viernes, julio 16, 2010

Juan Antonio Blanco Gil: Los Castro sí ceden bajo presión

Nota del bloguista


Las negociaciones con los Castro son difíciles pero más difícil aún es que ellos cumplan lo acordado en conversaciones, diálogos, negociaciones,pactos, tratados, declaraciones, etc..; ejemplo de lo anterior hay muchos, pero sólo voy a dar tres ejemplos en tres contextos diferentes:

I) El Pacto de Caracas de casi todas las fuerzas antibatistianas en 1958 fue descaradamente incumplido por Fidel castro al llegar al Poder

El Pacto de Caracas sustentaba un programa básico de tres puntos:

1) «Estrategia común de lucha para derrocar a la tiranía, median te la insurrección armada.»
2) «Conducir al país, a la caída del tirano, mediante un breve gobierno provisional, a su normalidad, encauzándolo por el procedimiento constitucional y democrático.»
3) «Programa mínimo de gobierno que garantice el castigo de los culpables, los derechos de los trabajadores, el orden, la paz, la libertad, el cumplimiento de los compromisos internacionales y el progreso económico, social e institucional del pueblo cubano.»

II) Los compromisos de la Declaración de Viña del Mar durante la VI Cumbre Iberoamericana en noviembre de 1996; pueden leerla completa AQUÍ , pero un fragmento :

¨ 2. Reafirmamos nuestro compromiso con la democracia, el estado de derecho y el pluralismo político, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, el imperio del Derecho Internacional y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y, en especial, los principios de soberanía, de no intervención y de igualdad jurídica de los Estados, así como el derecho de cada pueblo a construir libremente, en paz, estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones. Este conjunto de compromisos y de principios, que se sustenta en el acervo cultural e histórico que compartimos y que nos ha llevado a constituir la Conferencia Iberoamericana, es la base fundamental y el marco conceptual que orienta nuestra reflexión, decisiones y objetivos que nos hemos trazado en relación con el tema de la gobernabilidad para una democracia eficiente y participativa. ¨

Pese a que Fidel Castro firmó esa declaración , dijo posteriormente, públicamente y en varias ocasiones que el pluripartidismo era PLURIPORQUERÍA.


III) Todos los tratados económicos con la extinta Unión Soviética y otros países; tal es así que ahora Fidel Castro afirma, sin sonrojarse, que la Unión Soviética ( URSS) es la que le debe a Cuba por desintegrarse; como si la URSS lo hubiera obligado a depender de ella:

EN RESUMEN: se podrá negociar con otros, pero con los Castro por incumplidores y tramposos no es nada recomendable.
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Tomado de http://www.diariodecuba.net


«Los Castro sí ceden bajo presión»


16 de Julio de 2010
DIARIO DE CUBA


Por Juan Antonio Blanco Gil

Las excarcelaciones de presos políticos abren nuevas interrogantes, relacionadas con el papel de los "mediadores" y con el contexto nacional e internacional. DIARIO DE CUBA acude a Juan Antonio Banco, experto en temas de negociación, mediación y transformación de conflictos, y doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, para valorar el escenario en el que se mueve la política cubana actual.

Blanco ha sido diplomático y representante de diversas organizaciones internacionales no gubernamentales. En su trayectoria profesional, ha facilitado procesos de diálogo tanto entre representantes de Estados con situaciones conflictivas como entre gobiernos y organizaciones de la sociedad civil con temas en disputa.

¿Qué opinas de la 'mediación' que viene conduciendo la Iglesia Católica?

Que no es todavía una mediación ni mucho menos una negociación. Son conversaciones, en este caso iniciadas por el gobierno, cuando decidió acudir a la Iglesia Católica para que colaborara en implementar iniciativas que oxigenaran la tensa situación a la que había llegado con la aplicación de la espiral represiva previa.

Es importante definir las cosas con claridad, porque en este tema de resolver conflictos cada concepto es muy preciso. Cuando las personas o periodistas usan indistintamente términos como negociación y mediación para lo que no pasa de ser una conversación, se crean expectativas falsas que pueden venirse abajo de golpe. El gobierno de Zapatero conversaba —no negociaba— con ETA hace algún tiempo, pero la prensa y hasta algunos funcionarios hablaban de diálogos y negociaciones cuando no se pasaba de conversaciones sobre temas puntuales para conocer mejor las posturas de ambos.

