otra pieza de museo de los Castro estuvo celebrando en Nueva York su 90 cumpleaños. La bailarina Alicia Alonso ha cumplido a cabalidad la misión de sus protectores: dirigir con mano de hierro su Insula Barataria: el Ballet Nacional de Cuba.
Afirmó no tener sustituta y aspira a durar 200 años. Generaciones de talento de la férrea escuela que todavía encabeza, ridiculizada recientemente por la prensa británica debido a sus anquilosados motivos estéticos, han escapado de su maleficio en busca de libertad.
En la entrevista que concediera a The New York Times, a propósito de la visita, se negó rotundamente a opinar sobre política y no dijo cómo quiere que la recuerden aunque si aspira a que no la olviden. Las futuras generaciones tendrán la responsabilidad de dilucidar tal dilema: ¿invalidará su arte magistral tanta componenda con la tiranía?
Recientemente Alfredo Guevara hizo padecer a los estudiantes de periodismo en La Habana con una estrambótica y eterna conferencia donde reconoce que durante su juventud, él y José Antonio Echevarría, quien ya no puede desmentirlo, intentaron robar materiales fílmicos de los noticieros del director Manolo Alonso para montarlos de cierta manera y hacer una suerte de documental propagandístico de la revolución. Dice que el proyecto se frustró, en un principio, porque apareció en el bolsillo de un asaltante al cuartel Goicuría.
Luego asegura que finalmente lo realizó y convirtió materiales filmados a favor de la dictadura de Batista en un documental sobre el proceso revolucionario de Castro, todavía en ciernes. Afirma que el filme se mostró en otros países y que actualmente se encuentra perdido en los archivos del ICAIC. Habló en su conferencia de lo fácil de este proceso de conversión cinematográfica con una buena edición y algo de talento como lo ha conseguido ahora Oliver Stone en su elogiosa cinta sobre Chávez, y aprovecha la ocasión para aclarar que es un chavista rabioso contra su voluntad porque admira la obra del estrafalario presidente venezolano pero no soporta su lenguaje.
n su desvarío, donde se confiesa ladronzuelo sin una pizca de vergüenza, Guevara, el ``cineasta de vacaciones'' como se califica ante los estudiantes, olvidó que hace unos pocos años el realizador cubano exiliado Ricardo Vega, residente en París, perpetró el magnífico documental Cuba la bella, donde sigue minuciosamente los dislates y la perversidad de Fidel Castro montando fragmentos de noticieros propagandísticos de su régimen.
El resultado es ya un material de consulta obligatorio para quienes estudien la psiquis del impresentable en jefe, el mismo que enfrió el hipotálamo del ganado vacuno para que produjera más leche, aquel que dio por exitosa la realización de la zafra de los diez millones de toneladas de azúcar y aseguró que podía ser un buen terrorista si la situación lo ameritaba.
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Jorge A. Pomar ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Los Impresentables: Silvio Rodríguez, Alicia Alon...":
Ante todo, gracias por haber aclarado en El Abicú el origen del collage fotográfico sobre el deterioro de Ariel Sigler en la cárcel. Sé que es duro confesarlo, estimado colega pero, aunque creo haber dejado claro que mis dudas se referían sólo a la profesionalidad del montaje, es el caso que a la vista del vídeo y los fotogramas no supe si prefería mil veces que todo hubiese sido, en efecto, otra farsa mediática más de la Seguridad del Estado. Ojalá se salve, porque es de temer que Ariel se haya dejado salud y vida detrás de las rejas.
Desafortunadamente, las imágenes actuales sugieren que el ex campeón de boxeo matancero sufría las consecuencias de una especie de avitaminosis o polineuritis degenerativa contraída antes de su hospitalización. Probablemente mortal en las condiciones de la Isla e incluso "de pronóstico reservado" en el extranjero. Es muy significativo que, a diferencia del Coco Fariñas, el gobierno sólo haya permitido fotografiarlo durante el velorio de Gloria Amaya.
A modo de comparación: durante el apogeo del Período Especial, entre el 91 y el 93, cuando estuve recluido en Ariza, existía en la Prisión Provincial de Cienfuegos una galera completa en la planta baja para albergar a decenas de reclusos con diversos síndromes de desnutrición severa, incluidos el beriberi y el escorbuto. Entré calzando la talla 52 de pantalón y, al ser trasladado reglamentariamente al Correccional Modelo de Lagunillas en la primavera del 93, me quedaba ancha la talla 36. La ración normal en almuerzo y comida era de tres cucharadas rasas de arroz, una de picadillo de soya, un trocito de yuca o plátano verde y un cucharón de sopa o potaje aguado.
