jueves, julio 15, 2010

La oposición interna en Cuba ante su destino histórico

Tomado de http://hypcuba.wordpress.com


La oposición interna en Cuba ante su destino histórico



Por Elías Amor Bravo
Julio 13, 2010


Hoy es un día de gran felicidad para los que creemos en la libertad. Los primeros presos políticos cubanos liberados por un régimen desbordado por una oposición interna cada vez más firme y bien dirigida en sus objetivos, han llegado al aeropuerto de Madrid. Felicitaciones para ellos. Ojalá la experiencia de exilio sea corta y que muy pronto puedan volver a sus ciudades para seguir viviendo donde ellos quieren, rodeados de los suyos y en libertad.

No hace falta rascar mucho para descubrir que el régimen castrista se encuentra sometido a una gran presión, y para salir del atolladero no se le ocurre otra cosa que sacar a Fidel Castro en televisión para que ofrezca un espectáculo realmente lamentable, con una serie de disquisiciones que rayan en la paranoia sobre una futura e inmediata guerra mundial con bombas atómicas y demás.

Y Randy Alonso, el presentador, con su rostro agridulce y comprensivo, y los otros dos interlocutores, que se les supone alguna inteligencia, se limitan a asentir y aplaudir toda la serie de insensateces que dice el octogenario dictador, convertido en analista internacional y vestido de manera informal, como si se tratase de ese abuelito entrañable que no tiene nietos a los que comprar golosinas.

Un abuelito que, no conviene recordar, ha encerrado en prisión a miles de inocentes, ha alimentado el odio y la delación entre su pueblo hasta provocar el exilio de más de dos millones y se ha dedicado toda su vida a alimentar falsas creencias de un hombre nuevo, inspirado en el criminal más sangriento de la historia, un médico de origen argentino, cuyo rostro en los billetes emitidos por el Banco de Cuba sigue provocando ese escalofrío de quién se sabe el dueño de las armas y cómo usarlas en su propio beneficio.

Y esto es lo que nos queda del régimen castrista. Poco más. Una economía en bancarrota que se financia con los dólares de Chávez, cuyos problemas internos le han debido de obligar a encender la luz roja de búsquense la vida por donde puedan. Sin referentes internacionales, sin ideología para compartir, sin socios estables y que en los que confiar, creen en Moratinos, sin darse cuenta de que en cualquier momento les traicionará, y yo me alegraré de ello. Y para colmo, dialogan con la Iglesia católica, el enemigo histórico, la que fuera expulsada en barcos al poco tiempo de la revolución, la que sufrió confiscaciones y pérdida de patrimonio, y la que, en cualquier momento, también les puede devolver el daño hecho, por mucho que la doctrina de la otra mejilla se encuentra descontada en todo este proceso.

Tan sólo hay que confiar en que la oposición interna consiga sus objetivos democráticos. Que continúe presionando a ese dirigente que no se siente afectado por la muerte en prisión de Zapata Tamayo y se lo toma a risa con Lula de Silva. Que la oposición democrática cubana prosiga su campaña de liberación de presos, que aun cuando no puedan permanecer en el país, tengan la mano extendida de un país que, como España, los va a acoger de buen grado. Que se vaya cerrando la tenaza sobre la dictadura comunista, que sus innumerables contradicciones provoquen el definitivo enfrentamiento interno, y que todo desaparezca arrasado por esas aguas torrenciales que llegan a Cuba en esta época del año.

Esa oposición interna a la que tenemos que reivindicar todos los días. Que nos pide ayuda, que nos dice abiertamente que debemos en Europa mantener la Posición Común, porque es una corriente de aire fresco que remueve al régimen. Que nos pide estímulo para continuar con su labor, simpatía, coincidencia. Mal haríamos los demócratas españoles si en esta singladura tomamos demasiado partido por los que defienden el régimen castrista. No es bueno que las democracias dialoguen con las dictaduras, aun cuando ello suponga liberación de presos políticos injustamente encarcelados, lo que siempre vamos a celebrar. Pero en la orientación al final de todo este proceso, hay que tomar partido, y qué duda cabe que la oposición interna es el interlocutor cualificado, el que debemos mantener con ilusión. Ese es el reto, y a ello nos vamos a implicar.