Un bombazo en la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas los hizo aterrizar. Una de las causas de aquel atentado fue que otros líderes de ETA consideraron que el gobierno no permitía avanzar en las "negociaciones", y quisieron dejar constancia de su desagrado asesinando a más personas. Al parecer, nadie les había aclarado de forma inequívoca que aquello no era una negociación, sino conversaciones para decidir si luego podría negociarse una fórmula de solución.

En Cuba, vemos que la Iglesia Católica conversa con el gobierno por iniciativa de éste (que decidió escogerla de interlocutora después de que Fariñas rechazara hablar con el Consejo de Iglesias). La Iglesia Católica ha aceptado actuar como intermediaria —que no es lo mismo que "mediadora"— para comenzar a comunicar a algunos de los otros actores en este conflicto (a los que el cardenal Ortega nunca ha escuchado seriamente antes, ni representa formalmente) lo que dice, quiere o decide la cúpula gubernamental en relación con ellos.

El que el gobierno escuche las opiniones de la Iglesia en esas conversaciones le concede una condición adicional de consultora a esta institución, además de la de fungir como mensajera oficial. Lo cual no es insignificante, si realmente la escuchan en vez de solamente oírla. La Iglesia, por cierto, no es el cardenal. Pero la ausencia de compromisos definitivos y precisos, la ausencia de un calendario para continuar esas reuniones bilaterales (que ocurren solamente cuando el gobierno decide convocarlas), y la inexistencia de plazos fijos para cumplir sus promesas, indica la precariedad y limitaciones que todavía tiene esa interlocución.

¿Puede confiarse en la Iglesia o en el gobierno?

En cualquier situación de conflicto los actores combaten o dialogan, pero siempre en defensa de sus intereses básicos. Los diálogos en los conflictos no se producen entre angelitos ni se espera que, como resultado de ellos, los viejos enemigos salgan amándose. Lo que se pretende cuando se "ensaya" un diálogo —esa es la mejor palabra, porque todo diálogo es un experimento que puede fracasar— es que las partes busquen el modo de acomodar algunas necesidades vitales y se hagan corresponsables de un plan consensuado para avanzar hacia un nuevo comienzo, hacia el futuro.

Como ya dije antes, aquí todavía no hemos llegado ni siquiera a un diálogo. Lo que puede fracasar, aunque ya han dado sus primeros frutos, son las todavía precarias conversaciones entre la Iglesia y el Estado. Creo que la Iglesia está haciendo un esfuerzo —ya que le han dado esta oportunidad— para convencer al Estado de que sus rígidas posturas son contraproducentes y de que debe cambiarlas por otras más flexibles que protejan mejor sus intereses vitales en la actual coyuntura. En ese sentido, si bien nadie le ha conferido el poder de ser su representante, la Iglesia está siendo vocera del clamor popular por cambios estructurales de envergadura.

He aquí otro asunto que requiere precisión. Hay que saber distinguir entre la defensa de posiciones y la defensa de intereses esenciales.

El interés estratégico del gobierno es permanecer en el poder. Así lo entiende hasta ahora, aunque podría redefinirlo en el futuro. Hasta hace poco su postura era la de jugar a la línea para proteger ese interés: "no suelto a los presos, no cedo ante Fariñas, no permito que las Damas de Blanco tomen la calle, no accedo a la visita del relator especial de la ONU sobre las torturas y detenciones arbitrarias". Ahora hay indicios de que, sin cambiar todavía su actual definición de lo que constituye su interés estratégico (mantenerse en el poder), puede que estén reconsiderando si, en las actuales circunstancias, la línea dura e intolerante es la que mejor servicio les presta.