No obstante, sobre todo gracias a las abundantes jabas traídas por mi difunta esposa Gipsia Cáceres y a los cambalaches de comida por cajetillas de Populares, nunca me enfermé. Deduzco, por tanto, que --a diferencia de otros licenciados extrapenales que han salido en mucho mejor estado físico, algunos de ellos literalmente rodando de tan gordos por la sencilla razón de que nunca o paneas estuvieron expuestos a régimen de mayor rigor--, al rebelde Ariel las autoridades carcelarias se las hayan aplicado todas sin contemplaciones. Igual que al infortunado albañil Orlando Zapata Tamayo, de cuyo largo calvario sus carceleros se cuidaron de dejar cualquier constancia gráfica.
Con todo, no huelga aclarar aquí mi total desacuerdo con la incomprensible, inmerecida solidaridad del corajudo y desinteresado Ariel con el pendejo y vividor Beato de La Chirusa. Se la anoto sin más a una evidente desinformación. Para más señas de sicofancia, suponiendo que aún hicieran falta, Fariñas acaba de estampar su firma al pie de la humillante petición de 74 autodenominados “ciudadanos” (súbditos sería más adecuado) al Congreso de Estados Unidos. A todas luces, un renovado esfuerzo de esos impostores profesionales a fin de, por un lado, usurpar la voluntad inconsulta de la inmensa mayoría silenciosa, por el otro, suplantar a los representantes electos del exilio en Capitol Hill...
Sigo en mi blog para no fatigarte el tuyo. Un abrazo fuerte,
El Abicú
1 Comments:
Ante todo, gracias por haber aclarado en El Abicú el origen del collage fotográfico sobre el deterioro de Ariel Sigler en la cárcel. Sé que es duro confesarlo, estimado colega pero, aunque creo haber dejado claro que mis dudas se referían sólo a la profesionalidad del montaje, es el caso que a la vista del vídeo y los fotogramas no supe si prefería mil veces que todo hubiese sido, en efecto, otra farsa mediática más de la Seguridad del Estado. Ojalá se salve, porque es de temer que Ariel se haya dejado salud y vida detrás de las rejas.
Desafortunadamente, las imágenes actuales sugieren que el ex campeón de boxeo matancero sufría las consecuencias de una especie de avitaminosis o polineuritis degenerativa contraída antes de su hospitalización. Probablemente mortal en las condiciones de la Isla e incluso "de pronóstico reservado" en el extranjero. Es muy significativo que, a diferencia del Coco Fariñas, el gobierno sólo haya permitido fotografiarlo durante el velorio de Gloria Amaya.
A modo de comparación: durante el apogeo del Período Especial, entre el 91 y el 93, cuando estuve recluido en Ariza, existía en la Prisión Provincial de Cienfuegos una galera completa en la planta baja para albergar a decenas de reclusos con diversos síndromes de desnutrición severa, incluidos el beriberi y el escorbuto. Entré calzando la talla 52 de pantalón y, al ser trasladado reglamentariamente al Correccional Modelo de Lagunillas en la primavera del 93, me quedaba ancha la talla 36. La ración normal en almuerzo y comida era de tres cucharadas rasas de arroz, una de picadillo de soya, un trocito de yuca o plátano verde y un cucharón de sopa o potaje aguado.
No obstante, sobre todo gracias a las abundantes jabas traídas por mi difunta esposa Gipsia Cáceres y a los cambalaches de comida por cajetillas de Populares, nunca me enfermé. Deduzco, por tanto, que --a diferencia de otros licenciados extrapenales que han salido en mucho mejor estado físico, algunos de ellos literalmente rodando de tan gordos por la sencilla razón de que nunca o paneas estuvieron expuestos a régimen de mayor rigor--, al rebelde Ariel las autoridades carcelarias se las hayan aplicado todas sin contemplaciones. Igual que al infortunado albañil Orlando Zapata Tamayo, de cuyo largo calvario sus carceleros se cuidaron de dejar cualquier constancia gráfica.
Con todo, no huelga aclarar aquí mi total desacuerdo con la incomprensible, inmerecida solidaridad del corajudo y desinteresado Ariel con el pendejo y vividor Beato de La Chirusa. Se la anoto sin más a una evidente desinformación. Para más señas de sicofancia, suponiendo que aún hicieran falta, Fariñas acaba de estampar su firma al pie de la humillante petición de 74 autodenominados “ciudadanos” (súbditos sería más adecuado) al Congreso de Estados Unidos. A todas luces, un renovado esfuerzo de esos impostores profesionales a fin de, por un lado, usurpar la voluntad inconsulta de la inmensa mayoría silenciosa, por el otro, suplantar a los representantes electos del exilio en Capitol Hill...
Sigo en mi blog para no fatigarte el tuyo. Un abrazo fuerte,
El Abicú
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