Eso no es nuevo. Fidel aplicó la línea dura para enfrentar el impacto de la caída de la URSS y la mantuvo hasta 1994. Después del Maleconazo —aunque no sólo por ese motivo— decidió no continuar escalando el conflicto con una población que, angustiada, reclamaba cambios o intentaba escapar a EE UU. Finalmente cedió a una apertura reformista controlada que pudiera revertir más tarde, como sucedió gradualmente a partir de febrero de 1996.

Por otro lado, la misión de la Iglesia es servir al prójimo, pero considera también que su interés estratégico en el orden institucional es adaptarse y sobrevivir ante circunstancias adversas, por lo que a veces su misión toma un perfil matizado y prudente en aras de salvar la institución para mejores tiempos. Pero aquí también —al igual que en el gobierno cubano— hay quienes opinan (obispos, sacerdotes, creyentes) que esa postura es insostenible en situaciones extremas como las que hoy se viven en Cuba, y que mantener una línea de excesiva prudencia puede comprometer el futuro de la institución si la gente termina alejándose de la Iglesia porque se decepciona con sus posiciones timoratas.

Como ves, no sólo Raúl Castro tiene que enfrentar la presión a favor de cambios que proviene de sus bases, también el cardenal Ortega tiene que hacer frente a quienes le reclaman un mayor activismo social. Al final, lo que vemos es que hay diferentes maneras de apreciar —entre feligreses y militantes— cómo se sirve mejor a los intereses institucionales y estratégicos de la Iglesia Católica y del PCC.

¿De qué depende que se abra una nueva fase?

Una cosa es la mentalidad y otra las posiciones. Si el gobierno no cambia su mentalidad cualquier cambio de posición será un movimiento táctico y transitorio. Podría vivirse una fase efímera de mejoras que luego retrocedería si el gobierno llegara a creer que puede revertirla. Fidel cambió de posición en 1994 respecto a los mercados campesinos, el cuentapropismo y la cesión de espacios para el debate. Pero nunca cambio de mentalidad. Lo veía, no como un mejor camino, sino como un movimiento táctico, una engañifa que luego corregiría cuando el agua —que entonces le llegaba a la nariz— bajara de nivel. Luego, burlándose de quienes lo alentaron a emprender reformas, dijo haberlos escuchado con la paciencia de Job y la sonrisa de la Mona Lisa. Desde el inicio él tenía decidido lanzar una contrarreforma en cuanto se liberara de la presión del momento.

La situación financiera, económica y social del país es hoy nuevamente crítica. No tuvo por qué ser así. La historia nunca es lineal. En el presente siempre se anidan diferentes proyectos de futuro. El hecho de que se materialice uno u otro depende las opciones que tomemos. En 1996, Fidel las tomó por todos sin consultar a nadie. Se ha regresado a esta grave situación, porque Fidel Castro volvió a apostar irresponsablemente por la posibilidad de que un nuevo mecenas (Venezuela) sustituyera a la URSS y pudiera sostenerse un régimen de producción y gobernabilidad totalmente obsoleto e ineficaz con subsidios externos.

A la actual situación se le sumó —al igual que en 1994— la presencia de protestas diversas (no sólo las de los grupos disidentes y de oposición), que en ciertas circunstancias podrían haber catalizado, aun sin proponérselo, algunas explosiones sociales. El gobierno quiso aplastarlas, pero erró en sus cálculos. Las Damas de Blanco y de Apoyo no se amedrentaron con el acoso de las turbas, ni Fariñas abandonoó su huelga de hambre tras la declaración pública de Raúl Castro de que lo dejaría morir sin ceder a sus demandas.

No sólo fueron llamados discretamente a capítulo por algunos de sus amigos, o acusados públicamente por miembros de la izquierda internacional, sino que sus propias bases internas rehusaban dar el aval o participar en aquellos actos fascistas. La gente se negó a firmar cartas que ampararan aquella barbaridad, o a unirse a los actos de repudio pese a que lo habían hecho en el pasado. Cada vez más militantes se expresaban demandando cambios reales y denunciando el inmovilismo y la corrupción imperantes. Los periodistas independientes no se amilanaron y se multiplicaron por todo el país, transformando una sociedad cerrada en otra cada vez más abierta al escrutinio. De alguna manera, las autoridades se percataron de que escalar el conflicto los aislaría cada vez más.

¿Eres de los que opina que el gobierno cubano nunca cede bajo presión?

Con todo respeto para los que sinceramente creen esa falacia, la actuación del gobierno demuestra —contrario a lo que afirman sus discursos— que siempre cede cuando se conjugan la crisis económica, financiera y social, y peligra el consenso interno sobre cómo proceder en esas circunstancias. Una vez que cree haberse librado de esas presiones y trascendido la crisis, vuelve a actuar del mismo modo. Hasta ahora ha capeado esas coyunturas con ajustes temporales en sus posiciones, pero no rectificando su mentalidad.

Liberar gratuitamente al gobierno de todas las presiones internas y externas, sin que haya dado muestras fehacientes de dar los primeros pasos para corregir su mentalidad, sería —a mi juicio— un grave error.

Si ahora el gobierno estuviese dispuesto a cambiar de mentalidad, y no sólo de tácticas, podría demostrarlo cambiando las leyes migratorias, suprimiendo la criminalización de la opinión, cancelando las leyes de peligrosidad, permitiendo la autonomía económica de los ciudadanos, respetando su libre asociación en defensa de derechos básicos, y de muchas otras maneras. La vida nos dirá si la excarcelación de los presos es una táctica o es la primera señal de un cambio de mentalidad.

Si bien me alegra, también me preocupa el hecho de que el gobierno seleccionara, para hacer su primera concesión importante, un tema demandado por gobiernos extranjeros (EE UU / Unión Europea), que son los que pueden beneficiarlo grandemente a cambio de ese gesto.

El gobierno pudo haber dado un paso paralelo que fuese favorable a las demandas más reiteradas por la población –—derecho de libre empresa, supresión de los permisos de salida y entrada al país, acceso a internet, etc.—, pero prefirió ceder primero a quienes pudieran darle acceso a mejores condiciones de financiamiento y mercados. ¿Han cambiado su mentalidad y comprendido que sólo una reforma estructural radical puede sacar el país adelante? No lo sé.

¿Están jugando a crear nuevas expectativas de cambio con un gesto humanitario hacia un grupo de presos cuyas plazas pueden ser cubiertas mañana por nuevos detenidos mientras no se cambien las leyes vigentes? Pudiera ser. Tal vez sí, tal vez no. Veremos.

Y aclaro, para evitar confusiones: con esta explicación no estoy abogando por minimizar lo que ha venido ocurriendo en días recientes, ni propongo adoptar una postura de absoluto inmovilismo o de desprecio ante cualquier gesto gubernamental. Nada de eso. Deben apoyarse las conversaciones y tratar de que ellas se extiendan a otros interlocutores hasta transformarse en diálogo nacional de múltiples carriles. Deben corresponderse los pasos del gobierno con otros —cuidadosamente pensados y calibrados— para motivarlo a seguir avanzando en la dirección correcta. Tanto el inmovilismo que emana de un total escepticismo como la ingenuidad desmedida que hace caso omiso de las anteriores experiencias son peligrosos consejeros en esta hora.

¿Por qué pasa esto ahora?

No hay que ver sólo a los actores, sino el contexto en que se mueven. Esto ha sucedido porque se conjugaron una serie de situaciones. Primero, la incapacidad del gobierno para comprender y asumir la necesidad de cambios estructurales. Segundo, el impacto destructivo que su inmovilismo ha tenido sobre la realidad material y espiritual de la sociedad cubana.

Tercero, la imposibilidad de explicar los problemas acudiendo al expediente de acusar por todo al "bloqueo" de EE UU, que hoy es el quinto socio comercial de Cuba y provee el 80% de todas las importaciones de alimentos (las que representan, a su vez, el 80% de todos los alimentos que consumen los cubanos).

Cuarto, la emersión de un consenso negativo en contra del actual statu quo que atraviesa a toda la sociedad cubana, incluyendo al gobierno y sus funcionarios en todos los niveles. Quinto, la audacia y disposición de sacrificio de diversos actores de la disidencia y oposición, como Orlando Zapata Tamayo, las Damas de Blanco, Guillermo Fariñas, los presos políticos, los reporteros independientes.

Sexto, la decisión de muchos militantes y personas "integradas" al sistema de rehusar prestarse para cualquier infamia, y su creciente voluntad de reclamar cambios sin temor. Séptimo, la presencia en la Casa Blanca de una Administración que evita la retórica altisonante y se ha venido caracterizando por hacer concesiones que puedan favorecer al cubano de a pie —como en los temas de los viajes y remesas—, mientras mantiene la presión sobre el Estado cubano. Y, por último, la desgracia de haber sufrido pérdidas por más de diez mil millones de dólares por desastres naturales en 2008.

Nunca como hasta ahora el sistema había quedado tan desnudo en toda su incompetencia e inviabilidad. Nunca como hasta ahora tantas personas habían comenzado a perder el miedo, a reclamar sus derechos y a exigir cambios.

¿Quién crees que ganó en esta ronda?

Coincido 100% con Fariñas: la ganó Cuba. Cada paso sensato es un triunfo para el que lo pide, pero también para el que lo da. Como bien ha dicho, han ganado víctimas y victimarios en esta ronda. Pero, si bien no hay perdedores, sí hay héroes indiscutibles de estas jornadas. Se llaman Zapata Tamayo, Guillermo Fariñas, Damas de Blanco y presos políticos. Sin su determinación, inteligencia y coraje no habrían ocurrido estas excarcelaciones.

¿Crees que el papel de Moratinos y de Lula fue decisivo en la excarcelación?

¿Es una broma?

¿Hay condiciones para levantar la Posición Común europea o las restricciones de viaje a los estadounidenses?

No lo creo. Se requiere de una unanimidad que Moratinos no parece poder alcanzar en el momento actual. Tampoco veo factible por ahora el levantamiento de las restricciones de viaje a los estadounidenses, cualquiera que sea la valoración que se tenga de ese debate. Como dije antes: La Habana tendría que dar pasos más allá de este gesto humanitario coyuntural para poder cambiar la actual ecuación de fuerzas en Washington o Bruselas.

¿Fidel Castro ha aparecido casual o premeditamente en estos días?

Con él nada es casual.

¿Alguna sugerencia?

De las cosas positivas que ha facilitado la Iglesia Católica en días recientes, una de las más valiosas ha sido el propiciar una discusión, respetuosa pero franca, durante la Semana Social Católica, sobre temas clave como el posible papel de la diáspora en la recuperación económica y la necesidad de avanzar hacia diálogos reales —no los usuales montajes mediáticos— que permitan acercarnos a la reconciliación nacional. Eso ha sido tan importante como ayudar a tramitar la excarcelación de los presos políticos.

Varias personas que viven en Cuba y otras que han visitado la Isla recientemente me habían repetido que la gente, a todos los niveles, se siente derrotada y dice que "no hay salidas". El deber de la diáspora —que incluye pero rebasa lo que propiamente puede llamarse el exilio cubano— es demostrar con propuestas concretas que sí las hay, y ponerlas en la mesa.

Me abstengo de dar recomendaciones a los actores en la Isla. Recomiendo a la diáspora cubana estar preparada para tener algo que proponer en conversaciones que, en cualquier momento, pudieran darse con los cubanos del destierro.

4 Comments:

At 12:55 p. m., Blogger PPAC said...

Saludos Simon Jose Marti Bolivar

Favor:
Escríbeme al correo
pedropac49@ gmail.com

con tu nombre real para saber que es tuyo.

 
At 6:22 p. m., Blogger Pedro Rholax said...

Excelente post.

 
At 12:43 a. m., Anonymous Anónimo said...

Oye, Baracutey, estoy buscando a alguien que me diga del cesanteo de un millon de personas que ocurrio en Cuba recientemente y nadie me puede(o quiere) decir. Sabes tu algo de eso? Es importante saberlo.

 
At 1:42 a. m., Blogger PPAC said...

Hay algo de eso en uno de los discursos del Primero de Mayo de este año ensLa Plaza; no se fi fue en el del Secretario General de la CTC o en el de Raúl Castro. Creo que fue el de la CTC, pero no estoy seguro.

 

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